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Expertos en cooperación internacional abogan por la dignidad, la salud mental y el derecho a crecer de la infancia en contextos vulnerables

La segunda mesa del V Congreso de Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial, El desafío de crecer, celebrada este jueves, ha reunido a profesionales de distintas especialidades médicas y humanitarias que han compartido experiencias y reflexiones sobre los retos que enfrentan millones de menores en todo el mundo. Desde la salud mental en zonas de conflicto hasta los cuidados paliativos pediátricos, las ponencias han puesto el foco en la dignidad, la equidad y el derecho a crecer en condiciones seguras.

La mesa ha estado moderada por la Dra. Carmen Hernández, cirujana, profesora de la Universidad Complutense, codirectora de la Cátedra en Salud Global y Cooperación Internacional y directora del proyecto de Cirugía en Turkana. La Dra. Hernández ha introducido el debate resaltando la enorme vulnerabilidad de la infancia y la adolescencia en contextos de pobreza, guerra o desplazamiento, y ha recordado que “la pobreza no solo limita lo que un niño tiene, sino lo que puede llegar a ser”. Además, ha invitado a reflexionar sobre cómo acompañar el crecimiento físico, emocional y humano de los menores que crecen sin acceso a salud, educación o seguridad, destacando que “crecer debería ser un derecho, no una carrera de obstáculos”.

A su vez, el dermatólogo Omar López, que ejerce en A Coruña y Lugo y colabora con la Asociación DERMALAWI y la Fundación Pablo Horstmann, ha compartido su experiencia en África Oriental, donde ha trabajado en Kenia, Etiopía y Malaui. A través de diversos casos clínicos, ha mostrado la realidad de las enfermedades cutáneas en contextos con pocos recursos, desde infecciones graves en recién nacidos hasta lesiones por quemaduras o patologías derivadas de la malnutrición. El Dr. López ha destacado la importancia de la atención médica oportuna y de los cuidados que aportan dignidad al paciente, incluso cuando no es posible curar. “Tratar una dermatitis atópica en una niña o enseñar a un adolescente con linfedema a cuidar sus heridas también es devolverle dignidad”, ha señalado, incidiendo en que con medios muy básicos es posible mejorar la calidad de vida de muchas personas en países con graves limitaciones sanitarias.

Por su parte, el doctor José Mª Ruiz Tudela, responsable de Cuidados Paliativos en Médicos con Iberoamérica (IBERMED) y de Cooperación del Colegio de Médicos de Cádiz, ha puesto de relieve la enorme necesidad de cuidados paliativos pediátricos en el mundo, especialmente en países con recursos limitados. Así, ha recordado que más de 21 millones de niños requieren este tipo de atención y que menos del 10% la reciben. En muchos lugares, ha lamentado, “los niños mueren con dolor y sin atención, simplemente porque no existen los medios ni los profesionales formados”. Igualmente, ha compartido experiencias en países como Guatemala, Honduras o el Sáhara Occidental, donde apenas hay servicios especializados, y ha destacado el papel de organizaciones como Paliativos sin Fronteras en la formación de personal local. También ha hecho hincapié en los cuidados paliativos perinatales y en la atención a las familias, especialmente en contextos de conflicto o pobreza extrema, donde “morir dignamente sigue siendo un derecho pendiente para demasiados niños”.

En la misma línea, el doctor Pere Barri Soldevila, especialista en Ginecología y Obstetricia y referente en la reconstrucción genital, ha intervenido de forma online para abordar el impacto de la mutilación genital femenina y las posibilidades de reconstrucción. Desde la Fundación Dexeus, ha recordado que esta práctica, aún frecuente en numerosos países africanos, “no entiende de fronteras ni religiones” y provoca graves secuelas físicas y psicológicas, también en mujeres que viven en España. Barri ha explicado que la reconstrucción es posible en todos los tipos de mutilación y que su equipo ha realizado ya cerca de 200 intervenciones con resultados muy positivos, tanto anatómicos como funcionales. “Restaurar el aspecto y la función no es solo una cuestión médica, sino de dignidad y salud mental”, destacando cómo muchas pacientes han recuperado su autoestima y su calidad de vida tras la cirugía”, ha concluido.

A continuación, el Dr. Ricardo Angora, psiquiatra, psicólogo y médico cooperante de Médicos del Mundo, ha analizado el impacto del conflicto en Gaza sobre la salud mental infantil y juvenil. Ha recordado que casi la mitad de la población gazatí tiene menos de 18 años y que la violencia continuada desde 2007 ha marcado el desarrollo emocional de toda una generación. En este sentido, ha denunciado que “un tercio de las víctimas son niños o adolescentes” y ha descrito cómo la pérdida de familiares, hogares y rutinas escolares está generando graves trastornos de ansiedad, trauma y duelo colectivo entre los menores. El cooperante de Médicos del Mundo ha remarcado la urgencia de crear espacios seguros y programas psicosociales para atender a esta población, además de la necesidad de reconstruir los centros de salud mental destruidos y formar a nuevos profesionales. Finalmente, ha insistido en la importancia de intervenir precozmente para evitar trastornos de estrés postraumático y en el deber ético de los sanitarios de implicarse ante situaciones de injusticia. “Luchamos contra todas las enfermedades, incluida la injusticia”, ha recordado, citando el lema de Médicos del Mundo.

Finalmente, Ariadna Pérez, psicóloga especializada en infancia y adolescencia y trabajadora humanitaria, ha cerrado la mesa con una intervención centrada en los efectos de las catástrofes y crisis humanitarias sobre la salud mental infantil. Ha recordado que en contextos como Gaza, pero también en tantos otros donde ha trabajado, los niños crecen rodeados de miedo, pérdidas y privaciones que alteran profundamente su desarrollo emocional, físico y social: “Despertarse, comer, jugar, aprender y dormir deberían ser las rutinas de cualquier niño”, ha señalado, “pero en estos escenarios todo eso se ve interrumpido por las bombas, el hambre, la pérdida de seres queridos y la ausencia de espacios seguros”.

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