Un informe internacional advierte que la drástica reducción del financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) podría causar más de 14 millones de muertes evitables para el año 2030.
El estudio, publicado en la revista The Lancet, revela el enorme impacto que ha tenido la financiación de USAID en la reducción de la mortalidad global durante las últimas dos décadas y lanza una fuerte advertencia sobre las consecuencias de los recientes recortes presupuestarios anunciados por la administración estadounidense.
La investigación, liderada por científicos de Brasil, España, Mozambique y EE. UU., evaluó datos de 133 países desde 2001 y proyectó escenarios futuros hasta 2030. Los resultados muestran que, entre 2001 y 2021, los programas financiados por USAID evitaron más de 91 millones de muertes, incluyendo 30 millones de menores de cinco años. Se destacan reducciones significativas en la mortalidad por VIH/SIDA (65%), malaria (51%) y enfermedades tropicales desatendidas (50%).
Sin embargo, las proyecciones del estudio son alarmantes. Si los recortes del 83% en los programas de USAID se mantienen, como estipula la orden ejecutiva 14169 emitida en enero de 2025, se podrían producir más de 14 millones de muertes adicionales, incluyendo 4,5 millones de niños menores de cinco años antes de 2030.
Los investigadores destacan que estos recortes no solo afectarían directamente a los programas de salud, sino también a intervenciones clave en educación, nutrición, agua potable y saneamiento, lo que agravaría aún más los impactos sobre la salud pública. La interrupción de programas como PEPFAR (VIH/SIDA), la Iniciativa contra la Malaria y las ayudas alimentarias del Programa Mundial de Alimentos ya está teniendo efectos devastadores en regiones como la de África subsahariana.
El estudio concluye que la retirada del apoyo de USAID podría revertir décadas de avances en salud y desarrollo humano, dificultando seriamente el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente la meta de reducir la mortalidad infantil por debajo de 25 muertes por cada mil nacidos vivos.