Entrevista con Alejandro Cercas, miembro del Comité de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo
“Quiero fortalecer con la OMC una línea de trabajo conjunta para conseguir el ‘no’ a una propuesta que puede convertir al médico en un ‘lumpem proletariado’”
Alejandro Cercas se enfrenta a una de las batallas políticas más difíciles en estos momentos, como es impedir, casi en solitario, que el proyecto de modificación de la Directiva Europea 2003/88 relativa a la ordenación del tiempo de trabajo prospere. Cercas, como ponente de este tema, acaba de entregar un nuevo informe, donde vuelve a argumentar su rotundo rechazo a la iniciativa porque como dice literalmente “líquida a Europa”. Es consciente de la dificultad de reunir los 394 votos necesarios para impedir que la propuesta impulsada, fundamentalmente desde Reino Unido y Alemania, salga adelante. La tarea, como dice, consiste ahora en ir ganando diputado a diputado, para lo cual pide la colaboración de la profesión, a través de organizaciones como la Organización Médica Colegial
Madrid, 22 de octubre 2008 (Redacción)
- ¿En qué momento del proceso de negociación se encuentra el proyecto?
- En este momento, ya ha pasado el trámite del Consejo, donde hemos perdido la minoría para bloquear la iniciativa, y ahora está en el trámite del Parlamento. Ahora lo que toca es construir una mayoría en el Parlamento contra la propuesta, de cara al próximo 17 de diciembre, cuando se procederá, en torno a las 12’00 h a la votación del pleno. Tenemos que conseguir más de un centenar de votos del Partido Popular europeo, a los que sumaríamos los más de 200 votos por parte de los socialistas, además de convencer a los comunistas que sólo quieren oír hablar de 35 horas. Para conseguir la mayoría en el Parlamento europeo necesitamos que muchos diputados desobedezcan las órdenes de sus Gobiernos nacionales.
- A tenor de los acontecimientos parece que España se ha quedado, prácticamente, sola, si acaso con el apoyo de Grecia, en la lucha frente a la iniciativa ¿Qué sensación le produce esta situación?
- He de reconocer que, desgraciadamente, la iniciativa goza de una mayoría inmensa en el Consejo de ministros europeo, y que ni siquiera hemos conseguido mantener la minoría que bloquea esta modificación de directiva. Sin embargo, España se ha mantenido en su posicionamiento, incluso siendo consciente de su ‘soledad’ en esta lucha. Sin embargo, no vamos a desistir. Ahora de lo que se trata es de ir ganándose diputado a diputado. En ese sentido, estamos trabajando con el Partido Popular europeo, que es el que tiene la mayoría en el Parlamento. El responsable del PP europeo para este asunto es un ex ministro portugués de Trabajo, José Silva Pereda, que está trabajando espléndidamente con muchas ayudas por parte de los diputados del Partido Popular español.
- Sin embargo, en algún momento se ha dudado de la defensa de esta cuestión por el Gobierno español,…
- Me parece injusto reprocharle al ministro de Trabajo Corbacho que no haya estado en su sitio, refiriéndose a su actuación en el Consejo de Ministros europeos del pasado 16 de junio. Es verdad que fue su primer Consejo y se ha entendido como que España se abstuvo y que no votó en contra, pero en realidad no se votó sino que se trató, sobre todo, de un debate político. Posteriormente, en septiembre, cuando se oficializó la posición, España se ha mantenido firme pese a lo difícil que es hacerlo en mínima minoría, y el ministro Corbacho lo ha hecho, por tanto, no tengo que hacerle ningún reproche.
- Es cierto que dentro de España se están realizando muchas presiones frente al proyecto, ¿qué le parece cómo están actuando las organizaciones profesionales? ¿Qué tipo de aportación les pediría en estos momentos?
- Estamos haciendo un trabajo muy amplio con los sindicatos de clase, puesto que buena parte de la modificación de la directiva va en contra de los derechos individuales y colectivos de los trabajadores. También está resultando muy satisfactoria la labor de organizaciones profesionales y sindicales médicas, porque hay que reconocer que es uno de los colectivos más afectados. En concreto, he de decir que la Organización Médica Colegial está desarrollando un trabajo espléndido, sobre todo de difusión de la problemática que se cierne en torno a los profesionales y sobre el conjunto de los ciudadanos. Esto me entusiasma porque se ha comprendido que no se trata, simplemente, de un debate de los políticos sino que es una lucha para que los trabajadores no retrocedan un siglo en sus condiciones laborales.
- En concreto, ¿qué relación está manteniendo con la Organización Médica Colegial?
- Precisamente, con la OMC quiero fortalecer una línea de trabajo conjunta, en los próximos días. No hay que olvidar que España tiene mucho peso en las organizaciones médicas internacionales y tenemos que avanzar en el terrero europeo: con franceses, portugueses, alemanes, eslovenos, etc. Tengo constancia de que muchos eurodiputados ya han recibido de sus organizaciones profesionales un “santo y seña”, y es que las organizaciones médicas lo que tienen es que hablar y acercarse a todas las fuerzas políticas con representación en Europa. Cada uno de los votos tiene un valor porque el asunto se va a dilucidar por un margen muy estrecho, y hay que tener en cuenta que cada diputado vota bajo su criterio, sin disciplina firme.
- En el peor de los casos, descríbanos cómo asumiría España la modificación de la directiva sobre tiempos de trabajo
- Con respecto a la cláusula “opt-out”, es decir, cláusula de renuncia voluntaria a la jornada máxima, para su aplicación se necesita una Ley nacional, y sin el visto bueno del Parlamento no podría prosperar. Desde mi punto de vista es más preocupante la incidencia que puede tener el cambio de algunas definiciones, como el concepto de guardia, que se divide en tiempo de trabajo y de no trabajo, porque hay más riesgo de que se aplique en España, y ahí las organizaciones profesionales tendrían que estar muy activas para frenarlo.
- Realmente, ¿las consecuencias de su aplicación pueden resultar “dramáticas” para el colectivo médico?
- Está demostrado que el trabajador que realiza más de 50 horas semanales pone en riesgo su salud y también la conciliación de su vida familiar y laboral, algo reconocido, incluso por las autoridades europeas. Todo esto forma parte del drama que se le puede originar a la profesión médica, al ser una de las más afectadas por estos cambios que se persiguen. Se elimina la dignidad de su trabajo, se descalifica su labor en las guardias, lo cual puede conducirles a convertirse en un “lumpem proletariado”, sin derechos. Por tanto, es ahora cuando hay que ser activos, porque si nos mantenemos en silencio luego no nos podremos quejar.
- En su opinión, ¿existe algún problema de fondo que se quiera tapar con esta propuesta?
- En el caso de la profesión médica, no creo que el problema radique, realmente, en que no haya médicos, sino en el coste de las horas de guardia. Los ministros de Sanidad son los principales empresarios del sector sanitario y actúan mucho más como empresarios que en sus otras facetas. Sin embargo, el sistema opt-out es propio de una economía tercermundista, y en Europa no podemos ir hacia atrás, y es evidente, o avanzamos todos o retrocedemos todos, y si esto prospera, habremos retrocedido 50 años, por lo menos. No habrá trabajo decente en España, si no lo hay en el resto de países europeos.