Miércoles, 27 Septiembre 2023

El tabaco adelanta en ocho años el riesgo de infarto en los hombres y en casi catorce en las mujeres

02/09/2008

Según un estudio noruego presentado en el Congreso Europeo de Cardiología donde se evaluaron a 1.784 pacientes que habían sido ingresados a causa de un infarto de miocardio. Los expertos apuntan que factores como hormonales, genéticos y metabólicos podrían explicar por qué las mujeres son más susceptibles a los efectos dañinos del tabaco.

Madrid, 3 de septiembre de 2008. (redacción)

El tabaco adelanta el riesgo de padecer un infarto de miocardio, aunque la diferencia entre hombres y mujeres es de casi el doble ya que, mientras que los fumadores pueden sufrirlo una media de 8 años antes, en las mujeres que fuman el riesgo puede aparecer hasta casi 14 años antes, según los resultados de un estudio realizado por expertos de Innlandet Hospital Trust Lillehammer en Noruega, y que ha sido presentado en el Congreso Europeo de Cardiología que se acaba de celebrar en Munich.

En el trabajo, los especialistas evaluaron los datos de 1.784 pacientes que habían sido ingresados en el centro a causa de un infarto de miocardio entre 1998 y 2005, y observaron que las mujeres fumadoras habían padecido este problema cardíaco de manera prematura 13,7 años antes, mientras que en los hombres tan sólo 6,2 años antes de lo habitual.

En este sentido, señalaron que la edad media de hospitalización a causa del primer infarto de miocardio era de 72,2 años para los no fumadores, y de 63,9 para los hombres que fuman, con una diferencia de 8,3 años entre los dos. Por otro lado, la media de años para las mujeres era de 80,7 años en las no fumadoras, y de 66,2 años para aquellas que sí consumían tabaco, con una diferencia de 14,4 años.

Según afirmaron los expertos, los hábitos han cambiado en las últimas décadas, ya que los hombres han reducido de manera considerable el consumo y, sin embargo, las mujeres fuman más. A su vez, añadieron que ciertas diferencias entre ambos sexos, como las hormonas, la genética y los factores metabólicos podrían explicar por qué las mujeres son más susceptibles a los efectos dañinos del tabaco.