Médicos y Pacientes entrevista a la doctora Felicidad Rodríguez, miembro de la Comisión de Ética y Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC), con motivo de la publicación de la Monografía “Deontología médicas desde la perspectiva de género”, un documento publicado por el Observatorio de Género y Profesión de la OMC con motivo del Día Mundial de la Mujer, que ella ha coordinado.
La doctora en Medicina y Cirugía y profesora en la Universidad de Cádiz considera que la perspectiva de género es necesaria “para cumplir con el mandato deontológico de una asistencia de calidad para todos y en condiciones de igualdad”. La monografía está disponible en la página web del Observatorio.
¿Cuál es el objetivo de este documento elaborado por el Observatorio de Género de la OMC?
Fundamentalmente el de servir de ayuda a todos los médicos en la reflexión sobre la importancia de la igualdad de género para el cumplimiento de nuestras obligaciones deontológicas. Hay que tener en cuenta que el Código de Deontología es la clave sobre la que se sustenta la autorregulación de nuestra profesión al tiempo que expresa su compromiso con la sociedad a la que sirve. El Observatorio de Género de la OMC ya señaló en el 2023 que el 44,5% de las personas consultadas reconocía haber vivido o visto situaciones de desigualdad en la profesión, o que las mujeres tienen el doble de contratos interinos y temporales frente a los hombres. Obviamente, ello tiene su trascendencia y su repercusión en el cumplimiento de normas deontológicas de nuestro Código, como es la obligación de velar por la calidad y el mantenimiento de los principios éticos en el sistema sanitario. Y tanto la equidad como la justicia son principios éticos que debemos asegurar. De la misma manera que tenemos que asegurar una asistencia de calidad y en condiciones de igualdad y, en no pocas ocasiones existen sesgos de género, a menudo inconscientes, que pueden distorsionar ese cumplimiento.
El documento pretende poner de relieve algunos de estos sesgos de manera que se puedan combatir desde las administraciones sanitarias, pero también desde la propia profesión.
¿Qué principales conclusiones puede sacar quién lea este documento?
Que la perspectiva de género es fundamental para cumplir con el mandato deontológico de una asistencia de calidad para todos y en condiciones de igualdad. La Profesora María Castellano, primera mujer Catedrática de Medicina en la Universidad española nos ofrece una reflexión social y un análisis jurídico y médico-legal respecto a la igualdad y, por supuesto, las responsabilidades que a este respecto tenemos y que vienen reflejadas en el Código de Deontología, mientras que la Dra. Pilar Martínez, secretaria de la Comisión Andaluza de Deontología Médica, nos ofrece un análisis ético desde la perspectiva de género, profundizando en los desafíos actuales y en la influencia de los estereotipos de género en la doble responsabilidad y en la ética del cuidado. En el documento se pone también de manifiesto la situación actual de la mujer dentro de la profesión médica, y la Dra. Pilar León, vocal de la Comisión Central de Ética y Deontología Médica, nos describe la realidad profesional en la que se desenvuelve la mujer y de cómo la inequidad tiene sus consecuencias en el cumplimiento de las normas de nuestro Código de Deontología. Por supuesto, también la importancia de la perspectiva de género en el ejercicio de la profesión.
En este sentido, las doctoras Isabel López-Abadía, Sandra Ferrer, Teresa Vidal, Pilar Moreno, Marina Gómez, Pilar Medina y la jurista Beatriz Lago, en sus diferentes trabajos, nos llaman la atención sobre los principios éticos y normas deontológicas en las que la perspectiva de género es fundamental, desde situaciones de atención a personas vulnerables, en situaciones de violencia de género hasta los sesgos de género en investigación y atención sanitaria y que pueden incidir negativamente en la calidad de la asistencia médica. Y la Dra. Montserrat González Estecha nos describe las actuaciones que, a escala europea, se están llevando a cabo a través de la Federación Temática de Igualdad de la que es secretaria general.

Desde un punto de vista deontológico ¿Qué hace falta para lograr la igualdad real en la profesión médica?
Como dice la profesora Pilar León el Código de Deontología no habla de médicas y médicos, pero la realidad es que, en el 2024, las mujeres representaron el 70% de todas las personas que se graduaron en las facultades de medicina española. Las mujeres son mayoritarias en la profesión médica, y esta situación debe reconocerse en aras de una mayor eficacia y eficiencia de las instituciones sanitarias, una obligación deontológica.
El Código de Deontología rechaza cualquier conducta que suponga prácticas discriminatorias, y especialmente quienes lideran la profesión han de velar por la calidad, la suficiencia asistencial y el mantenimiento de los principios éticos en el sistema sanitario. Y, obviamente, la igualdad es un principio ético. Sin embargo, las diferencias persisten. Es necesario reflexionar sobre como esta desigualdad real incide en el cumplimiento de nuestras normas deontológicas y actuar en consecuencia. Ello nos obliga a toda la profesión, pero muy especialmente a aquellas personas que ocupan puestos de responsabilidad y que están también sujetas al cumplimiento del Código de Deontología.
¿La perspectiva de género en la atención sanitaria puede ayudar a mejorar la salud de las mujeres?
Existe un sesgo de género que se extiende desde la investigación biomédica hasta la aplicación clínica. En el ámbito de la investigación, los estereotipos de género influyen en la interpretación de los datos en diferentes cuadros en los que se priorizan síntomas típicos en hombres, subestimando los que presentan las mujeres algo que puede implicar retrasos diagnósticos. La investigación biomédica ha privilegiado el estudio de sujetos masculinos lo que conlleva falta de datos específicos sobre respuestas fisiológicas en organismos femeninos. Lo mismo cabe decir de los ensayos clínicos. Todo ello conduce a sesgos en la clínica con diagnósticos y tratamientos no adecuados en mujeres debidos a la falta de datos específicos, con una mayor incidencia de posibles efectos adversos en fármacos no testados en poblaciones femeninas o en deficiencias en la prevención y tratamiento de enfermedades específicas de las mujeres.
En la práctica clínica también existen sesgos que crean desigualdades. La toma de decisiones puede estar sesgada en función de la prevalencia de las enfermedades por sexo y de las diferencias fisiopatológicas entre mujeres y hombres, con presunciones erróneas de igualdad en la expresión de enfermedades entre sexos lo que implica mayores retrasos diagnósticos de muchos cuadros en la mujer. Por tanto, la perspectiva de género es fundamental para una correcta atención médica. Hablamos, por ejemplo, de enfermedades respiratorias, como el EPOC, del manejo clínico de enfermedades orgánicas con síntomas similares, de infradiagnóstico de infarto de miocardio en mujeres debido a su presentación atípica, un término que, de por sí, ya es un sesgo al considerar “típica” la presentación en hombres, en la manera de afrontar el dolor crónico, en el ámbito de la salud mental y un largo etcétera. El tener en cuenta la perspectiva de género es por tanto fundamental para mejorar la atención sanitaria de la mujer y es también imprescindible para cumplir con el mandato deontológicos de una asistencia de calidad para todos y en condiciones de igualdad.
¿Qué pueden hacer las administraciones y los colegios de médicos o sociedades científicas para avanzar en igualdad?
Es necesario tomar medidas concretas. A pesar de la progresiva feminización de la profesión se sigue manteniendo una baja representación de la mujer en cargos de responsabilidad y del 62% de médicas colegiadas en el año 2024, solo entre el 20 y el 46%, según las Comunidades Autónomas, son jefes de servicio. Lo mismo ocurre en las instituciones científicas y académicas. Y obviamente esta subrepresentación repercute en la definición de prioridades y en la formulación de políticas y estrategias. El revertir esta situación está en manos de las administraciones, también de las sociedades científicas y de los colegios de médicos que deben avanzar en asegurar una representación acorde con la demografía médica.
El documento “Diagnóstico de género de la profesión médica” de la Organización Médica Colegial, ya puso de relieve esta cuestión insistiendo en la necesidad de mantener estos análisis y de ahí la creación del Observatorio de Género y Profesión que es muy activo y, sin duda, ha contribuido también que en muchos colegios se hayan constituido grupos de trabajo al respecto. De hecho, una iniciativa muy relevante ha sido la creación, a instancia de la Organización Médica Colegial de España de la Federación Temática de Igualdad, Diversidad e Inclusión de la Unión Europea de Médicos Especialistas lo que supone una gran oportunidad para avanzar. Por otro lado, en el ámbito de la investigación es importante exigir que los que los ensayos clínicos y los estudios preclínicos incluyan equitativamente a ambos sexos, implementar estrategias de financiación equitativas en investigación biomédica y, por supuesto, asegurar que los sistemas de salud ofrezcan diagnósticos y tratamientos basados en evidencias que contemplen la diversidad de género.
Monografía “Deontología médica desde la perspectiva de género”