El doctor Mariano Casado ha sido designado secretario de la Comisión Central de Deontología Médica de la OMC de la que lleva formando parte desde 2007. El también presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Badajoz ha hecho balance en esta entrevista concedida a «MedicosyPacientes» de lo que ha supuesto el nuevo Código de Deontología así como los principales retos que tiene por delante la Comisión
Madrid, 14 de marzo 2013 (medicosypacientes.com)
-Como secretario de la Comisión Central de Deontología ¿cuáles son las principales funciones que se le encomiendan?
-Las funciones que todo secretario de la Comisión Central de Deontología debe llevar a cabo, y que a partir de ahora me responsabilizo de ellas, resultan muy claras y concretas y son las que se plasman en el artículo 5 del Reglamento de Constitución y Funcionamiento de la CCD, que la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos aprobó el pasado 16 de noviembre de 2012 y que básicamente se centran en: Extender las actas de las reuniones del Pleno y del Comité Permanente y extender las certificaciones necesarias correspondientes; custodiar la documentación de la CCD y trasladar a la Comisión Permanente del Consejo General los Acuerdos y Resoluciones adoptados por la Comisión; Ejecutar los Acuerdos y Resoluciones del Pleno de la Comisión Central y del Comité Permanente; informar al Pleno y al Comité Permanente de la CCD, con facultad de iniciativa de todos cuantos asuntos sean de la competencia de los mismos;Auxiliar al Presidente de la CCD y llevar a cabo cuantas iniciativas sean necesarias para tal fin; mantener plenamente informados a los miembros de la Comisión y coordinar las comunicaciones informáticas relativas al desarrollo de las tareas de la Comisión, procurando que lleguen a conocimiento de todos los miembros con la antelación suficiente para su correcto estudio.
A todas ellas añadiría la de elaborar la Memoria anual, que habrá de ser sometida a la Asamblea General del CGCOM.
-A su juicio, ¿cuáles son los principales retos de la Comisión Central en estos momentos?
-Estos últimos años han sido de intenso e importantísimo trabajo, en el que aparte del trabajo habitual de la Comisión Central, el objetivo se centró en la elaboración del Código de Deontología, que felizmente vio la luz en julio de 2011, así como de la redacción del Manual de Ética y Deontología Médica que igualmente apareció en octubre de 2012. Tras la finalización de ambos trabajos podemos decir que estamos en una época más relajada, pero por ello no menos productiva.
Ahora aparte de la elaboración de Declaraciones, redacción de Informes, valoración de Expedientes y resolución de Consultas, nuestra meta es exigente y consiste en la difusión de la Deontología y la Ética Médica, porque, como quedó plasmado en el año 2009, en el Documento de consenso entre la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina de España y las Comisiones de Deontología de los Colegios de Médicos de España que es conocido como «Compromiso de Badajoz», tanto la ética medica como la deontología profesional no pueden ser consideradas como un aspecto accesorio de la medicina, sino un elemento que la caracterice. Para ello estamos trabajando en el desarrollo del Curso Básico de Deontología para médicos colegiados, con la finalidad de «enseñar» a todos los médicos españoles que lo deseen nociones básicas pero fundamentales de deontología y ética médica.
Aparte, señalaría otro objetivo que ya ha sido propuesto de forma oficial y es la transformación de las Jornadas anuales de Comisiones de Deontología, en Congreso de Deontología Médica, creemos que es necesario y pensamos que las Jornadas se quedan cortas para el debate de los temas deontológicos y éticos.
-¿Qué utilidad puede encontrar el médico colegiado en estas Comisiones de Deontología? ¿Sabe utilizarlas convenientemente en momentos oportunos?
-La labor fundamental de una Comisión de Deontología, ha sido y es la aplicación del Código de Deontología Médica. Pero hay que diferenciar las funciones de estas Comisiones con respecto a sus relaciones con las directivas de los Colegios, que no olvidemos están conformadas por médicos colegiados, y las que se derivan de las relaciones con todos y cada uno de los colegiados.
En principio, la existencia de las comisiones de deontología aparte de obligatorias son necesarias y, además, es lo que justifica la propia existencia de los colegios de médicos ante la sociedad.
Las relaciones con las directivas se centran preferentemente en asesorar, en todas las cuestiones y asuntos relacionados con materia de Ética y Deontología profesional, valorando la existencia o no de transgresiones a las normas que regulan dichas materias y sobre materia de publicidad médica y, en general, sobre los casos de competencia desleal.
Estas actuaciones tienen refrendo judicial, estableciendo que las normas deontológicas tienen valor legal, por lo cual no son un mero catálogo de normas y de deberes morales, sino que tienen consecuencias disciplinarias, que establecen deberes de obligado cumplimiento para los médicos, de ahí que ningún colegiado puede ignorarlo y su vulneración condiciona una sanción administrativa, delegada por la Justicia al colectivo médico.
En segundo lugar, y en cuanto a las actuaciones más directas con los colegiados, se deben centrar en promover acciones orientadas a la mejora en el ejercicio de la profesión en materias de Ética y Deontología y la elaboración de documentos y notas sobre cuestiones relevantes en estos temas, que sean de interés general para los colegiados y para la sociedad, así como proponer actividades de estudio y debate. Sin olvidar la colaboración en consultas o en la formación de los colegiados en ética médica y deontología.
La segunda parte de la pregunta, me duele decirlo pero es una realidad pues muchos colegiados desconocen la existencia de estas Comisiones y por supuesto de sus funciones, aunque, por mi experiencia, si puedo afirmar que cada vez acuden los colegiados con mayor frecuencia para plantear dudas, preguntas relacionadas con lo legal, lo ético y lo deontológico, pero todavía es insuficiente.
-¿Considera que hay que fomentar la formación en ética y deontología entre quienes integran las Comisiones de Deontología?
-Si las Comisiones de Deontología deben velar por el cumplimiento de las normas deontológicas, hay que entender que sus miembros deben, en primer lugar, conocer y dominar tanto la deontología como la ética médica y son éstos los que deben tener un papel director y coordinador de esta enseñanza a los médicos, cooperando y proponiendo iniciativas formadoras mediante: cursos de formación continuada, cursos monográficos, seminarios, etc.
El papel de estas Comisiones debe ser abierto y responsable mediante su participación activa en foros de debate con los agentes sociales: asociaciones de pacientes, de padres y madres de alumnos, asociaciones de consumidores, medios de comunicación, etc, para divulgar los principios deontológicos y establecer un debate social sobre temas de actualidad, en definitiva, que los demás conozcan de los compromisos que los médicos tenemos.
-¿Qué impulso considera se ha dado a la Deontología tras la actualización del Código? ¿se puede hablar de un antes y un después?
-No voy a decir que haya un antes y un después desde la actualización del Código, pero sí que a partir de su publicación y divulgación por parte de los Colegios, hay un mayor interés por tener presente la visión o perspectiva ética y deontológica de los problemas que se le plantean al médico en su actividad cotidiana y una cierta tranquilidad sabiendo que hay un texto de referencia que puede ayudar a dar respuestas a las dudas y dilemas.
Al ser un Código moderno, transparente y consensuado, en él se incluyeron temas éticos de actualidad y por ello es un instrumento válido para la resolución u orientación de estos dilemas, de una forma lo más razonable y aceptable posible.
Una vez que ya que tenemos un buen instrumento de trabajo, hay que avanzar en esta función y responsabilidad de difusión, enseñanza y explicación del contenido del Código, correspondiendo no sólo a los Colegios de Médicos sino también de las propias Comisiones de Deontología.
-La crisis de valores latente en la actualidad ¿empuja, a su vez, a una crisis de la deontología médica?
-Hoy se habla mucho de crisis o falta de valores, y de sus consecuencias. Nuestra sociedad, como sabemos, pasa en líneas generales por la existencia de grandes cambios, que de una u otra manera afectan a los valores. Actualmente, palabras como verdad, bien, prudencia, templanza, respeto o fortaleza, quedan un poco obsoletas. Hoy, en cambio, la aceptación de la vulgaridad, la grosería, lo superficial y la agresividad en todos los ambientes, es algo que resulta actual, moderno y excusable gracias al escudo de lo popular.
Por ello quizás sea más correcto intentar saber cómo incide la crisis de valores morales y éticos, en la propia medicina, donde la dimensión humana y social es más significativa.
De forma esquemática analizaría esta incidencia en tres grandes bloques: la pérdida de humanismo médico, la excesiva tecnificación de la medicina y el deterioro en la relación médico-paciente.
El primero haría referencia a la pérdida del humanismo médico, olvidando el sentido y el significado que debe tener y que le debemos dar al ser médico. Actualmente, se le da mucha importancia al individualismo, la autonomía de los sujetos, las exigencias de subjetividad; la consecuente percepción de pluralismo; el nuevo ritmo de vida; el reconocimiento de la complejidad de la realidad, cuestiones que se reflejan en la medicina. En la práctica médica nos hemos olvidado del hombre mismo y en todo caso, cada persona que viene a consulta resulta ser un paciente a la vez que un ser humano. Hay que tener presente que lo más importante cuando se está ante un paciente no es solo recordar la ciencia sino tener presente que se está ante una persona que sufre, que te necesita y pide ayuda.
El segundo hace colación a los procesos de tecnificación de la profesión médica y de la superespecialización, que nos ha llevado a una fragmentación del paciente a poner en un segundo plano la relación interpersonal. Es como si el paciente se hubiera quedado solo, sin alguien que le valore globalmente, que atienda su manera de reaccionar ante los problemas de la enfermedad o ante sus preocupaciones sobre la salud.
Y quizás lo peor de esto es que desde las propias facultades de medicina se hace práctica de esto, con una excesiva o quizás adecuada formación en lo teórico y en lo técnico dejando u olvidando la formación en relaciones con el paciente.
Por último, pero no en este lugar, aparece el tema de la relación médico-paciente, encuadrada en las relaciones humanas. En éste sentido, asistimos a cambios profundos sociales que se manifiestan en cambios en las relaciones entre los seres humanos, ya sean grupos, clases, sociedades, individuos; y de estos con su ambiente, que en conjunto ponen de manifiesto unas profundas desigualdades que desintegran, el panorama de nuestra civilización en el momento actual. En la medicina ocurre algo parecido en la medida que el médico ha relativizado su forma de proceder, mostrándose poco comprensivo y poco empático con el paciente.
Algunos estudios demuestran que los pacientes necesitan desarrollar confianza hacia su médico, estamos necesitados de médicos que se preocupen totalmente en el paciente como persona.
-Desde su punto de vista, ¿existen conflictos deontológicos de la profesión médica pendientes de dar respuesta por parte de las Comisiones Deontológicas?
-Al indicarme que si estamos pendientes de dar respuestas, le tengo que decir que sí. Casi siempre iremos por detrás de los dilemas, siempre aparecen nuevos dilemas que es preciso aclarar, de ahí lo interesante y apasionante de estas materias.
Si tuvieramos que hacer una relación de temas, estarían los que podríamos decir «de siempre» y otros que aparecen como nuevos o novedosos.
Entre los primeros, cuestiones como la relación médico-paciente, el consentimiento, menores, secreto profesional, son clásicos y siempre generan nuevas dudas.
Por otra parte y aunque ya aparecieron hace algún tiempo, creo que van a estar con nosotros una larga temporada, como consecuencia en parte de los importantes y continuos avances técnicos, tales como los dilemas derivados del inicio de la vida (aborto, diagnóstico prenatal, reproducción artificial, maternidad subrogada, clonación, esterilización, manipulaciones genéticas…) y del final de la vida (eutanasia, encarnizamiento terapéutico, sedación…).
A estos podríamos añadir los que se están generando como consecuencia de la denominada «crísis económica» que igualmente afecta a la sanidad (gestión sanitaria, gestión del gasto, ética de la prescripción, recursos…)