Artículo de opinión del presidente, Dr. Blas González Montero, presidente del Consejo de Colegios de Médicos de Castilla-La Mancha, a propósito de la huelga nacional de médicos prevista para los días 9, 10, 11 y 12 de diciembre.
Tengo un sueño. Un sueño profundamente arraigado en el corazón de quienes dedicamos la vida a cuidar la de otros. Un sueño en el que la sanidad pública vuelve a ser un lugar donde cada paciente es atendido con tiempo, con sosiego y con la serenidad que merece y donde cada médico puede ejercer con dignidad. Un sueño que hoy, lamentablemente, se va desvaneciendo entre consultas saturadas, demoras que duelen al que espera y al que atiende, y decisiones políticas sin escuchar a quienes sostienen el sistema sanitario. Un sueño en que la ciudadanía conozca la verdad sin adornos.
Ese sueño es el que nos une a los médicos de toda España a convocar una huelga los días 9, 10, 11 y 12 de diciembre, promovida por CESM y el Sindicato Médico Andaluz, y apoyada por miles de compañeros que comparten una misma convicción: sin condiciones laborales dignas, sin un marco regulatorio justo y sin respeto profesional, la sanidad pública no tendrá futuro.
Hace décadas, Martin Luther King proclamó con fuerza su fe en que las cosas podían cambiar. Hoy, inspirados por ese espíritu, los médicos decimos: tengo un sueño, y es que algún día el Ministerio de Sanidad entienda que somos personas que sienten, se cansan y también necesitan ser escuchadas.
Tengo un sueño de que algún día el Estatuto Marco, cuyo borrador se nos ha presentado sin diálogo ni sensibilidad, refleje la verdadera esencia del acto médico. Que permita ofrecer a los pacientes la atención que merecen y proteja al médico frente a la presión creciente.
Tengo un sueño también para nuestra tierra, Castilla-La Mancha. Desde los Montes de Toledo hasta la Serranía de Cuenca, desde La Sagra hasta La Jara, desde La Manchuela a los Campos de Calatrava. Un sueño en el que la carrera profesional, durante años olvidada, evite la fuga del talento joven y el desgaste emocional. Esa desidia duele. Duele al médico que estudia, se forma, investiga, se actualiza… y observa cómo cuando la carrera profesional se aplaza indefinidamente, se manda un mensaje cruel: “da igual lo que hagas, no será reconocido”.
Tengo un sueño de que las autoridades sanitarias reconozcan nuestras movilizaciones como un acto de responsabilidad. Porque esta huelga nace de la frustración de médicos y de pacientes.
Tengo un sueño de que un día, no muy lejano, ningún ciudadano tenga que esperar semanas para una cita, ni enfrentarse a un sistema burocratizado, ni sufrir las consecuencias de un modelo que asfixia a sus profesionales. Un sueño en el que la calidad asistencial no dependa del heroísmo cotidiano del médico, sino de una estructura sólida que lo respalde.
Sé que estos días de huelga generarán incomodidades. Lo sabemos todos. Los médicos odiamos las huelgas. Por eso, desde aquí, desde la honestidad más profunda, también les pedimos algo que solo ellos pueden ofrecernos: comprensión y apoyo.
Durante esas jornadas, como siempre, garantizaremos toda atención urgente y no demorable. Nadie quedará sin asistencia ante una urgencia, un dolor agudo, una situación grave. Porque ese compromiso es el fundamento mismo de nuestra vocación.
Pero necesitamos que la ciudadanía entienda que esta lucha es suya también. Que cada médico que alza la voz lo hace por la sostenibilidad futura de la sanidad pública. Que cada día de huelga es una llamada para que las instituciones despierten, reaccionen y entiendan que no hay sistema sanitario fuerte sin médicos fuertes. Como escribió el maestro Gregorio Marañón: “No hay medicina sin médicos”.
Tengo un sueño, sí. Un sueño de una sanidad en la que no tengamos que elegir entre cuidar de los pacientes o cuidar de nuestra propia dignidad profesional. Y ese sueño, compartido por toda una generación de médicos, es demasiado importante como para dejarlo morir en silencio.
Hoy, con respeto y convicción, pedimos compromiso por los enfermos, dignidad para los médicos, futuro por nuestro sistema sanitario. Y sueño que esta huelga sea recordada por la solución que permitió.
Blas González Montero
Presidente del Consejo de Colegios de Médicos de Castilla-La Mancha.
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