El Dr. Rogelio Altisent participa en la III edición de la Escuela de la Profesión Médica, que se celebra los próximos 20, 21 y 22 de septiembre en Santander. Concretamente, lo hace como coordinador del encuentro 5, acerca de «La atención médica a los menores de edad trans».
La esencia de este evento es trabajar las herramientas transversales del ejercicio profesional de la Medicina, ¿qué van a aprender las personas que asistan a esta nueva edición de la Escuela de la Profesión Médica?
Los colegios de médicos tienen una particular responsabilidad a la hora de orientar a los profesionales colegiados ante cuestiones sanitarias controvertidas que irrumpen en el escenario social y que no tienen respuestas fáciles o intuitivas.
Entiendo que la Escuela de la Profesión Médica actúa como un espacio de asesoramiento de alto perfil para las Juntas Directivas. En la EPM se seleccionan temas relevantes y se reúnen pequeños grupos de estudio que elaboran recomendaciones con esta finalidad.
No hay demasiadas iniciativas en este ámbito. Además de los colegios de médicos ¿Quiénes deben promover esta formación? ¿Debe de estar la Administración implicada?
Cuando hay temas difíciles y comprometidos relacionados con la salud los ciudadanos miran a los médicos. Tiene lógica. Confían en que vamos a estudiar y a responder con criterios bien fundamentados. No siempre es fácil alcanzar posiciones totalmente consensuadas, pero sin duda tenemos la obligación de ofrecer perspectivas razonadas y argumentadas, tanto en la dimensión científica como en la ética. En esto debemos ir de la mano estableciendo sinergias con la universidad y con las autoridades sanitarias, porque tenemos el mismo objetivo final: ayudar a las personas, de manera especial a quien son más vulnerables. Las conclusiones de la Escuela de la Profesión Médica serán bien recibidas.
¿Por qué es tan importante el profesionalismo médico? ¿Está presente en las facultades de medicina?
En todas las facultades de Medicina se imparten materias relacionadas con el profesionalismo médico porque no es posible formar buenos profesionales sin esta perspectiva. Ciril Rozman decía que para ser buenos médicos primero debemos ser buenas personas…, el tema no es sencillo de todos modos, hay mucha tela que cortar y muchos hilos de los que tirar. Pero también hay consenso sobre la necesidad de progresar en calidad y en metodología docente.
Deberíamos hacer más transversal el aprendizaje del profesionalismo impregnando las diferentes materias que se imparten en el Grado de Medicina, sin encapsularlo en una asignatura. En estos momentos se están realizando importantes estudios en España al respecto para avanzar en esta línea.
¿Qué se tratará en este encuentro?
Analizaremos un tema extraordinariamente complejo y controvertido: la transexualidad cuando se plantea en menores de edad. La prueba la tenemos en el terremoto legislativo que se está produciendo en los países del norte de Europa donde se empezó a legislar en este campo hace unos años.
¿Cuáles son los principales aspectos y consideraciones a tener en cuenta en la atención médica a los menores de edad trans?
La autodeterminación del género no está siendo un tema pacífico. La legislación lo sitúa fuera de la órbita de la medicina, pero luego se requiere la intervención de los profesionales y del sistema sanitario. El debate sube decibelios cuando estamos ante menores con la consabida vulnerabilidad. Intentaremos recopilar la evidencia científica disponible y hacer un análisis de los principios éticos involucrados en la toma de decisiones.
¿Qué papel juegan los profesionales de la Medicina en la atención a estos pacientes? ¿Cómo debe ser la relación médico-paciente en estos casos?
Tenemos la obligación de actuar con rigor científico y con humanidad. En mi opinión, se ponen en juego todos los clásicos principios de la bioética: respeto a la autonomía buscando el máximo beneficio, y a la vez evitando el daño, sin olvidar terceras partes implicadas.
