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Dr. Alegría: “El caso de Etiopía es ilustrativo para comprender cómo un país de bajos recursos puede reducir la mortalidad infantil a través del fortalecimiento de la AP”

El Dr. Iñaki Alegría, pediatra de Urgencias del Hospital de Granollers, coordinador médico y de docencia en el Hospital General Rural de Gambo (Etiopía) y responsable de Cooperación del Colegio de Médicos de Barcelona, participará en el V Congreso de Cooperación Internacional los próximos días 6 y 7 de noviembre, en San Sebastián. El doctor comparte en esta entrevista para Médicos y Pacientes su experiencia en el fortalecimiento de la atención primaria y la lucha contra la mortalidad infantil en Etiopía.

¿Cómo se puede fortalecer la atención primaria para mejorar la salud infantil en estos países?

Cada país tiene sus propias características y cada intervención debe ser adaptada.

Tengo más de 12 años de experiencia viviendo y trabajando en Etiopía y es el sistema sanitario que mejor conozco, por ello prefiero hablar de lo que conozco.

El caso de Etiopía es ilustrativo para comprender cómo un país de bajos recursos puede reducir de manera significativa la mortalidad infantil a través del fortalecimiento de la atención primaria. Lejos de grandes inversiones hospitalarias, la estrategia se ha basado en la organización comunitaria, la expansión de servicios esenciales y la adopción de medidas costo-efectivas.

Uno de los hitos más relevantes ha sido la creación del Programa de Trabajadoras de Salud Comunitarias (Health Extension Workers, HEWs), iniciado en 2003. Más de 40.000 jóvenes mujeres, seleccionadas de las propias comunidades rurales y formadas en un paquete básico de 16 intervenciones de salud, fueron desplegadas en aldeas remotas. Estas agentes se han convertido en el rostro más cercano de la salud pública: vacunan a los niños, detectan casos de diarrea y neumonía, de desnutrición y sarampión, distribuyen mosquiteras, promueven la lactancia materna y vigilan el crecimiento infantil. Su cercanía genera confianza, facilita la educación sanitaria y convierte a la comunidad en protagonista activa del cuidado de la salud. Este modelo ha sido determinante para mejorar la cobertura de inmunización y la detección temprana de complicaciones en la infancia siguiendo el protocolo de la OMS Atención Integral a las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI) (IMNCI – Integrated Management of Neonatal and Childhood Illness). El objetivo cumplido, reducir la mortalidad infantil en la infancia menor a 5 años.

Paralelamente, se ha consolidado una red estructurada de Primary Health Care Units, conformada por puestos de salud (health posts) gestionados por las HEWs, centros de salud (health centers) que ofrecen atención más especializada y hospitales distritales que actúan como referencia. Esta pirámide organizativa permite articular los diferentes niveles y crear un sistema de derivación que, aunque aún enfrenta limitaciones, ha mejorado el acceso de las familias a servicios esenciales. Gracias a esta red, la cobertura de vacunas básicas, la asistencia prenatal y los partos institucionales han aumentado de forma notable en las dos últimas décadas.

La lucha contra la desnutrición infantil, una de las principales causas de morbimortalidad en el país, se ha abordado con estrategias comunitarias. El Community-Based Nutrition Program ha capacitado a agentes locales para realizar pesajes regulares, identificar casos de retraso en el crecimiento y acompañar a las familias en la preparación de alimentos complementarios seguros y nutritivos. Aunque el desafío persiste, los datos muestran una reducción significativa de la prevalencia de retraso en el crecimiento (stunting), que ha pasado de más de la mitad de la población infantil en el año 2000 a poco más de un tercio en 2019.

En el ámbito de la salud neonatal, se han introducido medidas sencillas, pero de alto impacto: visitas domiciliarias de las HEWs en las primeras 48 horas de vida, promoción del método madre canguro para prematuros y recién nacidos de bajo peso, e introducción del uso de antibióticos orales en la comunidad para tratar sospechas de sepsis neonatal. Estas intervenciones han contribuido al descenso sostenido de la mortalidad neonatal, que pasó de 49 muertes por cada 1000 nacidos vivos en el año 2000 a 28 en 2019, un avance significativo en dos décadas.

Para mí es un placer y honor trabajar junto al ministerio de sanidad de Etiopía y observar los buenos resultados que ha permitido avanzar hacia una reducción significativa de la mortalidad infantil y neonatal, al tiempo que se sientan las bases para alcanzar la cobertura sanitaria universal en uno de los países con menos recursos del mundo.

¿Qué medidas son más efectivas para reducir la mortalidad neonatal en contextos de bajos recursos?

La reducción de la mortalidad neonatal en entornos de bajos recursos requiere estrategias costo-efectivas, basadas en evidencia y adaptadas al contexto. Diversos estudios —incluyendo la serie Lancet Neonatal Survival y los Objetivos de Desarrollo Sostenible— coinciden en que las intervenciones más efectivas se concentran en tres niveles: atención prenatal, parto seguro y cuidado inmediato del recién nacido.

La mayoría de las muertes neonatales en contextos de bajos recursos son prevenibles mediante intervenciones de bajo coste y alta eficacia.

En este sentido, el acceso universal a cuidados prenatales de calidad es un primer pilar fundamental. La atención regular durante el embarazo, con cribado de complicaciones maternas, suplementación nutricional y educación sanitaria, permite anticipar y reducir riesgos que, de no detectarse, se traducen en complicaciones graves en el momento del parto o en los primeros días de vida.

El segundo pilar es garantizar partos seguros, atendidos por personal cualificado, en entornos que cuenten al menos con equipamiento básico de emergencia. El momento del nacimiento constituye el periodo de mayor riesgo para la madre y el recién nacido; disponer de personal entrenado en la reanimación neonatal básica, en la higiene del parto y en el manejo inmediato de complicaciones es determinante para la supervivencia.

A ello se suma la necesidad de asegurar medidas esenciales de cuidado neonatal: mantener la temperatura corporal mediante contacto piel con piel, iniciar la lactancia materna precoz y exclusiva, prevenir infecciones a través de prácticas higiénicas, y proporcionar antibióticos adecuados en los casos de sepsis identificada precozmente.

«La reducción de la mortalidad neonatal en entornos de bajos recursos requiere estrategias costo-efectivas, basadas en evidencia y adaptadas al contexto«

Dr. Iñaki Alegría
¿Qué elementos hacen que un proyecto de cooperación sea realmente transformador y no solo asistencialista?

Un proyecto de cooperación es transformador cuando supera el asistencialismo y contribuye a generar cambios sostenibles y estructurales en las comunidades. Su objetivo no es únicamente responder a necesidades inmediatas, sino fortalecer la autonomía, la dignidad y los derechos de las personas. Para ello, debe garantizar el empoderamiento y protagonismo local, favoreciendo la participación activa de la comunidad en todas las fases del proyecto.

Asimismo, debe orientarse al fortalecimiento de los sistemas e instituciones existentes, integrándose en las políticas públicas y evitando la creación de dependencias paralelas. La sostenibilidad a largo plazo requiere recursos humanos capacitados, mecanismos financieros viables y transferencia de conocimiento que asegure un efecto multiplicador.

El respeto al contexto cultural, la adopción de un enfoque integral que aborde los determinantes sociales de la salud y el desarrollo, y la evaluación rigurosa de resultados e impactos son elementos clave.

Un proyecto transformador promueve equidad, justicia social y resiliencia comunitaria más allá de la cooperación externa.

¿Qué papel deben jugar los colegios de médicos y las sociedades científicas en impulsar la cooperación?

Los colegios de médicos y las sociedades científicas deben ser referentes en la defensa de la salud global, asumiendo la cooperación como un compromiso colectivo de la profesión médica en la lucha contra las inequidades sanitarias.

La Organización Mundial de la Salud señala que gran parte de las desigualdades en salud —incluidas las diferencias en mortalidad materna, neonatal e infantil— se explican por los determinantes sociales de la salud. Por ello, estas instituciones tienen la responsabilidad de formar sobre dichos determinantes, sensibilizar acerca de su impacto y mostrar con claridad que la vida de un niño en Etiopía o en España no debería depender de su lugar de nacimiento.

Como referentes, deben actuar siempre con rigor científico y ético, liderando procesos de formación y sensibilización de los profesionales, impulsando la investigación y los proyectos en contextos de bajos recursos, acompañando a las nuevas generaciones e incidiendo políticamente para situar la equidad y el derecho a la salud en el centro de las agendas sanitarias.

Todo ello debe realizarse con profesionalidad, evitando el intrusismo y el volunturismo, y apostando siempre por el fortalecimiento y la sostenibilidad de los sistemas de salud locales.

¿Cree que falta cultura de cooperación en la formación médica española?

Sí, falta cultura de cooperación en la formación médica española. La mayoría de los planes de estudio siguen centrados en lo biomédico, sin abordar la salud global ni los determinantes sociales que explican las desigualdades.

Formar en cooperación no es preparar a todos para trabajar en África, sino transmitir que la medicina es también justicia social y que el derecho a la salud es universal.

¿Qué mensaje le gustaría dejar a los pediatras jóvenes que quieren implicarse en cooperación internacional?

A los pediatras jóvenes que desean implicarse en cooperación internacional les diría que lo hagan con el corazón abierto, con pasión y entusiasmo, pero también con humildad, con profesionalidad y con rigor. Que comprendan que no van a “salvar” a nadie, sino a aprender, compartir y caminar junto a otros profesionales que ya están salvando vidas en contextos muy difíciles. La cooperación no es una aventura personal ni un voluntariado improvisado, es un compromiso ético y profesional de largo recorrido. Implica escuchar, respetar la cultura local, trabajar en equipo y poner siempre por delante el fortalecimiento de los sistemas de salud locales.


V Congreso de Cooperación Internacional de la Fundación para la Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial (FCOMCI)

Este Congreso se presenta como una cita imprescindible para profesionales de la Medicina, la cooperación y la acción humanitaria, con el objetivo de analizar y reflexionar sobre los principales retos que afectan a la salud infantil y juvenil en contextos de vulnerabilidad. La infancia y la adolescencia, como ejes centrales de las políticas de desarrollo y cooperación, ocuparán un papel protagonista en las ponencias, mesas de debate y talleres.

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