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Doble conferencia en el Colegio de Médicos de Huesca con exposición del funcionamiento de las “mortertulias”

Los doctores Javier Moraleda y Natividad Mur han expuesto el camino de Huesca como Ciudad Compasiva que tiene ya referentes individuales como el acompañamiento en el proceso de morir y colectivas como la organización de las “mortertulias”, el nombre específico oscense para las internacionales “Dethcafés”.

En el salón de actos del Colegio Oficial de Médicos de Huesca, los dos conferenciantes fueron presentados por la presidenta, Olga Ordás, quien radicó el interés de la sesión en el hecho de que es una de “las manifestaciones más importantes de nuestra profesión” el hecho de preparar para la muerte.

Javier Moraleda, presidente de la asociación oscense, contextualizó el simbolismo del Ginkgo Biloba como el identificativo de las ciudades compasivas. Este ejemplar vegetal, muy presente en Huesca, resistió entre la destrucción de la bomba atómica. “Es signo de esperanza y de vida.

El doctor ubicaba el origen de las ciudades compasivas en Australia e India simultáneamente, en cada uno de los dos países de manera distinta de acuerdo con su cultura. Esta mirada puesta “en las personas en el proceso de morir” encontró su literatura en el libro Compassionate Cities del sociólogo australiano Allan Hellehear, que enseña un modelo de atención comunitaria en el final de la vida en el que “las personas de la comunidad se ocupan de los cuidados junto a los profesionales en hospitales y domicilios”. Primera aclaración: “No suplen los recursos institucionales, que son igual de necesarios”.

Especificaba Javier Moraleda que no hay que identificarlos exclusivamente con los paliativos. En el equipo de atención compasiva intervienen médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos y la importante red de acompañamiento voluntario formada por la comunidad para una atención integral con un objetivo: asegurar el bienestar de la persona. “La comunidad unida para atender crea un tejido sólido. Donde unos no llegan, llegan los otros, donde también se puedan considerar otra variedad de necesidades además de acompañar al final de la vida”.

LA COMPASIÓN

El elemento clave es la compasión, que “nada tiene que ver con la lástima. Es el motor para acercarnos a las personas que sufren, con sentimiento de compromiso, responsabilidad y respeto”. Reconocer el sufrimiento, resonar emocionalmente, adoptar una actitud activa y asumir un deseo de aliviar el padecimiento son los cuatro componentes de la compasión.

Tras parafrasear al Dalai Lama y a Sogyal Rimpoche, proyectó un emocional video que concluía que, “cuando no hay mucho que hacer con la enfermedad, hay mucho que hacer por la persona y por su historia vital”.

Huesca ha formado parte de un movimiento que ha creado ciudades compasivas en Badajoz, Guecho, Pamplona, Sevilla, Vic, Vitoria y Santurce, entre otras. Se definen por una actuación integral del Ayuntamiento, la empresa, la universidad, los centros educativos y asociaciones “para construir y aprender”, además de profesionales sanitarios y la oblación para garantizar un funcionamiento combinado y eficiente. En las ciudades en que está implantado el sistema, se constata en la evaluación la actuación sincrónica y ordenada además de la satisfacción de pacientes, familiares y profesionales, con disminución de la sobrecarga, la depresión y la ansidad, y una mejora de calidad de vida de pacientes y cuidadores.

En la creación de redes comunitarias y responsables, se busca impregnar a la sociedad de una filosofía de cuidado compasivo que abre el camino a la atención integral en los planos físico, psicoemocional, social y espiritual en un proceso de morir con el padecimiento también en los que le rodean.

Con los valores del cuidado, compasión, responsabilidad y solidaridad, el objetivo es que el proyecto se desarrolle con calidad y calidez para beneficiar al paciente frente a la soledad no deseada y para llenar de humanidad los hospitales, ha agregado Moraleda.

La base principal para su desarrollo es la formación de cuidadores y voluntarios para que tengan herramientas relacionadas con los cuidados paliativos, el acompañamiento integral y la comunicación, trabajando simultáneamente el autocuidado, la gestión emocional, la autoconciencia y la compasión. Específicamente, se aportan instrumentos formativos a pfoesionales sanitarios, educativos y de otros ámbitos.

Finalmente, el presidente de la asociación Huesca Ciudad Compasiva ha incidido en la sensibilización y concienciación de los ciudadanos, además de implicarse en los cuidados y acompañamiento de personas con enfermedades crónicas avanzadas y en el proceso de morir, asumiendo la realidad del sufrimiento.

LAS MORTERTULIAS

La doctora Natividad Mur, responsable de las Mortertulias, ha explicado que es la denominación oscense de los encuentros internacionalmente conocidos como “Death café”.

Se trata de espacios respetuosos para hablar del proceso de morir, para compartir experiencias, pensamientos y emociones relacionadas con la muerte desde una perspectiva que no es terapéutica.

Ha contextualizado estos escenarios en una “cultura que evita la idea de la muerte, son tertulias sin tabús, en un lugar apacible, con pastas, cafés y tés, donde lo importante es hablar y escuchar, incluso los silencios tienen su contenido. Se ejercita el escuchar y se espera siempre a que cada persona acabe de hablar. Saber escuchar es ver qué te surge, los sentimientos, y hacer un juicio interno desde la propia creencia. Y también es importante observar”.

Los participantes en las mortertulias proceden de orígenes vitales diferentes para aportar experiencias propias y diversas para ayudar “a comprender mejor entre todos el misterio de la muerte y de la vida.

Estas iniciativas alojan sus raíces en 2011 con una iniciativa similar de Jon Underwood en su casa de Londres con su madre, se han extendido ya a más de 80 países. Previamente, el sociólogo y antropólogo suizo Bernard Crettaz creó en 1989 una exposición artística titulada Alivio Mortal y organizó su primer Café Mortel en Neuchatel, ante de publicar su libro Cafés Mortels: sacar a la muerte del silencio.

Las mortertulias son confidenciales, aconfesionales, no lucrativas, con libertad de expresión y de emoción, con escucha activa y respetuosa y no aleccionadora, agregaba la doctora Mur. No es psicoterapia, porque no hay profesionales ni se revelan grandes verdades, y se define como la apertura de una pequeña ventana a “algo que da miedo mirar” y que se manifiesta en historias personales que conmueven e incitan a la reflexión.

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