La Dra. Carmen Hoyos, representante nacional de Médicos Jubilados de la Organización Médica Nacional (OMC), impartió una charla inspiradora sobre la planificación de la retirada del ejercicio activo y las últimas décadas de la vida. Lo hizo durante la segunda jornada de la IV Escuela de la Profesión Médica y en su intervención planteó el escenario al que se enfrenta el profesional tras la jubilación y que no sólo afecta al individuo, sino también a su entorno familiar y a la sociedad en general.
La Dra. Hoyos aseguró que “es un tema que no nos gusta y solemos evitar hablar de ello”, pero contrapuso que “es necesario plantearlo también en lo social para que el sistema pueda adaptarse y permitir que la persona mayor pueda elegir”.
En el contexto demográfico, destacó, la soledad enfrenta el envejecimiento de las personas nacidas entre los años 1958 y 1974, lo que “supondrá 15 millones de jubilaciones”, y afirmó que “ni nosotros, ni las familias ni las administraciones están preparadas”, tal vez, para asumir incertidumbres, asistencia sanitaria, ingresos en residencias o pensiones.
Igualmente, contextualizó que “el modelo familiar ha cambiado” y el acompañamiento y cuidado del mayor dependen de factores que han evolucionado hasta derivar a familias que viven lejos, divorcios y viudedades o la incertidumbre en la gestión de la soledad.
Por todo ello, la vocal nacional de los médicos jubilados insistió en que hay que reflexionar sobre las diferentes realidades y planificar qué tipo de vida queremos para esa última etapa.
Vida activa, prevención de la salud, acompañamiento y asesoramiento
Aportó, también, consejos como el mantenimiento y sostenimiento de una vida activa; continuar con la participación en la vida profesional en la medida de lo posible, con actividades que sigan contribuyendo a la asistencia y al entorno profesional. En este sentido, avanzó que la vocalía que encabeza tiene como objetivo poner en marcha un plan colaborativo en distintos ámbitos (docencia, gestión, etc.) para que los médicos retirados puedan ser embajadores de salud, cooperantes y motores de ayuda.
Asimismo, habló de la prevención de salud física y mental en esta etapa de la vida y prevenir los riesgos de una soledad no deseada, encontrando, por ejemplo, en las nuevas tecnologías una vía para seguir manteniendo el contacto con la realidad.
Para concluir las recomendaciones que puedan facilitar esta etapa al colectivo de médicos que la enfrenta, Hoyos advirtió de la importancia del asesoramiento “también financiero para prever necesidades futuras, herencias resueltas que no causen problemas a los herederos y familiares y establecer voluntades anticipadas sobre la atención que queremos recibir al final de la vida”.