La medicina española se mueve en el siglo XXI en un escenario de creciente complejidad clínica, tecnológica y social. El creciente uso de herramientas digitales, la presión constante en la atención médica, el aumento de problemas éticos y la mayor visibilidad pública de los profesionales de la salud generan una situación que necesita una ética clara y un fuerte apoyo institucional. Aquí la deontología médica no es un adorno superfluo, sino el marco que define la identidad profesional y garantiza a la sociedad que la práctica médica se ajusta a estándares éticos confiables y verificables.
El Código de Deontología Médica de 2022 de la Organización Médica Colegial de España es hoy el marco deontológico que define ese compromiso. Su obligatoriedad misma implica que la medicina no es un acto privado, sino público, ante pacientes vulnerables y bajo estándares éticos compartidos. Este carácter obligatorio demuestra que la colegiación supone una adhesión consciente a un código deontológico que tiene como objetivo principal defender la dignidad del paciente y de la propia profesión médica.
La deontología, en este punto, juega un doble papel. Por un lado, va moldeando la figura del médico competente, prudente, autónomo y leal. Por el otro, le da a la sociedad una garantía institucional: la seguridad de que toda práctica médica se ajusta a criterios éticos comunes, vigilados por una institución pública. Ambos niveles, el individual y el institucional, están interrelacionados. La ética médica se vive individualmente, pero se construye colectivamente.
Un código ajustado a la Medicina actual
El Código de Deontología Médica de 2022 es un paso adelante en la historia de la ética profesional en España. Trata abiertamente cuestiones que hoy marcan la práctica clínica y para las que se necesita orientación ética. Estas incluyen la aplicación de la inteligencia artificial al diagnóstico y la atención, la seguridad en el manejo de datos clínicos en el entorno digital, la telemedicina, los nuevos modelos de publicidad profesional, los conflictos de interés complejos o la cultura de seguridad del paciente.
También pone al día temas clásicos, final de vida, enseñanza, investigación, con el prisma del siglo XXI. El resultado: un texto completo, funcional y totalmente ajustado a los estándares internacionales. La deontología médica española no solo conserva tradiciones deontológicas: las actualiza, las amplía, las pone en conversación con las nuevas realidades del sistema sanitario.
Esta actualización sería imposible sin el quehacer de las instituciones colegiales. El Colegio de Médicos, como corporación de derecho público, vela por que estas normas no queden en letra muerta, sino que inspiren la práctica cotidiana. El Colegio divulga, interpreta, guía y aplica el Código, garantizando su aplicación uniforme y que las determinaciones profesionales se ajusten a la justicia, prudencia y equidad.
El médico como garante moral y el colegio como garante institucional
La deontología crea un código de responsabilidad entre el profesional y la institución. Todo médico está obligado a conocer el Código y ajustarse a él. Esa cercanía a sus preceptos da seguridad al decidir, evita conflictos y orienta en casos complejos: desde cómo manejar la información clínica hasta dónde están los límites terapéuticos o cómo resolver conflictos éticos.
Pero la defensa del paciente y de la profesión no descansa únicamente en el comportamiento individual. Necesita una estructura institucional que pueda apoyar, controlar y, si es necesario, corregir. El Colegio desarrolla esta función con un doble sentido obligado: de fomento y de control. Fomenta la excelencia profesional a través de la capacitación ética, la actualización normativa, la orientación permanente, y verifica la idoneidad de la conducta profesional, con mecanismos disciplinarios garantistas y proporcionales.
Una junta directiva que conoce el Código y lo aplica, crea consistencia y proyecta fortaleza institucional. Su habilidad para leer y aplicar la deontología es lo que define la credibilidad pública del Colegio. La sociedad mira lo que la profesión hace de sí misma, cómo maneja los casos de conflicto o posible desviación ética. Un Colegio comprometido en este campo fortalece la confianza pública.
Nuevos desafíos asistenciales y la necesidad de un marco ético
La medicina actual plantea situaciones que exigen una reflexión ética continua. La consulta clínica apoyada en sistemas digitales abre nuevas interrogantes en términos de confidencialidad, integridad de la información y autonomía del paciente. El profesional en las redes sociales necesita establecer criterios para mantener la dignidad de la profesión. La inteligencia artificial, con su capacidad de asistir en el diagnóstico, plantea cuestiones de responsabilidad, transparencia y dependencia tecnológica.
La atención al final de la vida requiere de buenas decisiones, bien justificadas. La idoneidad del esfuerzo terapéutico, la sedación paliativa, el respeto a las voluntades anticipadas o la objeción de conciencia a la legislación son campos en los que la deontología ofrece seguridad. Estas decisiones no pueden dejarse al arbitrio y sensibilidad del individuo; deben basarse en criterios comunes que respeten la dignidad del enfermo y la autonomía del profesional.
El Código también recuerda que la ética profesional comprende el deber de cuidar la propia salud y mantener la propia capacidad. La fatiga moral, la sobrecarga asistencial o el burnout impactan en la calidad de la atención. El autocuidado responsable no es un favor, es una obligación profesional.
La Deontología como patrimonio y compromiso público
La sociedad española sigue confiando en la profesión médica, pero esa confianza no es un cheque en blanco. Necesita instituciones robustas, profesionales dedicados y un código de ética moderno y respetado. La deontología médica es hoy el principal mecanismo de defensa de ese legado.
El Código de Deontología Médica de 2022 es un código actualizado, exigente y de plena vigencia. Su observancia es obligatoria; su objetivo, proteger al paciente, orientar al médico y dignificar la profesión. Los Colegios, por su parte, son los garantes sociales de que este compromiso ético se mantenga, se actualice y se transmita con rigor.
La Deontología no limita la Medicina; la ennoblece. No coarta la autonomía profesional: la guía. No es una carga institucional: es el compromiso público de trabajar siempre en favor de la dignidad humana. Mantener viva esa promesa es la razón de ser de la misión colegial y la garantía final de la confianza que la sociedad deposita cada día en sus médicos.
José María Domínguez Roldán
Presidente de la Comisión de Ética y Deontología Médica de la OMC



