La jefa del Servicio de Neumología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Carmen Montero, ha alertado de la «toxicidad» del cigarrillo electrónico, tras el primer caso de neumonía lipoidea detectado en este hospital -el primero en España y el segundo documentado en el mundo- asociado a su consumo.
A Coruña, 17 de marzo de 2014 (medicosypacientes.com/EP)
Carmen Montero confirmó que el afectado fue un paciente joven que optó por sustituir el tabaco por cigarrillos electrónicos «y que tras varios meses», precisó, sufrió la citada patología, de la que ahora se encuentra ya recuperado.
«Que nosotros conozcamos es el primer caso en España», sentenció la jefa de Neumología del Chuac, quien recalcó que existe «la falsa percepción de que el cigarrillo electrónico no es tóxico».
«Es tóxico», insistió esta especialista, quien evitó valorar las supuestas ventajas que defienden sus fabricantes y, por el contrario, instó a los fumadores a no utilizarlo.
«Más consumo»
Además, alertó de que está aumentando «mucho» su consumo, lo que atribuyó a la opción de algunos fumadores de utilizarlo como sustitutivo del tabaco y no solo para dejar de fumar.
Sobre si es eficaz para lograrlo, la doctora Montero rechaza esta posibilidad. «No está demostrado científicamente», ha apostillado. Por ello, consideró que los pacientes que desean hacerlo deben recurrir a los médicos «y utilizar otros métodos como parches o pastillas».
Mientras, abogó por que a los cigarrillos electrónicos se les apliquen las mismas prohibiciones que al tabaco sobre su consumo en lugares públicos.
Para la CNPT, el caso de neumonía lipoidea asociado al vapeo muestra que «no son inocuos» y reclama un seguimiento
El portavoz del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), doctor Francisco Camarelles, considera que el hecho de que se haya informado del primer caso en España, y segundo en el mundo de neumonía lipoidea asociada al consumo del cigarrillo electrónico, muestra que «no son inocuos», y, por ello, reclaman «un seguimiento y vigilancia» de estos productos comparable a la que se hace con los fármacos.
«Estos dos casos que ha habido de neumonía lipoidea son casos puntuales, pero ante la duda lo que pedimos es precaución y cautela, porque lo que desprende del vapor no es agua nada más; es agua y algo más», explica Camarelles, quien no duda que se conocerán en el futuro nuevos casos, aunque admite que debido al tipo de neumonía no es significativo.
«Lo importante es que ésta noticia va en contra de quienes dicen que son inocuos y muestra que es necesario hacer un seguimiento», y, para ello, está a favor de poner en marcha controles como los que se establecen en los fármacos, con ensayos en la población antes de su autorización y una vigilancia mayor tras su comercialización.
Todo esto hace que «haya dudas sobre su seguridad», aunque admite que «es menos tóxico que el tabaco». No obstante, recuerda, el líquido a vaporizar contiene generalmente nicotina (habitualmente entre 6 y 24 mg), glicerina o propilenglicol (un alcohol volátil usado entre otros en algunas presentaciones farmacológicas) y aditivos alimentarios que dan diferentes sabores (menta, chocolate, regaliz, etc) que pueden ser particularmente atractivos para los adolescentes.
Las asociaciones medicas de diferentes partes del mundo, así como la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han mostrado reticentes en cuanto a su «uso, su toxicidad y consumo», incluso para dejar de fumar a través de los que se llama «estrategia de deducción de daño», es decir el uso dual -combinando tabaco y vapeo — para reducir el consumo del primero.
Al respecto, desde la CNPT señalan que «no existen estudios suficiente para afirmar que sirven para dejar de fumar»; además de que consideran que supone «una amenaza para la prevención y el control del tabaquismo en España», significa «una vuelta atrás» y supone «perpetuar la presencia social del tabaco».
La CNPT y la OMC, y otras 37 sociedades médicas, han remitido al Senado una propuesta de regulación de los cigarrillos electrónicos en la que defienden «ser serios» con este tema, para que su regulación se equipare a la de los cigarrillos convencionales en los espacios de utilización, en la promoción y publicidad y en la fiscalidad, teniendo en cuenta que no deja de ser un producto que utiliza la nicotina.