Visibilizar, normalizar e informar sobre los trastornos de adicciones, la mejor medida para luchar contra el estigma

 

Todos los participantes coincidieron en la importancia de la información, normalización y visibilización de las adicciones, un problema de salud pública que afecta a la sociedad en general y que constituye un fenómeno social, como mejores armas para combatir el estigma que sufren las personas que lo padecen y que, en ocasiones, son discriminadas. Además, insistieron en la necesidad de liderar esta lucha desde la cooperación entre los distintos colectivos profesionales con equipos multidisciplinares para proporcionar una atención integral centrada en la persona teniendo en cuenta su contexto, circunstancias y sus derechos.

 

Pese a las discrepancias entre los intervinientes de considerar las adicciones como un trastorno, conducta o enfermedad, todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de eliminar todo tipo de connotaciones negativas y etiquetas, y centrarse en ayudar a las personas con estos problemas. 

 

“Para los antiguos griegos el estigma era una marca, una señal negativa que distinguía a una persona”, empezaba definiendo el presidente de Socidrogalcohol Francisco Pascual.  Hoy el estigma en la persona con trastorno adictivo son prejuicios, es una forma en la que la persona con este problema de salud se ve como diferente, inferior, tanto por él mismo como por la sociedad. Esto le hace no participar y no intervenir socialmente. 

 

 

Para el presidente de la OMC, el Dr. Serafín Romero el estigma es una marca que va unida a los estereotipos sociales al uso y dependientes de la época y al lugar donde nos encontremos. A su juicio, «esta sociedad nos marca, nos etiqueta desde que nacemos».

 

Para el Dr. Romero, se crean enfermedades ficticias, como ocurre con la adicción a las drogas, por intereses económicos lucrativos. «Nos dicen que estamos enfermos, nos estigmatizan y nos indican que tenemos que tomar pastillas. Muchos laboratorios se aprovechan de esta situación. Medicalizar la vida es un problema social», matizó.

 

“La familia también está estigmatizada, con dolor y con sufrimiento, explicó Cristina Padros, psicóloga de CAARFE quien apostó por trata de definir la adicción como un concepto entre trastorno y enfermedad.

 

Miguel Ángel Rodríguez en representación de la FAD puso sobre la mesa unos datos extraídos de un estudio realizado desde la fundación. En este se preguntaba a la gente si consideraban a una persona con adicción una ‘persona normal’. Un 40% respondía que sí en 2004 mientras que solo respondía que sí un 25% en el 2014. “Esto significa que se detiene la normalización que había empezado a producirse por valores defensivos producidos por la crisis de valores, lo que supone un retroceso”, explicaba Rodríguez.

 

Para Rodríguez hay que incidir en la prevención y en concienciar a la sociedad para detectar que se puede hacer.

 

El estigma ha estado presente siempre en el mundo de la salud mental y lo está también en el mundo de las adicciones. Josep Vilajoana, en representación del Colegio General de Psicólogos, explicaba que el estigma se construye y que el reto es que todas las entidades que se han adherido al manifiesto propuesto por Socidrogalcohol lideren y cooperen para trabajar por #RomperElEstigma (nombre de la campaña). «Es importante tener en cuenta el carácter multidisciplinar a la hora de abordar las adicciones y contar con todos los colectivos profesionales», afirmó.

Asimismo, insistió en la importancia de tratar las adicciones como una conducta.

 

 

El debate puso sobre la mesa propuestas hacia dónde dirigir el trabajo que hay que hacer con el objetivo de romper el estigma. Juan José Fernández, representante de la RIOD, habló de la necesidad de fijarse en colectivos que ya han estado trabajando en este sentido. En su opinión no han funcionado las campañas informativas porque no han llegado a la población a la que tenían que llegar y ha funcionado muy bien el contacto con personas estigmatizadas pero extendiendo al resto de población su visión desde la cooperación y el respeto. Fernández destacó también la necesidad de desarrollar y practicar el concepto de solidaridad, trabajar el autoestigma y el empoderamiento. Además alegó a que se trata de un problema de salud pública. «Si estamos en silencio gana el estigma».

 

Por su parte, Rafael Arredondo en representación de los trabajadores sociales, señaló que «no tenemos que olvidar nunca el matiz social”, quién además matizó que no estamos en igualdad de condiciones cuando se ejerce prevención y socialmente se invita de forma continuada al consumo, sobre todo de alcohol, que es la droga más consumida en España. «El deporte es un elemento preventivo clave para reducir el consumo de alcohol», expresó.

 

José Luís Rabadán, como representante de la UNAD, habló de la necesidad de inversión en el modelo biopsicosocial. «Para luchar contra el estigma y las adicciones -explicó- hay que apostar por un modelo que tenga en cuenta lo social».

 

Incidió en la idea de que las adicciones se tratan de un trastorno de una enfermedad y en la importancia de quitar las connotaciones negativas. 

 

La Dra. Mª del Mar Sánchez Fernández, coordinadora del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) en Castilla La Mancha y miembro de la Comisión Nacional del PAIME reiteró la idea de normalizar los trastornos adictivos para luchar contra el estigma empezando primero por los profesionales. «Si sensibilizamos a nuestros compañeros para que rompan el estigma los ciudadanos seguirán el ejemplo y normalizar la situación».