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Proteger los ojos en verano

En la época estival, aumentan los problemas oculares. Por eso, al igual que se insiste en la protección de la piel frente a las radiaciones solares, hay que proteger los ojos. Entre los principales factores que pueden dañar los ojos encontramos la alta luminosidad ambiental, la exposición al sol y el cloro de las piscinas, así como las altas temperaturas, la sequedad del ambiente y una deficiente protección a la hora de practicar determinados deportes

Madrid, Agosto 2009 (medicosypacientes.com)

Gafas de sol

La excesiva exposición a las radiaciones solares -en concreto, a las ultravioletas- está muy vinculada a sufrir quemaduras corneales o queratoconjuntivis, así como a intensificar determinadas afecciones como pterigion y, a largo plazo, cataratas o algunas lesiones de retina, enfermedades éstas últimas relacionadas con el envejecimiento.

Este factor se ve intensificado por el deterioro continuo de la capa de ozono, cuya función principal es la protección frente a las radiaciones ultravioletas lesivas para el ojo. De ahí la importancia del uso de gafas de sol homologadas, cuya finalidad, más allá del elemento estético, consiste en proteger de las citadas radiaciones ultravioletas, disminuir la probabilidad de deslumbramiento, y amortiguar la luminosidad solar. Todo ello sin afectar a la apreciación de los colores y al contraste de las imágenes.

Por último, cabe resaltar que usar gafas de sol que únicamente tengan los cristales de color, pero que no protejan de las radiaciones ultravioletas, es más perjudicial que no usarlas. Ello es debido a que, al disminuir la luminosidad, la pupila se dilata quedando, por tanto, desprotegida ante las radiaciones ultravioletas y sus consiguientes efectos negativos para la visión.

Protección ocular en el deporte

En verano, se incrementan las consultas oftalmológicas de urgencias derivadas de la práctica deportiva sin una adecuada protección ocular. Tal es el caso de deportes que utilizan pequeñas pelotas como el tenis, el padel o el squash en los que existe la probabilidad de recibir un impacto de la bola en el ojo.

Existen casos en los que dicho impacto provoca el estallido del glóbulo ocular, lesión mucho más grave que la de sufrir un corte en la superficie del mismo.

Por otro lado, en el ciclismo, la protección de las gafas puede evitar que los cuerpos extraños impacten y se alojen en el ojo. Asimismo, es recomendable el uso de gafas a la hora de practicar natación para evitar la irritación ocular debida a la cloración del agua.

Infecciones habituales en verano

Se trata de un período propicio para la transmisión de enfermedades oculares, ya sean bacterianas o víricas.

Entre las infecciones oculares más comunes, suelen encontrarse la conjuntivitis y la queratoconjuntivitis. Asimismo, son frecuentes los casos de irritaciones conjuntivales debido a una excesiva cloración del agua, por lo que es obligatorio el uso de gafas de natación en las piscinas, que incluso pueden estar graduadas. Si aparecen síntomas como picor o escozor, nunca se deben frotar los ojos ya que causará un aumento de la inflamación y de las molestias, lo mejor es acudir al oftalmólogo.

Nunca se deben utilizar lentes de contacto cuando se esté en el agua, sea del mar o de la piscina, ya que se pueden contaminarse y causar infecciones muy graves en el ojo.

Sequedad del ambiente

Se produce, sobre todo, por el calor, en zonas alejadas del mar o por exposición prolongada al aire acondicionado. La sequedad provoca una mayor evaporación de la lágrima, dando lugar a la sensación de ojo seco o de cuerpo extraño, escozor, pesadez, ganas de tener los ojos cerrados. Es conveniente el uso de gafas de sol ya que impide que la lagrima se evapore. No obstante, si se sufre de estos síntomas durante un tiempo prolongado, se deberá acudir a un especialista para que prescriba el tratamiento más adecuado.

Alergias

El descenso de las lluvias que se produce en verano incrementa el número de partículas en suspensión en el aire y genera un ambiente cargado capaz de provocar alergias oculares. Es importante acudir al especialista en cuanto se empiecen a notar los primeros síntomas de alergia. Hay que tener un cuidado especial con los niños y adoptar la misma medida si nota que tienen los ojos irritados o enrojecidos, incluso sin haber ido a la piscina.

Consejos prácticos para reducir las alergias: las gafas de sol reducen el contacto de los alérgenos con los ojos; poner en el aparato del aire acondicionado un filtro especial para alergicos; reducir las actividades al aire libre hasta media mañana, ya que antes hay mayor cantidad de polen; y utilizar gafas de natación, ya que el cloro empeora las conjuntivitis alérgicas.

Cuidado especial para los niños

Hay que prestar una especial atención al niño y observar bien sus ojos, para prevenir una posible irritación o alergia.

  • Las gafas de sol no son sólo para los adultos. La visión de los niños debe protegerse tanto o más que la de los mayores. No obstante, hay que tener cuidado con el modelo elegido; hay que asegurarse de que está homologado y de que cuenta con un filtro protector contra los rayos ultravioleta.
  • Si el niño no quiere saber nada de gafas, puede ponerle un sombrero o una gorra provista de una amplia visera. En ningún caso, debe estar expuesto prolongadamente al sol con la cara descubierta.
  • Desconfíe de los días nublados. Los rayos solares actúan durante todo el día, haya nubes o no.
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