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Pediatras piden protección para embarazadas y lactantes frente al cannabis

El Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP) insta a la protección para los menores ante quienes abogan por la legalización del cannabis en España y tras dar a conocer los resultados de un estudio según el cual entre el 10 y el 12% de las mujeres embarazadas y el 7% de lactantes están expuestas al humo del cannabis, y entre el 4 y el 5% lo consumen de forma activa al inicio de la gestación

El coordinador de dicho Comité, Dr. Juan Antonio Ortega, señaló al respecto, que, por lo general «las mujeres que lo consumen reducen  el hábito cuando se enteran del embarazo, pero ya se han llevado, al menos, seis u ocho semanas de exposición».

 
El experto agregó que el 90% del «peso cerebral se construye en el periodo que va entre los seis meses antes de nacer hasta los primeros tres o cinco años de vida», por lo que insistió en la necesidad de «luchar por que tengan aire limpio en ese periodo de vida».
 
«El cerebro fetal tiene receptores cannabinoides y se han descrito una serie de efectos en su neurodesarollo por la exposición intrauterina a lo largo del desarrollo». «Eso supone alteraciones relacionadas con el neurocomportamietno, con la conducta, con el desarrollo cognitivo, con déficits en la memoria verbal y perceptiva o en el razonamiento verbal y visual», puntualizó.
 
Según Ortega, aunque «escasas», existen evidencias científicas de que, al alcanzar la adolescencia, estos jóvenes presentan una «mayor tendencia» al consumo de cannabis porque tan solo «han retomado algo que ya probaron en la etapa intrauterina». «La inmensa mayoría de los jóvenes españoles no empiezan a fumar cannabis a los 15 años, ya lo fumaron en el vientre de su madre», resolvió.
 
Asimismo, la exposición al cannabis en esta etapa se ha relacionado con una mayor tasa de fracaso escolar, conductas hiperactivas, falta de atención, mayor riesgo de inicio en el consumo de otras drogas y delincuencia. En este punto, criticó que el «debate» se centre en la legalización del consumo en los adultos cuando, a su entender, el «foco de atención» debe ponerse sobre la protección del menor.
 
Desde su punto de vista, «no vale con crear un apartado especial para la infancia, sino que es necesario poner el esfuerzo en proteger al cerebro del menor cuando se está construyendo y, en todo caso, si hay que hacer un apartado especial, que sea para los adultos». Ese, a su juicio, “es el desafío que tenemos por delante como país»
 
A este respecto, admitió la necesidad de «mirar hacia la protección más que hacia la despenalización” e «invertir» en la protección de las embarazadas y de los bebés en sus primeros años de vida «si queremos tener unos adolescentes y adultos más saludables», tal y como establece el modelo islandés, dado que los menores «son mucho más vulnerables, respiran más veces por minuto y tienen mecanismos de toxificación menos instaurados».
 
Ortega lamentó que se hayan «gastado 20 años en desentrañar el genoma pero hemos dedicado pocos esfuerzos al exposoma, a conocer y comprender los factores de riesgo ambientales y contaminantes que influyen en nuestra salud». «El exposoma será el desafío de la medicina y la pediatría de este siglo», auguró.
 
‘Hoja verde de embarazo y lactancia»
 
Al respecto, el Dr. Ortega hizo hincapié en la necesidad de extender a todo el sistema nacional de salud la aplicación de la ‘Hoja verde de embarazo y lactancia». Se trata de un test de cribado ambiental que se desarrolla en apenas cinco minutos, se aplica en las consultas de Murcia y Olot (Gerona) y que presentó como una «herramienta muy poderosa» y una «ventana de oportunidad para detectar los riesgos e intervenir en consecuencia», ya que su fiabilidad en la detección de droga la sitúa al nivel de estudios con biomarcadores.
 
Un instrumento que, además, «recupera» una faceta que, a su entender, «los clínicos nunca debieron perder», como es la «preocupación por el entorno del paciente, por el aire que respira, el agua que bebe y los alimentos que come» y todo ello desde una perspectiva de género.
 
Protección del entorno del feto
 
Una visión que comparte Aura Roig, activista y miembro de la Red Estatal de Mujeres Antiprohibicionistas (REMA), quien se mostró «totalmente de acuerdo» con la necesidad de proteger al feto del consumo de cannabis en su entorno.
 
«No hay ninguna madre que no quiera proteger a su criatura y hay que abordar de manera holística la salud de los dos para no interferir en el vínculo materno filial», afirmó.
 
Para Roig, una de las principales dificultades que afrontan las madres que consumen cannabis es la falta de información «fiable, rigurosa, basada en la evidencia y libre de moralismo, prejuicios y estigmas» que les permita tomar la decisión correcta sobre si continuar o no con este hábito para evitar riesgos. «No se trata de criminalizar sino de acompañar a las madres desde antes del parto y darles los mecanismos y servicios de atención más adecuados si tienen algún problema relacionado con el consumo para que un momento que se supone feliz no acabe siendo muy traumático tanto para ella como para la criatura», añadió.
 
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