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Nel A. González: “Tener un familiar con una enfermedad mental. Es sentirse solo y encontrarse 50 puertas cerradas”

Si hay alguien que sepa sobre salud mental son ellos. Los familiares y pacientes que conviven cada día con estas patologías en un sistema que sistemáticamente les da la espalda

La previsión de la OMS es que los trastornos mentales serán en 2030 la principal causa de discapacidad; y, sin embargo, “la salud mental no está debidamente atendida, con recursos necesarios, en ninguna Comunidad Autónoma de España”, tal y como explica Nel A. González Zapico, presidente de la Confederación Salud Mental España, para el último número de la Revista OMC. 

“Cuando aparece en una familia un caso de salud mental, comienza un peregrinaje fruto de la desorientación y de no saber qué hacer y a donde acudir”, señala González Zapico. Tras el difícil proceso de aceptar la enfermedad y aprender a convivir con ella, el paciente y la familia se movilizan en búsqueda de ayuda. 

La puerta de entrada ante cualquier problema de salud es la Atención Primaria. Sin embargo, en la opinión del presidente, “no está suficientemente dotada. Hay carencias de recursos psicológicos y terapéuticos e incluso falta de información para coordinar adecuadamente el proceso del paciente”. Como los apoyos de AP para la salud mental son limitados; se deriva a la atención especializada, al centro de salud mental con su psiquiatra de referencia, “aquí nos volvemos a encontrar que los recursos son también escasos y hay enormes carencias”, asegura.

¿Entonces qué ocurre? Que después de llamar y encontrarse 50 puertas cerradas, aumenta el sufrimiento de la persona y de todo su entorno familiar. “Te encuentras en una situación de desesperación, desorientación, de desamparo institucional, de sentirse solo en esto, de desasosiego y sentir que no te da solución nadie”, afirma Nel A. González Zapico.

Fruto de la desesperación y del estigma, muchas personas buscan la solución rápida que es el ingreso en una clínica privada. “Esto no es una solución. Y muchos ni siquiera pueden permítesela. El Estado tiene que cubrir las necesidades de cualquier persona. surja lo que surja. Debe apoyar, proteger y atender de una forma adecuada a cualquier persona y su entorno familiar”, indica. 

De hecho, en España el 85% de la carga de los trastornos mentales recae en el ámbito familiar. Por ello, es tan importante atender adecuadamente a las familias en su conjunto con una estrategia global que atienda también al entorno social de la persona.

Por poner un ejemplo, en la Comunidad de Madrid son más de 1.300 las personas que, a pesar de logar, con las dificultades que supone, ingresar en la Red de Salud Mental, en el Programa de continuidad de cuidados en su centro de salud mental, se encuentran en lista de espera para acceder a alguno de los recursos de la Red de residencias de salud mental, pisos supervisados, plazas en pensiones, centros de día, centros de rehabilitación, miniresidencias o equipos de apoyo, según datos de la CAM. 

En nuestro país la atención a los problemas de salud mental ya era muy precaria antes de la pandemia, con recursos insuficientes, poca justificación económica… La crisis sanitaria de COVID-19 no ha hecho más que agravar esta situación de los que ya sufrían una enfermedad como de los nuevos casos surgidos a raíz de la pandemia. “Es muy posible que la previsión de la OMS se cumpla si no se asignan recursos suficientes y de una forma casi inmediata”, asegura Nel González.

¿Pero cómo se le otorga a la salud mental la importancia política que merece? De lo que no se habla, no existe. Y aún queda mucho por hacer para acabar con el estigma y tabú que existe en torno a estas enfermedades. “En occidente, generalmente, pensamos que los problemas de salud mental son algo que afecta a otras personas. La sociedad no está concienciada. La gente espera que no le toque y solo cuando le toca en su entorno o en su propia persona es cuando toma conciencia”, indica el presidente de Salud Mental España.

Existe un estigma histórico y cultural en los trastornos mentales, y “solo se puede acabar con esta dinámica, cambiando de actitud con educación y concienciación social”, afirma. “Y es que si tú te rompes una pierna vas al médico y te tratan, y si tienes diabetes, vas y te ponen un tratamiento de insulina. Esas enfermedades se abordan. Pero los trastornos mentales, que se manifiestan de muchas maneras, no se abordan como otros problemas de salud. Es difícil llegar a ellos porque no se cuentan”, explica. 

¿Entonces qué está pasando en la atención a la salud y bienestar mental de las personas? 

Durante la pandemia se suspendió totalmente la atención a la salud mental. “Había mucha gente que estaba en una habitación e iban a centros de día, y sufrieron una merma en toda su atención. La gente se vio desamparada y desatendida y las consecuencias de ello todavía están por ver”, señala el experto.

Asimismo, surgieron trastornos derivados de la propia pandemia causados por situaciones de soledad, tristeza, incertidumbre… “Sobre todo, se ha visto ampliado en población de primera línea como los sanitarios y en la población adolescente con incremento de ideas suicidas”, matiza.

Pero la pandemia también ha supuesto un punto de inflexión para empezar a hablar de salud mental. Comunidades Autónomas y Ministerio de Sanidad han acelerado la actualización de la Estrategia Estatal de Salud Mental que está prevista para este año. 

Se trata de una estrategia marco de referencia; ya que las competencias están transferidas a las CCAA. “Debería ser una ley estatal que coordine todo, porque la atención a la salud mental es muy diversa según el territorio. Hay autonomías que dedican más recursos, otras menos; pero no está debidamente atendida en ninguno de los territorios de nuestro país. Faltan recursos”, señala González para quien la salud mental de la población debe ser una prioridad en la agenda política.

“Como ciudadanos tenemos derecho a que nuestra salud sea atendida adecuadamente. Y, para ello, debe haber una asignación grande de recursos en los Presupuestos Generales de Estado”, revindica. Además, bajo su punto de vista no debe limitarse a ser una estrategia psiquiátrica debe contemplar una red de apoyo y recursos sociales que implique también a la ley de dependencia 

Es más, en el entorno europeo hay 18 profesionales de la psicología por cada 100.000 habitantes, en España no llega a 6. “Mientras no se asignen recursos económicos y humanos no estaremos haciendo nada”, defiende. Muchos problemas de salud mental leves se pueden abordar en Atención Primaria si está dotada adecuadamente y sin necesidad de derivar al psiquiatra. “No solo hay que paliar los síntomas con medicación. Hay que ahondar en la causa de la enfermedad. Trabajar en terapia. Hacen falta muchas más cosas. Y tener un profesional con tiempo suficiente para atenderte y entenderte”, explica.

A la hora de solicitar ayudas públicas; la situación no mejora. Y es que la baremación de la salud mental de la discapacidad no está adaptada. “Cuando se trate como una enfermedad más, se le dará el lugar que corresponde. La salud mental es algo envolvente. Nos abarca y afecta a todos: a nuestro entorno social, familiar, profesional, amistades, vecinos, comunidad… Afecta a todos. Y en el centro está la persona afectada”, subraya.

El suicidio, principal problema de salud pública

Cuando el sistema falla; el suicidio es consecuencia de la ruptura de la salud mental. “Es el principal problema de salud pública de España, y de occidente, en general. Necesitamos una atención adecuada para la salud mental y una acción decidida política de prevención del suicidio”, afirma. 

En España se suicidan 10 personas al día y 200 lo intentan. “Hay que poner el problema sobre la mesa. Necesitamos la intervención del Estado para afrontar este problema”, manifiesta.

Para ello se requiere de un nivel de concienciación mayor, ya a nivel escolar para prevenir problemas de salud mental aprendiendo técnicas para un manejo emocional adecuado ante las dificultades de la vida. Asimismo, se necesitan, en opinión del experto, campañas de concienciación como las de seguridad vial para que la sociedad tome conciencia. Y, finalmente, la puesta en marcha, desde el Estado, de un teléfono de tres cifras fácil de recordar para consultar dudas en el proceso de ideación suicida. Con esta medida Finlandia redujo la tasa de suicido un 40%.

“Señores salvemos vidas y defendamos los derechos de la salud mental de la población”, concluye. 

 

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