jueves, marzo 28, 2024

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La responsabilidad es individual

La Junta Directiva del Colegio de Médicos de Bizkaia reflexiona en este artículo sobre la importancia de la responsabilidad y conciencia social necesarias ante esta situación de desescalada en la que cualquier error o falta de responsabilidad puede poner en riesgo de neuvo a toda la población.

Hace escasos días, hemos dado otro pequeño paso adelante para salir de la situación de confinamiento en la que llevamos ya dos meses. En la Comunidad Autónoma Vasca, la precaución ha hecho que ese paso haya sido más pequeño, pero actitudes recientes nos hacen pensar que una parte de la población no es consciente de que todavía corremos un grave peligro.

La pregunta sería: ¿Hasta qué punto somos capaces de darnos cuenta de lo que nos estamos jugando si nos relajamos y no seguimos manteniendo las indispensables medidas de seguridad en esta situación?

La mayoría de las personas están siendo responsables y precavidas, ciertamente. Cumplen con los requisitos de seguridad y se mantienen a salvo del contagio y de contagiar. Es lo que corresponde. Aún diremos más, es su obligación, la de todas y cada una.

Pero no todas lo están haciendo. Y esas pocas vuelven a poner al conjunto de la población en riesgo de volver a la casilla de salida. ¿Inconsciencia? ¿Falta de responsabilidad? ¿Egoísmo? Quizá un poco de todo. En cualquier caso, inaceptable y, sobre todo, tremendamente peligroso. No solo para ellas, sino para la colectividad.

Las ciudadanas y los ciudadanos han de tener presente en todo momento que deben responsabilizarse de su propia seguridad, de la de sus familias y de la de su entorno. La responsabilidad del posible contagio es de cada cual, no es delegable.

No podemos volver a poner en riesgo la vida de miles de personas por entrar en recintos cerrados sin nuestra mascarilla, por amontonarnos ante las mesas de una terraza, por pasear con las amistades sin mantener la distancia establecida, etc. Dos metros no son 20 centímetros. Actuemos con responsabilidad y con conciencia social.

Los sanitarios y las sanitarias no podemos entender que se produzcan peligrosas actitudes incívicas, por lo que apelamos a que, cuando sea necesario, se adopten las medidas oportunas para evitar estas conductas.

Las tasas de nuevos contagios, de personas fallecidas, de personas curadas… son esperanzadoras, pero no caigamos en la tentación de pensar que esas cifras indiquen que el peligro ha pasado, porque no hay nada más lejos de la realidad.

El porcentaje de población inmune al SARS CoV-2 sigue siendo muy bajo, por lo que no estamos en situación de inmunidad «de rebaño» ni disponemos aún de la vacuna. El virus sigue ahí esperando la oportunidad de expandirse. No se la proporcionemos.

Los médicos y las médicas, y todas y todos los profesionales sanitarios, cada cual con su nivel de competencia y responsabilidad, hemos estado y seguimos estando al pie del cañón, a veces sin los equipos de protección necesarios, sin los medios ni el personal suficiente, poniendo en riesgo nuestras vidas y las de nuestras familias. Desde las consultas de Atención Primaria hasta en las áreas más especializadas de los hospitales, las y los profesionales de la Medicina trabajamos sin descanso para ayudar a nuestras y nuestros pacientes a vencer a la COVID-19.

En un principio el foco estaba en el entorno hospitalario, las UCI, Urgencias, Medicina Interna, Neumología… fundamentalmente, con las imágenes dramáticas que toda la ciudadanía tenemos grabadas en la memoria y a las que no debemos volver. Ahora otro campo, en el que se ha estado jugando también desde el principio, se hará más visible: el de los centros de salud y los ambulatorios. Las y los pacientes seguirán haciendo la primera llamada a sus médicas y médicos de Familia, quienes continuarán detectando los posibles casos de COVID-19 para, según la gravedad de los síntomas, tratar a cada paciente dónde y cómo corresponda y hacer una labor tan importante como la detección precoz de casos y de sus contactos para su aislamiento. Queda todavía un trabajo ingente por delante. Un trabajo que requerirá más medios, refuerzos, para que este valle en el que parece que nos encontramos, no vuelva a convertirse en un segundo pico letal.

Que no se nos olviden nunca todas las personas que han muerto solas. Todo el personal sanitario, todas las médicas y médicos que han muerto intentando salvar a otras personas. Tengamos presente siempre que está en nuestra mano evitarlo.  Porque si lo olvidamos, habremos perdido. La responsabilidad es individual.

La Junta Directiva del Colegio de Médicos de Bizkaia.

 

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