viernes, abril 19, 2024

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La Junta Directiva del Colegio de Médicos de Ourense se pronuncia sobre la situación asistencial del SERGAS

En relación a las afirmaciones publicadas en los últimos días en los medios de comunicación locales, la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Ourense, ha emitido una carta porque “ve necesario compartir su análisis de la situación asistencial, a día de hoy, en la sanidad pública de Ourense, que en ningún caso podemos considerar de “total normalidad”

La pandemia COVID19, las consecuencias derivadas de la misma en las patologías habituales, sobre todo las crónicas y complejas, sumadas a los déficits previos a la misma, que esta Junta Directiva viene señalando desde hace años, hacen que estemos en un momento muy difícil en muchos dispositivos y servicios esenciales de nuestro sistema sanitario público, en primaria, en hospitalaria, en urgencias… tanto en Ourense, como en Galicia y en la mayoría del Estado español. 

 
La escasez de las plantillas en muchos centros de salud y servicios hospitalarios y de urgencias, la dificultad en la cobertura de los hospitales comarcales…, son ahora más evidentes que nunca al aumentar la demanda asistencial, y ponen de relieve la falta o la lentitud de la respuesta del SERGAS, en los últimos años, a las propuestas desde múltiples agentes sanitarios para modificar la política de recursos humanos,  para desarrollar una buena y transversal estrategia de cronicidad, para introducir con convicción nuevas fórmulas de organización del trabajo asistencial con roles más eficientes de los profesionales sanitarios, para implementar políticas de promoción del uso adecuado de los recursos sanitarios por los ciudadanos en vez de los mensajes de falsa accesibilidad que oímos habitualmente y, sobre todo, para una apuesta decidida por la autogestión de los equipos asistenciales con liderazgos centrados en la excelencia.   
 
Se ha perdido demasiado tiempo y ahora es complicado, con el déficit estructural de recursos humanos que va a incrementarse en los próximos años, dar respuesta a estos problemas que emergen con fuerza en el entorno de la pandemia. 
Planes sobre el papel, sobran. Valentía y voluntad política para llevarlos a cabo, asumiendo si es preciso la impopularidad que alguna de las decisiones pueda implicar, no se han visto con mínima continuidad.
Simplificar el problema, como estamos escuchando últimamente, en el carácter presencial o no de las consultas de Atención Primaria, es desenfocarlo por completo. Lo importante es garantizar la calidad, la continuidad asistencial y la resolutividad de las actuaciones sanitarias, tanto en primaria como en urgencias o en las diversas especialidades hospitalarias. 
 
En el caso de la Primaria, esto pasa por limitar, en los centros más congestionados, el número de consultas diarias por médico, recuperar el concepto de equipo asistencial con el liderazgo del médico y el jefe de servicio, implantar ya sistemas de citación integral que ordenen y prioricen la demanda, liberando al médico de actuaciones que pueden ser bien resueltas por otros perfiles profesionales y modificar la dinámica de cobertura de ausencias o de sobreaforos, con jornadas complementarias bien remuneradas, de calidad, resolutivas y con la máxima continuidad asistencial posible. 
 
Así que llegados a este punto, en el contexto en que nos encontramos, debemos exigir aumentar las plantillas en los dispositivos más desbordados, contratos estables para los nuevos especialistas (se siguen haciendo contrataciones cortas injustificables), incentivos para la cobertura de los puestos de más dificultad, el desarrollo integral en todo el sistema sanitario público gallego del Plan para una atención primaria vertebradora con las medidas que en él se concretan, la recuperación de la actividad quirúrgica y de consultas hospitalarias -en grave atonía en nuestros hospitales desde el inicio de la pandemia- con planes concretos y acotados en el tiempo, consensuados con los servicios implicados…
 
Todo ello precisará la financiación y presupuestación adecuadas, y los cambios normativos/legales y la flexibilidad en la gestión que sean precisos. No hay tiempo que perder, en todo caso.
 
Como ya hemos planteado en varias ocasiones, los profesionales sanitarios estamos, en demasiados casos y por demasiado tiempo, sobrecargados y exhaustos. Pero lo que es peor, comienza a cundir una cierta desmotivación, al apreciar que el día a día no sólo no mejora, sino que las dificultades se acumulan. Es, por tanto, el momento de medidas rápidas y contundentes que preserven el capital más importante de nuestro buen sistema sanitario público: el de los profesionales. Y la única forma de comenzar a resolver un problema es reconocer, sin ambages, su existencia. 
 
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