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La inversión en salud mental en España se encuentra lejos de la media europea, con un 5% del gasto sanitario total

 

La inversión en salud mental en España es del 5% del gasto sanitario total, lo que se aleja mucho de la media europea y de otros países europeos, que invierten cerca del 10%, según alertan los expertos en el simposio «Propuestas concretas para asegurar la calidad asistencial y la innovación en Salud Mental», realizado en el marco del VI Congreso de Ansiedad y Trastornos Comórbidos

Barcelona, 18 de febrero de 2014 (medicosypacientes.com)

Numerosos expertos que participaron en el simposio «Propuestas concretas para asegurar la calidad asistencial y la innovación en Salud Mental», realizado en el marco del VI Congreso de Ansiedad y Trastornos Comórbidos, y celebrado este fin de semana en Barcelona, coinciden en la importancia de seguir mejorando la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, que finaliza este año y se inicia un nuevo periodo, para trazar nuevos objetivos y retos y analizar la situación actual.

Según ha asegurado el doctor Claudi Camps, del Instituto de Asistencia Sanitaria de Gerona, durante el Simposio «España se encuentra entre los cuatro países más innovadores de Europa en materia de Salud Mental».

En su opinión los principales avances producidos hacen referencia al éxito en la aplicación de diferentes programas asistenciales sobre los que ya hay evidencia de que producen una mejora cualitativa e integrarlos en un modelo asistencial global. Más concretamente, «programas de intervención precoz en la psicosis, apoyo a la Atención Primaria con visitas compartidas, definiendo claramente procesos transversales de gestión clínica, una buena coordinación y flexibilidad entre recursos hospitalarios y comunitarios capaz de ofrecer la suficiente coherencia asistencial, y la cada vez mayor integración de la atención a las adicciones y a la salud mental, tanto de adultos como infanto-juvenil» ha explicado el Dr.Camps.

Evaluar la inversión para valorar qué medidas funcionan, potenciar los recursos asistenciales dirigidos a poder mantener la funcionalidad social de los afectados y el empleo, promover la investigación que lleva a la innovación terapéutica, estimular la colaboración publico privada, implantar sistemas de calidad integral o la evaluación continua de resultados, son algunas de las propuestas más importantes para mantener la calidad y excelencia asistencial en salud mental en nuestro país.

En este sentido, el doctor Celso Arango, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), ha destacado que «lo aconsejable» seria que el nuevo Plan fuera redactado por expertos en Salud Mental, partiendo de una evaluación crítica y constructiva del Plan anterior». Y ha añadido que hay todavía un aspecto con amplio margen de mejora, debido a que en España, «los planes son declaraciones de intenciones y no se hacen evaluaciones críticas posteriores que valoren su grado de cumplimiento».

Se estima que cuatro de cada 10 personas en Europa (el 38% de la población) padecerá una enfermedad mental a lo largo de su vida. Su gran prevalencia y la discapacidad que ocasionan hacen que este tipo de trastornos produzcan un gran coste socioeconómico; tanto es así que se estima que «las enfermedades del cerebro ocasionan en Europa un coste de 797 billones de euros al año», ha explicado el doctor Arango.

«De hecho, la importancia social de las enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el autismo es tal que se estima que las enfermedades del cerebro producen más discapacidad y más años de vida perdidos por enfermedad que todas las oncológicas, cardiovasculares y diabetes juntas. De esta forma, el 30% de la discapacidad ocasionada por cualquier enfermedad en nuestro país se debe a una enfermedad neuropsiquiátrica», ha asegurado el doctor Arango.

Por este motivo, el director científico del CIBERSAM ha hecho hincapié en la necesidad de otorgar recursos para la atención de las enfermedades mentales graves, que sigue siendo menor en España que en otros países de nuestro entorno y en comparación con otras enfermedades menos costosas: «la inversión en salud mental en España es del 5% del gasto sanitario total, lo que nos aleja mucho de la media europea y de otros países europeos, que invierten cerca del 10%. Esto se debe, sobre todo, a la falta de políticas sanitarias a largo plazo, en el sentido de que las enfermedades mentales son más discapacitantes, crónicas e invalidantes que otras pero no causan una tasa de mortalidad importante en cuatro años, plazo en el que se fijan los gobiernos para tomar decisiones y adoptar medidas».

En opinión de Ana Cabrera, directora de la Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de Enfermos con Esquizofrenia (AMAFE), «la innovación es vital para el paciente a todos los niveles: farmacológico, psicosocial, comunitario, etcétera. Debemos innovar luchando por humanizar la asistencia y garantizar la continuidad de cuidados dirigidos a proporcionar atención ambulatoria integral, bio ? psico ? social». Además, añade Cabrera, «tanto el diagnóstico como el tratamiento debe contemplar de forma integral la atención a necesidades y problemas en todos los ámbitos de la vida de la persona diagnosticada considerándolos como un todo y no como aspectos aislados.»

La situación de crisis actual y cómo afecta ésta a la innovación, es una preocupación más que sumar a las diferencias en el acceso que a nivel nacional se perciben, según ha explicado la directora de AMAFE: «Si bien podemos asegurar que la atención médica urgente está prácticamente garantizada en todas las comunidades autónomas, también es cierto que existen diferencias cuantitativas y cualitativas con respecto al acceso a programas psicosociales de rehabilitación,  en acceso a psicoeducación tanto de pacientes como de sus familias,  en asesoramiento, en apoyo al desarrollo de soportes comunitarios, así como diferencias en implantación de modelos de provisión de servicios asistenciales o equipos de tratamiento asertivo comunitario, a pesar de que la literatura científica demuestra su eficacia facilitando la continuidad de cuidados», ha indicado.

Propuestas para mantener la excelencia sanitaria en salud mental

«En los últimos 12 años, el nivel de excelencia de la calidad asistencial en torno a la salud mental ha aumentado considerablemente, gracias a la creación de planes específicos de salud mental en la mayor parte de territorios, si bien todavía tenemos un largo camino por recorrer», ha asegurado el doctor Camps. «Asimismo, el desarrollo de redes de salud mental comunitarias, una mayor formación y aplicación de técnicas de rehabilitación psicosocial y la coordinación con Atención Primaria nos han permitido un abordaje de las personas con trastorno mental severo más orientado a su plena integración en la sociedad». En esta misma línea, Ana Cabrera asegura que los puntos fuertes de la excelencia asistencial residen en «la calidad técnica de los profesionales y de los programas implantados, la existencia de tratamientos clínicos eficaces, programas psicoeducativos, etcétera., que palian sintomatología y mejoran la funcionalidad, refuerzan adherencia y previenen recaídas e ingresos».

En este sentido, el doctor Camps ha explicado que un tema básico, de cara a trazar la nueva Estrategia, es «la potenciación de recursos residenciales con diferentes grados de apoyo, la creación de recursos laborales que tengan la mayor flexibilidad posible, incluyendo el empleo normalizado con apoyo y llegando hasta centros especiales de trabajo, enclaves laborales, etcétera». De igual manera, asegura este experto, debería tenerse en cuenta la necesidad de trazar una práctica generalizada de técnicas de rehabilitación y la evaluación continua de resultados.

Las propuestas de la directora de AMAFE hacen referencia a la mejora en la atención a personas con discapacidad intelectual. «La comorbilidad de discapacidad intelectual y esquizofrenia en adultos refleja tasas que oscilan entre el 1,3% y el 3,7% frente a la prevalencia de esquizofrenia en población general del 0,5% al 1%, datos que no son compatibles con la práctica inexistencia de recursos específicos para el tratamiento integral de ambas patologías», indica. A este respecto, la doctora Camps coincide en la falta de recursos asignados al abordaje de la salud mental y añade la «necesidad de una mayor integración territorial de estos recursos y un mejor aprovechamiento de los ya existentes, desechando aquellos que son ineficientes o inadecuados». Además, «es prioritario ?indica la doctora- la incorporación de usuarios y familiares en la toma de decisiones». En este sentido, asegura la directora de AMAFE, «queda un largo camino por andar hasta que podamos decir que los recursos de la Red de Salud Mental tienen por objetivo la recuperación de las personas diagnosticadas de enfermedad mental grave y persistente en términos de calidad de vida, proyecto vital, red social e inclusión en recursos comunitarios no segregados».

Reforzar y homogenizar la atención en salud mental en niños y adolescentes, dedicando más recursos a la investigación, detección precoz y tratamiento integral, especializados en infancia y adolescencia, dada la complejidad añadida del colectivo, es otro de los puntos en los que la directora de AMAFE reforzaría la nueva Estrategia en Salud Mental. «En todos los casos, la evaluación del Plan de Salud Mental, debería recoger información de cada recurso en cuanto a viabilidad, mecanismos de control de grado de implantación y eficiencia de los mismos», asegura el doctor Cabrera que, asimismo, añade: «Los recursos no sobran, pero realmente no tenemos información de eficiencia de las intervenciones que se hacen desde ellos y menos de los que no están aún implantados. Los análisis de eficiencia se deberían hacer con carácter longitudinal, ya que habrá recursos cuya implantación a corto plazo suponga un aumento de coste para una reducción posterior en el largo plazo, en tasas de recaídas e ingresos y más allá en adherencia a recursos comunitarios normalizados o en aumento de productividad al aumentar la tasa de incorporación de esta población al empleo.»

 

 

 

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