El tráfico de personas es un delito que se caracteriza por la coerción, el engaño y el fraude. Además, deja a la víctima en situación de vulnerabilidad o explotación (sexual o laboral). Las crecientes diferencias económicas entre los países ricos y pobres o la sensación de impunidad del tratante son algunos de sus rasgos más característicos, que se abordaron en la mesa dedicada a la trata con fines de explotación sexual, enmarcada en la jornada sobre el papel del profesional sanitario en la trata de personas, organizada por la Organización Médica Colegial (OMC), que fue moderada por la periodista brasileña Fernanda Godoy
Si existe transporte, explotación y suspensión de derechos, el delito puede ser clasificado como tráfico de personas y esta transferencia puede ser realizada dentro del país o por fronteras internacionales. Según manifestó José Fernando Maia Vinagre, miembro del Consejo Federal de Medicina de Brasil, “esta práctica es la tercera mayor fuente de ingreso ilegal del mundo, después del contrabando de armas y drogas y es uno de los tipos de tráfico que más crece en el mundo (moviliza cerca de 31.600 millones de dólares al año)”. En este contexto Brasil es una ruta reconocida de tráfico para personas camino de Asia, Europa y Estados Unidos.
La Investigación Nacional sobre Tráfico de Mujeres, Niños y Adolescentes (PESTRAF), de 2002, señaló que había 110 rutas de tráfico interno (78 interestatales y 32 intermunicipales) y 131 de tráfico internacional. Dicho informe recogió que el 75% de las víctimas de tráfico son mujeres y niñas, la mayoría son adolescentes, afrodescendientes y de baja escolaridad, que son capturadas en el interior, trasladadas hacia ciudades más grandes, con alta densidad de población masculina y las de mayor edad son dirigidas hacia el exterior.
Una Investigación del Instituto Datafolha, divulgada en julio de 2016, muestra la visión que la ciudadanía brasileña tiene sobre el tráfico de personas, e inclusive de su víctima. Fueron entrevistadas 1.586 personas, habitantes de ocho capitales, que revelaron el prejuicio y el desconocimiento de este grave problema social.
Para la sociedad brasileña, el tráfico de mujeres está asociado a la búsqueda de una vida fácil y a la prostitución, por parte de las víctimas. La mujer que es atraída por la red de tráfico de personas es culpabilizada por la sociedad. Para el 43%, existe una connivencia de parte de la mujer.
El Plan Integral de Lucha contra la trata exige un tratamiento multidisciplinar
La trata de seres humanos supone una profunda violación de los derechos humanos, de la dignidad y de la libertad de la persona y constituye una forma de delincuencia grave, que en la mayoría de las ocasiones implica a organizaciones delictivas a las que proporciona importantes beneficios basados en la utilización de las personas con distintos fines de explotación, según comentó Miriam Benterrak, consejera técnica de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
Su mensaje estuvo enfocado a un abordaje desde un punto de vista multidisciplinar, en el que se ha de potenciar la prevención y detección de los casos, prestando especial atención en el análisis de la demanda de prostitución, a través de la desincentivación del consumo. La experta consideró clave prestar formación a los profesionales para poder desarrollar el plan ministerial y mejorar el conocimiento del problema.
Por tanto, el Plan Integral de Lucha contra la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual recoge el establecimiento de mecanismos dirigidos a favorecer la prevención pues evitar las situaciones de trata disminuye el número de víctimas y evita dedicar recursos a su recuperación.
Por ello, sin perjuicio de la importancia de las medidas dirigidas a combatir las situaciones de desigualdad y discriminación que hacen a las personas vulnerables a la trata, la estrategia está encaminada a favorecer un mayor conocimiento y sensibilización acerca de estas situaciones, que permita reducir la demanda de servicios relacionados con este delito, con el fin de evitar la captación de víctimas para su explotación sexual.
Tratamiento jurídico: desde 2010 lo tipifica el Código Penal
Teresa Requejo, profesora de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, explicó que el tráfico de seres humanos para su explotación sexual, laboral o de cualquier tipo es un fenómeno que se ha desarrollado con velocidad debido a la globalización, las nuevas tecnologías, las crecientes diferencias económicas entre los países ricos y pobres, el negocio ilícito enormemente lucrativo, la sensación de impunidad en el tratante y el aumento significativo del número de personas que son captadas y desplazadas para someterse a algún tipo de explotación ilegal, siendo el 76% de las víctimas mujeres, de las cuales el 17% son niñas y el 60% son dedicadas a la explotación sexual.
Existe la trata interna, que se produce cuando la víctima es nacional del país en el que es explotada y la trata externa, cuando la víctima es explotada en un país del que no es originaria. Según la legislación española, solo desde la promulgación en 2010 del artículo 177 bis del Código Penal tipifica la trata interna y externa cuando hay libre circulación de personas.
En este tipo de actos se produce un delito de medios comisivos determinados como la trata forzada, por violencia o intimidación; la trata fraudulenta, a través del engaño; y la trata abusiva, cuando impera la situación de superioridad, necesidad o vulnerabilidad, además de la entrega o recepción de pagos o beneficios.
Así, se trata de un delito mutilado de dos actos en el que por un lado se castiga en primer lugar la captación, traslado y/o recepción, y en segundo término la posterior explotación.
Los clientes de las prostitutas son cada vez más jóvenes
Para Rocío Nieto, presidenta de la Asociación para la Atención, Prevención y Reinserción de la Mujer Prostituta (APRAMP) “la prostitución no puede aislarse de las relaciones hombres-mujeres en la sociedad actual. En ella, el hombre es un doble beneficiario: como cliente, siendo su sexualidad el sujeto de la dominación y explotación de las mujeres; y como proxeneta o controlador económico”. En este punto, “la mujer se encuentra en situación de víctima, despojada de sus derechos y aislada de la sociedad”.
La explotación sexual de las mujeres es un problema de salud pública y de desigualdad de género, puesto que la naturaleza desigual de las relaciones posiciona a las mujeres y niñas como grupo más vulnerable, sin olvidar que la demanda de prostituidores alienta y favorece la trata y explotación.
“La trata de personas somete anualmente a millones de personas a condiciones de esclavitud, es una violación de los derechos humanos fundamentales y es la nueva cara de la esclavitud en el mundo globalizado del siglo XXI”, destacó Nieto.
En este punto, hizo hincapié en que “los clientes de las prostitutas cada vez son más jóvenes por lo fácil y económico que es el acceso, lo que convierte a las mujeres en auténtica mercancía”. Del mismo modo, señaló que a las víctimas hay que plantearles una alternativa para que puedan salir de esta situación, a través de la legalización de su situación y con un plan de formación para que puedan buscar trabajo.
