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La gestión clínica y la integración asistencial son los instrumentos precisos para un cambio en el sistema sanitario liderado por los profesionales

 

Los modelos de gestión clínica que se plantean como motor del cambio que precisa el sistema sanitario para su sostenibilidad deben cumplir una serie de premisas necesarias e imprescindibles, bajo el liderazgo de los profesionales. Dado el interés que ha recobrado este tema en los últimos meses, el XXI Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) acogió una mesa redonda para abordar desde una perspectiva académica, sindical y científica, las cuestiones que se plantean sobre gestión clínica. Para ello se contó con la participación de los doctores Benamín Abarca, José Ramón Repullo, Francisco Miralles y Francisco José Saez

 

 

 

 

Sevilla, 2 de junio 2014 (medicosypacientes.com)

En los últimos meses han proliferado los debates, mesas redondas, coloquios sobre nuevas formas de gestión en el ámbito sanitario, cobrando gran interés por parte de los profesionales la gestión clínica como instrumento para liderar un cambio que consideran necesario para la práctica asistencial. El problema es que no existe un consenso sobre este modelo, sino que tanto CC.AA como organizaciones profesionales se han posicionado de muy diversas maneras con respecto a estos nuevos instrumentos de gestión.

En el marco del XXI Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) se celebró el pasado sábado una mesa redonda para ofrecer una visión desde la perspectiva académica, sindical y científica sobre la Gestión Clínica. Se contó para ello con la participación de los doctores: José Ramón Repullo, jefe del Departamento de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad. Instituto de Salud Carlos III; Francisco Miralles, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos; y Francisco José Saez Martínez, miembro del Grupo de Gestión de la SEMG. Como moderador intervino Benjamín Abarca, presidente de esta Sociedad Científica.

Los ponentes coincidieron en una serie de aspectos tales como que la Gestión Clínica puede contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario y en concreto a la de la Atención Primaria, para ello uno de los condicionantes sería el poder vencer la falta de confianza y de credibilidad entre los profesionales, para lo cual habría que incrementar el grado de información sobre este tipo de gestión. Además, es fundamental tener en cuenta, a la hora de su puesta en marcha, a los profesionales, ya que sin ellos sería imposible llevar adelante ningún modelo de gestión clínica.

El doctor José Ramón Repullo, que se ocupó de la visión académica, y  tras hacer un breve repaso de cómo se han ido gestando este tipo de modelos, remontándose a los años 80, destacó como recobran fuerza, tras un cierto letargo tiempo atrás, con la llegada de la crisis, a partir de 2010 y la correspondiente preocupación por la sostenibilidad del sistema. Ante esta situación, surge el planteamiento de que son los profesionales «los únicos capaces de ajustar gastos sin alterar resultados». Con ello la gestión clínica se sitúa en el centro del debate, como una potencial solución a los problemas de sostenibilidad interna.

Repullo se queda con la interpretación de gestión clínica como «buen gobierno sanitario que implica rendición de cuentas, transparencia, integridad, etc., y que se desarrolla fomentando el profesionalismo, reforzando el papel de las unidades asistenciales, y del trabajo por proceso. Por tanto, es algo estrechamente vinculado a la vocación y a la profesión, y con dar más peso a la microgestión y del trabajo por proceso que implica más inteligencia y capacidad de acción. Todo ello, con el fin de mejorar los resultados de salud del paciente en el contexto de los recursos asignados». Se trata, en definitiva, como subrayó, «de un cambio en la concepción y en los paradigmas de la gestión».

Desde su punto de vista, la medicina tiene ante sí una crisis de maduración, para gestionar su conocimiento debe salir de la vieja crisálida; para esta metamorfosis se necesita mucho profesionalismo y generosidad por parte de los profesionales. La gestión clínica y la integración asistencial pueden resultar instrumentos adecuados para impulsar el cambio.

«La mejor opción o, incluso la única, es -indicó- que los profesionales médicos lideren esos cambios, para lo cual precisarán talento y generosidad para poder conciliar la visión de la sociedad, los pacientes, y sus propios intereses científicos, profesionales y gremiales. Todo ello se traduce en un nuevo contrato social con la profesión médica y una revitalización del profesionalismo».

El secretario general de CESM, Francisco Miralles, ofreció su punto de vista sindical sobre gestión clínica, centrando su intervención en lo que consideró los principales criterios básicos de la misma. Coincidió con el anterior ponente en que, en cualquier caso, debe ser un proceso liderado y exigido por los profesionales y desde el profesionalismo. En este sentido, mostró su satisfacción por el consenso alcanzado en cuestiones de este tipo por las principales organizaciones profesionales aglutinadas en el Foro de la Profesión Médica.

Según precisó, la gestión clínica «es el modelo asistencial en el que hay que actuar como alternativa al giro que podría tomar el sistema nacional de salud con respecto a experiencias de privatización procedentes de algunas CC.AA.» De ahí, como indicó, se presenta como «una oportunidad y un compromiso para los profesionales de modelar este tipo de cambios».

Como posibles problemas que rodean a este modelo destacó la falta de información y su falta de reflejo en una norma básica, además de la falta de consenso entre CC.AA, lamentando la variabilidad existente al respecto. Es por ello que una de las condiciones básicas que desde CESM se pide sobre estos modelos de gestión es «la necesidad de un consenso, donde prime la voluntariedad a la hora de que los profesionales se adhieran a ella».

La autonomía de gestión y el no dotarlas de personalidad jurídica propia en aquellas instituciones públicas de gestión directa, son otros de los requisitos expuestos por Miralles, como también que exista en ellas una autonomía de gestión real con apoyo total de los servicios de salud o gerencias, que permita la correcta evaluación periódica.

Asimismo, los incentivos económicos destinados a los profesionales estarían vinculados al grado de cumplimientos de objetivos «y no al ahorro del presupuesto pactado», según señaló. Por otra parte, instó a un diseño específico para la Atención Primaria «en función de sus características peculiares pero con idénticos principios».

El representante de SEMG Francisco José Saez también puso el acento en la necesidad de distinguir la gestión clínica en hospitales y en Atención Primaria. Asimismo, expuso algunas de las principales propuestas en las que ha trabajado el Grupo de Gestión de esta Sociedad Científica con respecto a la gestión clínica en el primer nivel asistencial.

Desde el punto de vista de la SEMG, existe una necesidad de generalizar el modelo de gestión clínica, «como forma de normalizar la situación, evitando la proliferanción de modelos alternativos que surgen a partir de modas en cuanto a la manera de atender a los pacientes».

Asimismo, como expuso el doctor Sáez, se considera imprescindible «un respeto a la actual relación laboral de los profesionales, manteniendo su situación legal y los méritos acreditados, evitando expropiaciones de plazas o liberalizaciones encubiertas no voluntarias». Asimismo, se debería contemplar «el establecimiento del vínculo laboral estatutario como fundamento de la independencia de los profesionales en este tipo de modelos». Por otra parte, advirtió que deberá tenerse en cuenta a los profesionales que opten por no integrarse en estos modelos, para los cuales habría que prever la continuidad en el modelo existente actualmente.

Además, desde su punto de vista, el ciudadano deberá estar presente en la orientación de la gestión clínica, «opinando a través de encuestas de satisfacción de la población, de usuarios atendidos y de la evaluación de resultados intermedios y finales en salud». En esta línea, también sería recomendable, como apuntó el doctor Sáez, «establecer una orientación al ciudadano como base de la actividad, evitando, entre otros aspectos, la medicina defensiva y la autocomplacencia, y centrando la atención en los pacientes crónicos».

Clausura del Congreso

La clausura del Congreso se produjo una vez llevado a término el programa científico que ha supuesto más de 150 horas de formación destinadas a cerca de 2.600 congresistas que han demostrado su interés y activa participación.

Este XXI Congreso de la SEMG se despidió con la entrega de premios a las mejores comunicaciones relativas a las modalidades de originales orales; pósters; casos clínicos; y médicos internos residentes.

Asimismo, se otorgó el galardón correspondiente a la tercera edición del Premio Javier Amorós de Ecografía Clínica, convocado por la Fundación para la Formación y la Investigación de la SEMG, destinado a promover la difusión de experiencias de quienes emplean la ecografía como herramienta de apoyo a la toma de decisiones en la práctica clínica cotidiana. Fue presentado por el doctor Juan José Rodrígez Sendín ex presidente de la SEMG y actual presidente de la OMC, y entregado por el doctor Pedro Cañones al trabajo «Manejo de la ictericia desde A.P. Importancia de la ecografía en patología biliar obstructiva», de las autoras Irene Arnanz González e Inmaculada Casado Górriz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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