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La fibrilación auricular, la arritmia más común en España y en el mundo

La Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) organiza este miércoles, 13 de diciembre en la sede de la OMC, la Jornada ‘Anticoagulantes Orales y Fibrilación Auricular no Valvular en Atención Primaria’, en la que numerosos expertos analizarán la situación actual de la prevención del ictus y otras embolias en pacientes con fibrilación auricular no valvular que actualmente no reciben anticoagulación oral en España

El Dr. José Mª Lobos Bejarano, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria en el Centro de Salud Jazmín de Madrid y director académico de la jornada, explica en una entrevista concedida a esta publicación que “la fibrilación auricular es la arritmia más común en España y en el mundo”.

¿Cuáles son los objetivos de esta Jornada? ¿Qué contenidos se proporcionarán?

Dar a conocer los resultados del estudio ESCONDIDA que ha explorado los motivos por los que un 20% de los pacientes con fibrilación auricular (FA) en España no reciben anticoagulación teniendo clara indicación para ello. 

¿Para quién está dirigida?

Médicos de Atención Primaria (los que han incluido la mayoría de pacientes del estudio), cardiólogos, internistas, otros médicos clínicos involucrados en FA y anticoagulación.

¿Qué es la Fibrilación Auricular no Valvular? ¿Cuáles son sus síntomas?

La fibrilación auricular es con mucho la arritmia más común en España y en el mundo. En nuestro país la prevalencia alcanza un millón de personas actualmente. A menudo no produce síntomas o son inespecíficos (40%) de modo que en muchos pacientes puede tardar tiempo en diagnosticarse. Cuando es sintomática, las palpitaciones son el síntoma más típico.

Solo un 10% de todas las FA tiene un origen valvular. El 90% por tanto son FANV (no valvulares) que está enormemente relacionadas con la edad y otros factores como la hipertensión y la diabetes. 

Uno de cada 6 pacientes con 80 ó más años tiene FA aunque no siempre se conoce.

¿En qué medida se producen ictus y otras embolias sistémicas en estos pacientes? ¿Qué se puede hacer para prevenirlos?

Los pacientes que tienen factores de riesgo (hipertensión, diabetes, insuficiencia cardiaca, ictus previo, edad avanzada…) son los que acumulan un mayor riesgo embólico. Este riesgo de ictus puede alcanzar al 10-15% de pacientes en un año, o superior en ocasiones.

La principal medida para su prevención es la anticoagulación, que reduce drásticamente el riesgo de embolismo.

¿Por qué se recomiendan los nuevos anticoagulantes orales en la fibrilación auricular no valvular? ¿Qué diferencias existen entre unos pacientes u otros? ¿Por qué no siempre se prescribe?

Existen limitaciones por ejemplo de tipo económico porque el coste directo es de entrada mayor que del conocido Sintrom, fármaco con más de 40 años de uso. Sin embargo no solo eso cuenta. Hay múltiples costes indirectos sobre derivados de la monitorización del INR así como cierto impacto sobre la calidad de vida de los pacientes. Adicionalmente, son fármacos más seguros que los AVK (se asocian a una menor tasa de hemorragias graves) e igual o más eficaces en la prevención del embolismo.

En España, el Ministerio de Sanidad aprueba su uso como alternativa a los pacientes que no alcanzan un buen control de la anticoagulación con los AVK, así como aquellos sin acceso fácil a la monitorización, entre otras opciones. También aquellos con alto riesgo de hemorragia intracraneal.

¿Cuál es el perfil de los pacientes con fibrilación auricular no valvular que no reciben anticoagulación oral en España?

Los pacientes con FANV no anticoagulada en Atención Primaria en España tienen mayoritariamente FA de tipo permanente y de ≈5 años de antigüedad, son mayores (media 76 a.) y con abundante comorbilidad

Los principales motivos de la decisión inicial de no usar anticoagulantes fueron: 

Rechazo del paciente a la monitorización del INR y/o dificultad de acceso.

Alto riesgo hemorrágico.

HTA no controlada, caídas frecuentes y deterioro cognitivo.

¿Qué beneficios conllevan en cuanto a efectos adversos, facilidad en el tratamiento o adherencia?

Los nuevos anticoagulantes orales pueden ser una opción para estos pacientes que no se anticoagulan por algunas de estas causas, es evidente que no por todas ellas. Por ejemplo, las relacionadas con la monitorización o con la complejidad del tratamiento.

Primero, no necesitan monitorización “biológica” cada mes o a veces más a menudo, debido a la elevada variabilidad inter e intraindividual de los antivitamina K y el estrecho “rango terapéutico”; segundo, las interacciones con otros fármacos o con alimentos son muy escasas; tercero, las hemorragias graves, en particular las que ponen en riesgo la vida, son más infrecuentes. 

Se utilizan a una dosis fija estandarizada una o dos veces al día, en función de características clínicas como la función renal, de forma similar a cómo funcionan las heparinas de bajo peso molecular. Por tanto, es un tratamiento más sencillo que puede permitir el acceso a la anticoagulación con mayor seguridad en una proporción de pacientes que de otro modo hubiera quedado excluida.

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