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Infecciones del tracto urinario en mujeres embarazadas

Debido a los distintos cambios anatómicos y hormonales, las mujeres embarazadas son más susceptibles a desarrollar infecciones del tracto urinario, además, la infección urinaria es un problema de salud importante porque no siempre es sintomática

Su aparición puede conducir a graves complicaciones como la restricción del crecimiento intrauterino, la preeclampsia o el parto prematuro.

Por otra parte, se ha observado que la bacteriuria asintomática puede provocar en la embarazada cistitis y pielonefritis lo que puede conducir a la dificultad respiratoria aguda, insuficiencia renal transitoria, sepsis y shock durante el embarazo.

La cistitis y la pielonefritis al ser infecciones sintomáticas permiten un diagnóstico más precoz, pero la citada bacteriuria asintomática al no presentar síntomas clínicos solo puede detectarse por medio de estudios de laboratorio. Casi todas las embarazadas con bacteriuria pueden diagnosticarse en el primer trimestre y el procedimiento diagnóstico de elección es el urocultivo, por lo que estaría indicado hacerlo siempre en toda mujer embarazada.

La investigación de la epidemiología de la ITU (prevalencia, factores de riesgo, aislamientos bacterianos y sensibilidad a los antibióticos) durante el embarazo es fundamental para los cuidadores y los planificadores de salud para orientar las intervenciones pertinentes en su caso.

Dado que la IU presenta una gran morbilidad para la madre y el feto, es fundamental detectar la presencia de infección sintomática o asintomática lo más tempranamente posible y tratarla correctamente.

En inicio del tratamiento generalmente se hace en forma empírica y es indispensable tener en cuenta los fármacos que tienen efectos tóxicos sobre el feto para iniciar el tratamiento con las mejores opciones terapéuticas para la madre y para el embrión.

La prevención es muy simple, simples acciones como beber mucha agua, por lo menos de dos a tres litros por día, orinar cuando lo ?solicite? la vejiga intentando vaciarla completamente, realizar el aseo preciso después de defecar eliminando los restos hacia detrás y, por supuesto, mantener el área genital limpia con jabón suave y agua.

Fuente: Dr. Juan Carlos Moreno
para medicosypacientes.com

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