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Emilio Fernández: “Me siento desamparado y decepcionado con una Justicia que, por defecto de forma, no ha sido justa”

Emilio Fernández, viudo de la Dra. Mª Eugenia Moreno, asesinada a tiros hace ahora diez años a manos de un paciente en el centro de salud de Moratalla (Murcia) donde cursaba su Residencia,  ha manifestado que él lo ha “perdido todo; a mi mujer que era lo que más quería” y que, después de un “periplo judicial” se siente “desamparado y decepcionado con una Justicia que, por defecto de forma, no ha sido justa”

En el acto de la OMC con motivo del Día Nacional contra las Agresiones a Sanitarios, Emilio Fernández, visiblemente emocionado, relató que el este pasado lunes 11 marzo de 2019 se cumplieron diez años del asesinato de su mujer, una tragedia que ocurrió “en el momento más dulce de nuestra vida”, dejando a su hijo huérfano con dos años. 

En el relato de su caso, se sumó al reconocimiento de la OMC al papel de la Policía local en la lucha contra las agresiones y agradeció su trabajo porque “cuando ocurrieron los hechos, la Policía Local fue la primera en llegar y hacerse cargo de lo ocurrido”.

Contó que su primer deseo fue que “el asesino de mi esposa se pudriera en la cárcel” y eso le llevó a personarse contra él, junto con varios colectivos sanitarios de la Región de Murcia, pero “desgraciadamente, el asesino de Mª Eugenia murió en la cárcel poco después de conocerse la fecha de juicio”, un hecho que fue “un duro golpe para nuestra familia y amigos y el primero con el que nos encontraríamos en esta carrera de fondo ante la Justicia”.

“Como el asesino de Mª Eugenia ya estaba muerto -dijo-, pensamos en la responsabilidad de los hechos que tenía el Servicio Murciano de Salud y, en su caso, el Área IV del que dependía el centro de Moratalla”. Por eso, según relató, “decidimos presentar una reclamación patrimonial al Estado, por la muerte de una trabajadora del Sistema Público de Salud en sus instalaciones”.

Para Emilio Fernández resulta “frustrante” que el Tribunal Superior de Justicia de Murcia “no tuvieron en cuenta ninguna de las deficiencias del Área IV, entre ellas, no contar con un plan de prevención de riesgos laborales, ni con un plan de actuación en caso de agresiones al personal de dicho centro, cuando años antes, había constancia de agresiones contra médicos de esta área en algunos centros de salud y se tenía contratado personal de seguridad”. Además, comentó que la póliza del seguro de responsabilidad civil del Servicio Murciano de Salud no cubría la muerte de sus trabajadores en sus centros de trabajo. 

El caso concluyó con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Murcia que dice que “todo lo que ocurrió esa noche fue un acto impredecible, lo cual exime al Sistema Murciano de Salud de cualquier responsabilidad patrimonial”. Ante esta sentencia, Emilio Fernández pidió recurso de amparo al Supremo, y no fue admitido por un defecto de forma.

Una “pura ingeniería judicial del Estado, para quitar de en medio los casos molestos” y “una artimaña para no sentar un precedente con el caso de Mª Eugenia. Y así no tener responsabilidad con los casos de agresiones al personal sanitario que han venido detrás, pudiendo solventarlos como lo están haciendo: con multas y cárcel al agresor”, aseguró. 

Manifestó sentirse “desamparado y decepcionado con una Justicia que, por defecto de forma, no ha sido justa” y tras preguntarse “¿cómo voy a hacer creer a mi hijo, que ahora tiene 12 años, en la Justicia?”, afirmó: “sé cuál es mi deber y lo que tengo que hacer, pero me resulta difícil”. 

Desde el corazón y desde el dolor, dijo que “yo perdí lo que más quería, a mi mujer, María Eugenia, en el momento más dulce de nuestra vida. Y ahora no quiero dinero, quiero responsabilidades”.

Tras señalar que “han sido años de desesperación”, en los que siempre “he tenido la ayuda del Colegio de Médicos de Murcia y de la OMC que, en todo momento, han estado a mi lado”, manifestó haber asumido que “esta batalla la he perdido” y que lo único que quiere es “vivir una vida con normalidad, junto a mi hijo”.

Le consuela el hecho de que la muerte de la Dra. María Eugenia, aunque “nunca va a tener sentido”, haya servido para poner en marcha este movimiento del Observatorio para “prevenir y evitar las agresiones”, algo que “me está sirviendo -dijo- para mitigar el dolor que siento”.    

Finalmente, animó a todo el colectivo médico a “seguir luchando con todas las herramientas que tengan a su alcance”, con la ayuda de los Colegios de Médicos para “conseguir unas condiciones dignas de trabajo y más seguridad para los profesionales”. 

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