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El rincon del paciente: Dislexia

Hace un par de siglos se comprobó que niños normales podían tener problemas al leer y, con posterioridad, se les incluyó en un organigrama definido para pequeños con dificultades del aprendizaje, que englobaba a múltiples deterioros de expresión no relacionados entre sí. La lectura se basa en la identificación de las letras, cómo se pronuncian y, finalmente, saber que significa lo que expresamos o escribimos, pues bien, cuando existen problemas en este sentido hablaremos de dislexia, padecida por un 5% de la población.

Existen varias áreas cerebrales implicadas en la lectura mediante sistemas sensoriales y motores, los últimos muy relacionados con el cerebelo, especulándose que en la dislexia existen neuronas que no emigran a sus correspondientes sitios durante el desarrollo fetal, además son más pequeñas e inmaduras, esto unido a alteraciones de la microcirculación provoca malas conexiones en los puntos clave, lo que desencadena fallos en el hemisferio dominante, es decir, el izquierdo siendo utilizados espacios del hemisferio derecho, alterándose por lo tanto la mencionada decodificación necesaria para extraer el significado de las palabras, en definitiva hay sectores que no se activan adecuadamente.

En ocasiones sobre los dos o tres años, cuando todavía no se está en fase de aprendizaje de la lectura, se puede apreciar en el pequeño una lentitud en el desarrollo del lenguaje verbal con dificultad en la pronunciación a lo que se puede añadir diversas situaciones anómalas como dificultad para atarse los cordones, confundir la izquierda con la derecha o abajo y arriba por desorientación espacial, a su vez, falta de dominio manual o problemas al realizar juegos sencillos.
Sobre los seis años y con la visión ya perfeccionada es cuando se inicia el aprendizaje de la lectura
apareciendo en casos de dislexia los típicos problemas para descifrar los textos, como no distinguir la b de la d, el 6 del 9 o sustituir una palabra por otra por ejemplo, asimismo, pueden aparecer dificultades con la memoria a corto plazo, o sea, de dos a tres minutos, distorsión de los colores o dibujos, error al especificar el día y, en ocasiones, hay dificultad para el cálculo aritmético, pudiendo existir cierta torpeza con los movimientos y, además, no suelen prestar mucha atención, lo que desencadena dificultad para llevar a cabo peticiones si las reciben seguidas.

Existen unas pruebas específicas de neuroimagen, la tomografía por emisión de positrones o la magnetoencefalografía entre otras, que aportan datos del funcionamiento del cerebro como las imágenes de las conexiones que estarán disminuidas en casos de dislexia, además, estas imágenes son indispensables para seguir investigando la forma de solucionar el trastorno subyacente.

El enfoque terapéutico debe ir encaminado a desarrollar las áreas implicadas por medio de programas ajustados a las necesidades del niño como los crucigramas silábicos, llevados a cabo por un logopeda que puede aportar igualmente herramientas para la lectura y la escritura utilizando los programas informáticos específicos, sin olvidarnos que otra de las funciones del profesional es
conseguir mejorar el posible rechazo y la frustración del pequeño.

Se especula que el pensamiento en imágenes del que padece dislexia es más rápido por lo que podría poseer mayor capacidad de razonamiento? Einstein parece ser que padeció dislexia?acaso por ello expuso la teoría de la relatividad que define determinadas equivalencias y relaciones que el resto de los humanos jamás llegaremos a comprender del todo.

Dr. Juan Carlos Moreno para medicosypacientes.com

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