viernes, marzo 29, 2024

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El médico no debe emplear procedimientos y prescribir medicamentos sin estar basados en la evidencia científica

Los médicos deben saber que algunos grupos de pacientes, como enfermos con cáncer, enfermedades psiquiátricas o crónicas graves, y los niños son particularmente vulnerables a los riesgos asociados con las prácticas pseudocientíficas no contrastadas con métodos de evidencia, según se puso de manifiesto en el V Congreso de Deontología Médica, celebrado en Segovia

En la mesa, que estuvo moderada por el Dr. Enrique Guilabert, presidente del Colegio de Médicos de Segovia, participaron el Dr. Joan Monés, profesor emérito de Medicina y Bioética de la Universidad de Barcelona; y el Dr. Jerónimo Fernández Torrente, coordinador del Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias e intrusismo sanitario de la Organización Médica Colegial (OMC).

El Dr. Monés explicó que “los pacientes suelen escoger la medicina complementaria y con menor frecuencia la medicina alternativa. La medicina complementaria es menos problemática, aunque lo sigue siendo, ya que evita el antagonismo con la medicina científica y favorece la colaboración sin limitadoras exclusiones”.

Expuso que “10.000 médicos y 15.000 farmacias prescriben y venden homeopatía en España y 14 millones de españoles los consumen, pero un médico que practica la medicina científica sabe que los procedimientos de la medicina alternativa o complementaria no han sido validados. Por ello, es razonable que advierta y recomiende a sus pacientes no acudir a este tipo de prácticas”. 

De este modo, recomendó “advertir al paciente, de forma discreta pero firme, sobre los peligros que puede presentar para su salud el acudir a la medicina alternativa. Si el paciente desea complementar el tratamiento de la medicina científica con procedimientos alternativos, el médico que los practica debe de comunicarlo al médico responsable” e invitó a “intentar adaptar lo mejor de la medicina alternativa, es decir, su capacidad de sugestión frente al paciente, e incorporarlo a la práctica diaria de los médicos”.

Según el Dr. Monés, “el médico que ejerce alguna medicina complementaria ha de estar en relación directa con los colegas que simultáneamente ejerzan su actividad profesional basada en los conocimientos avalados por la comunidad científica” y recordó que “es mala praxis el que los médicos que ejerzan medicinas complementarias limiten la información necesaria al paciente, con argumentos sesgados y/o demagógicos, y que incluso lleguen a no recomendar o impedir la consulta a médicos cuya práctica profesional se basa en la medicina científica”. 

También subrayó que “los médicos que ejercen la medicina científica han de respetar la decisión de sus pacientes de ser atendidos por médicos que no la aplican, sin descalificarlos despectivamente, aunque explicando claramente que no hay evidencia de su eficacia y que sus prácticas no están en absoluto avaladas por la comunidad científica”.

Por su parte, el Dr. Fernández Torrente, señaló que “el riesgo de asumir que las pseudoterapias, tienen un papel en el tratamiento del sufrimiento humano va unido al debate ético del papel del placebo en la terapéutica”. Incidió en que “para cumplir con la lex artis y desarrollar la praxis buena el médico debe abstenerse de emplear procedimientos y prescribir medicamentos que no estén basados en la evidencia científica o en la eficacia clínica comprobada, aunque el paciente lo consienta”.

Manifestó que “cualquier obstáculo al acceso a este tipo de atención puede considerarse como una pérdida de oportunidad y, por tanto, como un posible fallo del sistema de salud”.

La Seguridad del Paciente se ha consolidado como una de las estrategias prioritarias del Sistema Nacional de Salud Español (SNS), y así es recogida en el Plan de Calidad para el SNS, en el que se explicitan objetivos y acciones para su desarrollo en colaboración con las Comunidades Autónomas, las Sociedades Científicas, los pacientes y las instituciones académicas y de investigación. Estos objetivos están orientados a promover nuevas sinergias en la implantación de políticas para la Seguridad del Paciente que permitan ofrecer una asistencia más segura y de mayor calidad en nuestro Sistema Nacional de Salud. 

El Dr. Fernández Torrente, aseguró que “no existen medicinas alternativas, sino intentos de alternativa a la Medicina, sin fundamento científico reconocido” e insitió en que “la razón científica debe formar parte de la “razón ética, y sin la primera no puede construirse la segunda”. 

Añadió que “la mejor garantía para las administraciones, los ciudadanos y los pacientes, es una profesión vertebrada adecuadamente, consciente de sus limitaciones, legalmente autorizada, que tenga las normas deontológicas y de autorregulación exigibles y que al mismo tiempo esté sujeta a un control externo”.

El coordinador del Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias e intrusismo sanitario de la OMC incidió en que las pseudoterapias basadas en la “falsa ciencia “, representan un gran peligro porque existe el riesgo de que los pacientes abandonen terapias médicas efectivas por   prácticas que no han demostrado de valor curativo, y esto puede ocasionar graves problemas de salud e incluso la muerte y por la posibilidad más que frecuente de retrasos peligrosos y “pérdida de oportunidad“ en la aplicación de fármacos, procedimientos y técnicas reconocidas y avaladas por la comunidad científica.

“Independientemente del abandono de un tratamiento médico, algunas pseudoterapias, por sí mismas, pueden tener efectos negativos sobre la salud, suelen producir daños económicos o morales en los pacientes, provocan el encarecimiento de los procesos, que reciben atención múltiple, genera intrusismo en la profesión médica, con un preocupante aumento con el uso de Internet y las sectas están habitualmente relacionadas con las prácticas de pseudociencias”, señaló.

El Dr. Fernández Torrente concluyó que “ningún sanitario debería ofrecer pseudoterapias en su práctica clínica” y que “el médico tiene la obligación de informar al paciente de que las prácticas tradicionales no convencionales, alternativas y/o complementarias no son una especialidad dentro de la medicina científica y, por lo tanto, las formas de capacitación certificada dentro de estas áreas no constituyen una capacitación especializada reconocida por la comunidad científica ni legalmente en la mayoría de los países; ni forman parte , en de los contenidos propios del acto médico”.

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