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El estigma, una de las barreras a la hora de contratar a personas con problemas de salud mental

Más del 85% de las personas con enfermedad mental no tienen empleo.  El estigma, la no aceptación o los tabúes, siguen siendo barreras sociales a la hora de contratar a personas de este colectivo, tal y como señala en esta entrevista Isabel Rodríguez Montes, presidenta de Feafes Empleo, la Asociación de Centros Especiales de Empleo españoles de la Confederación de Salud Mental España

En esta entrevista Isabel Rodríguez, aboga por que «desde los departamentos de prevención y salud laboral se fomente la normalización y atención de los problemas mentales igual que se hace con los físicos».

 
Para adaptar el mercado laboral a las personas con problemas de salud mental, es a su juicio, necesario «eliminar primero las barreras sociales y actitudinales que impiden el acceso de las personas por razones de discapacidad y de salud mental» y «una vez superada la primera barrera de acceso, las empresas tienen igualmente la obligación legal y la responsabilidad social de ajustar los puestos de trabajo a las necesidades de las personas».
 
Asimismo, señala que «las empresas que han contratado a una persona con discapacidad por trastorno mental reconocen el valor que la diversidad incorpora a los equipos».
 
-La participación de personas con salud mental en el mercado laboral es la más baja de todas las discapacidades. ¿Tienen datos reales de esta situación? 
 
Según datos del Instituto Nacional de estadística del 2015 y 2016 se puede ver que la tasa de empleo es solo del 14,3 % en las personas con trastorno mental, es decir que el 85,7 % no tiene empleo, el más alto de todas las discapacidades y por supuesto de la población sin discapacidad que es casi 50 puntos, menor.
 
-Las enfermedades mentales siguen estando estigmatizadas, hasta el punto de que los propios profesionales de la salud recomiendan a los pacientes no decir en el trabajo que padecen este tipo de enfermedad. ¿Cómo salir de esta situación?
 
Este tipo de recomendaciones lo que acaba generando es el “autoestigma”, la propia persona acaba creyendo que es algo malo para ella, el estigma es fruto de la no aceptación que el entorno, la sociedad hace de algo o alguien. Por lo tanto la aceptación por parte de todos es la única forma de eliminarlo.
 

-Y ¿cuál es el rol de la empresa o de los departamentos de salud laboral a la hora de contratar personas con este problema de salud? ¿Cómo actúan o como deberían de actuar? 
 
La empresa debe comprender que la enfermedad, tanto física como mental, forma parte de las personas que forman su capital humano.  Un 9% de las personas tiene actualmente una enfermedad mental, aunque se estima que la prevalencia sea del 20%, por lo que es muy posible que algún compañero o compañera, o alguna jefa o jefe tenga un problema de salud mental del que no habla porque sigue siendo tabú, convirtiéndose en invisible.
 
Desde los departamentos de prevención y salud laboral se debe fomentar la normalización y atención de los problemas mentales igual que se hace con los físicos.
 
¿Cómo se puede adaptar el mercado laboral a las personas con trastorno mental?
 
El mercado laboral debe, lo primero, eliminar las barreras sociales y actitudinales que impiden el acceso de las personas por razones de discapacidad y de salud mental. Una vez superada la primera barrera de acceso, las empresas tienen igualmente la obligación legal y la responsabilidad social de ajustar los puestos de trabajo a las necesidades de las personas. En el caso de la salud mental este ajuste tal vez pase, exclusivamente, por un período de adaptación con apoyos puntuales, minimizar los riesgos psicosociales y promover una cultura de aceptación de la diversidad.
 
-¿Hay medidas desde las Administraciones públicas para contratación de personas con trastorno mental, igual que lo hay para personas con discapacidad? O ¿entran en este apartado general?  
 
En este momento las medidas de contratación entran en este apartado general, salvo en la Comunidad de Andalucía, donde recientemente se ha aprobado una reserva del 1% de la contratación pública para personas con trastorno mental, ahora falta ver cómo se lleva a cabo, como se adaptan los contenidos, las pruebas o los propios puestos de trabajo, por lo que queda bastante por hacer, pero desde luego hay que valorarlo como un gran paso, es la primera Comunidad que lo legisla en España.
 
-¿Existen ayudas específicas para la promoción de empleo en la salud mental?
 
No, son las generales para discapacidad, creemos que en este momento o se hacer un mayor apoyo o será difícil cambiar estas cifras.
 
-¿Hay empresas que abiertamente consideran la opción de contratar personas con problemas de salud mental como una acción de responsabilidad social corporativa? ¿Destaca alguna en especial?
 
Específicamente, no nos consta que haya. Sí hay empresas que dirigen muy específicamente su RSC a la discapacidad intelectual, no ocurre así en trastorno mental. La imagen social de estos colectivos es muy distinta. Por el momento depende mas de la persona de recursos humanos que por alguna razón, estar mas sensibilizado, conocer al insertar laboral o a la entidad que presenta al trabajador o trabajadora, mas que como parte de una planificación del capital humano en sus plantillas.
 
Por el momento son los centros especiales de empleo, los que cubren esa ausencia. En los Centros Especiales de empleo de Feafes Empleo trabajan más de 2.900 personas con trastorno mental, por todo el territorio y con una gran diversidad de actividades, sus plantillas cuentas con una media del 80% de personas con discapacidad por trastorno metal, creo que no hay mejor ejemplo de que lo que faltan son oportunidades. Las empresas que han contratado a una persona con discapacidad por trastorno mental reconocen el valor que la diversidad incorpora a los equipos.
 
El empleo en nuestro colectivo es una inversión, es invertir en salud mental. Hace unos años realizamos un estudio del retorno económico y social (SROI) de las personas que trabajan en nuestras empresas, en nuestros Centros especiales de empleo y el resultado ha sido que por cada euro que invierte la administración hay un retorno de 5,15 euros.
 
Este se produce porque la persona con trastorno mental cuando trabaja utiliza menos recursos sanitarios o sociosanitarios, como puede ser Centros de Rehabilitación, Unidades de Media Estancia, o incluso menos días en Hospitalización breve si se diese el caso. Por otro lado, pasan a cotizar, pagan impuestos, y algunos dejan de percibir ayudas económicas, se convierten en ciudadanos activos
 
El estudio también valora el grado de calidad de vida tanto de la persona con trastorno mental como para las familias y este mejoraba considerablemente.
 
-Ustedes celebraron el año pasado el Congreso Feafes Empleo. ¿Cuál es el principal objetivo? Y ¿Cuáles el resultado/conclusiones de las exposiciones? 
 
El objetivo del Congreso era proponer el reto de alcanzar una tasa de empleo del 50% para las personas con trastorno mental y llegar a toda la sociedad y a todos los agentes que tienen implicación en el mercado en este reto, pues si no lo convertirnos en un reto de todos será imposible alcanzarlo. 
 
El empleo es una cuestión multifactorial en la que intervienen factores sociales, económicos, contextuales, culturales…. Reducir el problema del empleo del colectivo a las capacidades o recursos individuales de la persona es el error sobre el que seguimos golpeándonos.
 
La conclusión que sacamos del Congreso es que realmente hay voluntad por todas las partes para cambiar esta dramática exclusión de las personas con trastorno mental del mercado laboral. Nos falta definir las estrategias de coordinación y dotarlas de medios técnicos y económicos para empezar a alcanzar el reto que proponemos.
 
 
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