sábado, abril 20, 2024

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EL COM Cádiz celebra una nueva ‘conferencia de impacto’ con la intervención del Dr. Ignacio López-Goñi

Visión global sobre los temas de salud y colaboración fueron algunos de los principales conceptos a los que el Dr. Ignacio López-Goñi recurrió de manera reiterada en su exposición ‘COVID-19: lo que hemos aprendido desde la Ciencia’ y como invitado a intervenir este jueves en el ciclo de Conferencias de Impacto que viene organizando periódicamente el Colegio de Médicos de Cádiz

“Nunca se había dado en la historia tal índice de colaboración entre academia, universidades, industria y gobiernos para el desarrollo de vacunas” como en la situación de crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus, explicó para reflexionar en el sentido de que “este es un buen ejemplo de que la salud humana depende de la salud animal y del medio ambiente. Si queremos tener una visión global y atajar este tipo de amenazas tenemos que adoptar la estrategia One Health. La unidad epidemiológica ya no es solo del ser humano sino global” y añadió: “Y es un tema también de ética”.

 
El Dr. López-Goñi, catedrático de Microbiología y Parasitología de la Universidad de Navarra, eligió esta misma idea como colofón a su conferencia para afirmar que “la ciencia, el conocimiento, la cooperación y la solidaridad son los que harán que los tiempos de la pandemia sean más cortos”. “La pandemia -había señalado minutos antes- nos ha permitido hablar de ciencia, entrar en una edad de oro de la comunicación en la ciencia que hay que aprovechar”.
 
A la pregunta del título de su conferencia, el Dr. López-Goñi fue respondiendo que hemos aprendido a ver esta pandemia como “un antes y un después en nuestra vida, que nos ha puesto en nuestro lugar a nivel global: somos débiles y un microorganismo puede trastocar nuestra vida más que un atentado terrorista”. Con la pandemia también “ha quedado patente la falta de liderazgo y se ha mezclado política y ciencia”, deja hasta ahora “más de cien mil muertos en año, una economía devastada y una limitación de libertades”, que en sus palabras, “nos debería llevar a exigir a nuestros políticos un gran pacto en salud”.
 
De una parte, López-Goñi destacó que “no hemos controlado la pandemia y la situación es aún muy complicada a nivel global. África sigue siendo una incógnita”. Al mismo tiempo se contabilizan cerca de 200 000 artículos científicos sobre el virus y la enfermedad –“superando a la malaria sobre la que llevamos trabajando más de un siglo-, lo que ha dado lugar también a un problema de comunicación dentro de la ciencia”, advirtió.
 
Al principio, “pensábamos que iba a ser un problema confinado a China”, recordó, y hoy “estamos cerca de siete millones seiscientas mil vacunas administradas en todo el mundo, algo nunca visto. En quince días sabíamos de qué iba esto y teníamos la primera pcr, hemos secuenciado y fotografiado el SARS-CoV-2 frente a los dos años que tardamos en identificar el virus del sida”, y prosiguió: “Podemos compararlo con el resto de coronavirus. Desde los años sesenta conocemos estos coronavirus veterinarios que a través de una especie intermedia se han adaptado a humanos. El SARS-CoV-2 se ha aislado en otros animales. Ha ocurrido en más ocasiones. No sabemos cuál es la especie intermedia del SARS. Los coronavirus llevan miles de años saltando de animales a humanos. Por letalidad, el SARS-COV-2 no es el de mayor incidencia con el que nos podíamos haber encontrado pero sí muy transmisible. Tenemos que imaginárnoslo como una nube de humo que cuando respiramos nos vamos a infectar”, indicó López-Goñi para significar que “este virus no es el más mortal ni el más contagioso pero sí el más silencioso para acabar siendo pandémico”.
 
¿Qué otras cosas hemos aprendido? Ignacio López-Goñi aludió a que “tenemos herramientas contra este virus. Los test de antígenos nos permiten detectar cuándo es más contagioso. Hay más de 859 compuestos que se están desarrollando y varios miles de estudios clínicos y estrategias en curso. 
 
¿Qué más nos ha enseñado? “Sabemos todo su ciclo de multiplicación y nos da muchas pistas para desarrollar tratamientos, lo que nos ha permitido ir ensayando distintas sustancias. Hoy tenemos toda una batería de medicamentos que hacen que el pronóstico sea mucho mejor que hace un año. Y sabemos mucho de la enfermedad y por qué cursa no solo como problema respiratorio sino que afecta al riñón, al tejido cardiaco o al cerebral. Podemos seguir la evolución del virus a tiempo real, detectar sus mutaciones. Hemos comprobado la poca capacidad de variación que tiene el SARS-COV-2 en comparación con el virus del VIH. Solo podemos hablar de variantes y no de cepas o de serotipos. La variante alfa ha sido sustituida por la variable beta…”, enumeró. 
 
“En España sufrimos una primera ola con un número de fallecimientos dramático, no éramos capaces de detectarlo. A medida que la capacidad de diagnóstico fue mejorando, en la cuarta ola no hay apenas fallecimientos y se habla de una quinta onda de casos pero ya no de fallecimientos”. López-Goñi lo atribuyó en buena parte a que “en España hemos tenido éxito con la vacunación. Eso es debido a tres razones principales. En primer lugar porque las vacunas nos han venido de Europa –“un acierto”-, a que el sistema de comunidades autónomas ha funcionado en sana competencia y ninguna ha querido quedarse atrás y en tercer lugar porque no hay movimientos antivacunas como en otros países”.
 
Estamos pues “asistiendo a una efectividad extraordinaria de las vacunas y el virus se tramite menos y durante menos tiempo”, expresó.
 
¿Qué tenemos por delante? A juicio del Dr. López-Goñi, “en los próximos meses podemos esperar pequeñas ondas de contagios en personas no vacunadas o en las que está reducida la respuesta inmune pero no una situación pandémica ni el colapso sanitario que teníamos hace un año”.
 
¿Y qué queda pendiente? “Debemos atender a las tasas de vacunación en el mundo ante un problema global, qué pasará con las nuevas variantes, que deparará este invierno al coincidir con gripe y otros problemas respiratorios, cuánto durará la inmunidad, no ya de anticuerpos sino celular, qué pasará con la tercera dosis y con la vacunación infantil”, adelantó.
 
Ya en el espacio del coloquio, López-Goñi apuntaló algunas de sus reflexiones anteriores y recordó que “el virus no se ha debilitado y es más transmisible que hace un año. Las dos herramientas que se han demostrado más eficaces son las vacunas y las mascarillas y estas han venido para quedarse en determinadas situaciones: en entornos de mucha gente, hospitalarios o ante la presencia de síntomas”.
 
Respecto a las posturas negacionistas, argumentó: “No entiendo la obcecación contra las vacunas y menos en el ámbito sanitario” y se mostró partidario de “no obligar a la vacunación sino de buscar otras estrategias como el pasaporte COVID”.
 
En su presentación, el Dr. Abel Saldarreaga, especialista en Microbiología y en Medicina Familiar y Comunitaria, además de Vocal de Médicos en Promoción de Empleo del Colegio de Médicos de Cádiz, describió al Dr. López-Goñi como “apasionado de la ciencia con mayúsculas” y subrayó su generosidad “a la hora de acercar la ciencia a la población en general”, su gran labor docente e investigadora, su “lenguaje claro, accesible y riguroso”, su labor de divulgación en conferencias y libros, una trayectoria y una inquietud que le han hecho merecedor de distintos premios, el más reciente de ellos concedido por el CSIC a la Comunicación Científica hace apenas unos días.
 
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