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El cáncer de páncreas representa la tercera causa de muerte por enfermedad oncológica en España

En España, la incidencia del cáncer de páncreas es de 8-10 casos por 100.000 habitantes al año, representa el segundo tumor maligno gastrointestinal en frecuencia y es la tercera causa de muerte por cáncer en adultos, según datos aportados por la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) desde donde se demanda un impulso a los programas de cribado para los cánceres gástricos

Con 8.584 nuevos pacientes en 2017 de cáncer de estómago y de 6.760 de cáncer de páncreas, ambas tipologías representan una incidencia media o baja, pero al detectarse en fases avanzadas de la enfermedad conllevan una elevada mortalidad. Las lesiones malignas fue uno de los temas debatidos en el LXXVII Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), celebrado recientemente en Valencia, en el marco de la Semana de las Enfermedades Digestivas.

 
Las ponencias Cribado de cáncer gástrico en el paciente de riesgo ¿A quién? ¿Está justificado? del Dr. Eduardo Albéniz, miembro de la SEPD y médico adjunto del Servicio de Endoscopia del Complejo Hospitalario de Navarra, y Cribado de cáncer de páncreas: ¿realmente tiene algún sentido? del Dr. Enrique Pérez-Cuadrado Robles del Hospital Saint-Lucen Bruselas (Bélgica) y también miembro de SEPD, analizaron el tema con conclusiones muy similares: al tratarse de dos tipos de cáncer con una incidencia limitada y sin protocolos de cribado claramente establecidos, el cribado poblacional no parece una solución coste-efectiva a la práctica. Sin embargo, sí es necesario establecer sistemas de control y cribado para los grupos de riesgo evitando que las lesiones previas en estómago o páncreas se desarrollen y se conviertan en tumores.
 
Incidencia del cáncer de páncreas y grupos de riesgo
 
En España la incidencia del cáncer de páncreas es de 8-10 casos por 100.000 habitantes al an?o, representa el segundo tumor maligno gastrointestinal en frecuencia y es la tercera causa de muerte por cáncer en adultos. Su incidencia aumenta a partir de los 45 an?os y es ma?s frecuente en hombres que en mujeres. Alrededor del 90% del cáncer de páncreas se diagnostica en estadios avanzados, en los que las opciones terapéuticas son limitadas.
 
“A pesar de que la gravedad del cáncer de páncreas justifica hacer esfuerzos para diagnosticar de forma precoz y proponer un tratamiento quirúrgico a las formas pre-neoplásicas de alto riesgo de degeneración maligna, el cribado poblacional no está recomendado ya que el riesgo para la población general es bajo”, explicó el Dr. Enrique Pérez-Cuadrado Robles, “el cribado sí está recomendado en la denominada población de alto riesgo, un grupo heterogéneo muy seleccionado de pacientes con mayores posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer lo largo de su vida”.
 
El tener familiares de primer grado afectos de esta enfermedad constituye el factor de riesgo más importante a la hora de incluir a una persona en el cribado. Otros factores de riesgo son quistes de páncreas y factores medioambientales como el tabaquismo, la obesidad, una dieta rica en grasa y carnes.
 
Cribado a través de endoscopia y técnicas radiológicas
 
El cribado de cáncer pancrático se realiza mediante técnicas radiológicas (principalmente resonancia magnética) y endoscópicas (eco-endoscopia) que se repiten periódicamente. La principal dificultad del proceso del cribado es que se detectan con frecuencia lesiones pre-neoplásicas, muchas veces quísticas, en las que es muy difícil determinar su potencial maligno llevando en ocasiones a cirugías asociadas a una alta morbimortalidad y que pueden no ser necesarias. En opinión del Dr. Enrique Pérez-Cuadrado Robles, “la decisión de entrar en un programa de cribado debe realizarse de forma individualizada desde la consulta. El compromiso del paciente y la información sobre el proceso son dos puntos claves, ya que conlleva realizar muchas exploraciones que pueden provocar un grado de ansiedad nada despreciable para una enfermedad cuyas fases iniciales desconocemos”.
 
La experiencia en cribado de cáncer de páncreas en Europa es todavía escasa. Sin embargo, un estudio del Hospital Johns Hopkins de Baltimore (EEUU), líder en el cribado pancréatico, recientemente publicado ,ha demostrado que en individuos de alto riesgo que siguen el programa durante 16 años, el 90% de los cánceres de páncreas detectados son resecables, lo que según el experto indica que se debe seguir explorando y estudiando el desarrollo de programas de cribado para poblaciones muy seleccionadas.
 
Incidencia del cáncer de gástrico y grupos de riesgo
 
En 2017, el número de pacientes nuevos diagnosticados de cáncer gástrico en España fue de 8.284. El número de fallecidos fue de 5.467 pacientes, siendo la sexta causa de muerte por ca?ncer en adultos. Como ocurre con el cáncer pancreático, menos del 10% de los diagnósticos del cáncer gástrico son precoces. Se suele diagnosticar en estadios medios y avanzados, en los que ya no se puede realizar tratamiento endoscópico sino tratamientos quirúrgicos u oncológicos. La infección por Helicobacter pylori, la herencia genética, un consumo muy elevado de sal, tabaco y el alcohol son factores de riesgo para el cáncer gástrico.
 
Cribado a través de gastroscopia o colonoscopia
 
El cribado de cáncer de gástrico está todavía poco investigado. No se ha implementado de forma generalizada salvo en países con una alta incidencia de cáncer gástrico como Japón donde sí se redujo el número de cánceres en estado avanzado. “Actualmente en España no existe un programa de cribado establecido a pesar de que estudios de eficiencia parecen indicar que cribar el cáncer gástrico mediante gastroscopia o colonoscopia podría ser eficaz en poblaciones de zonas de riesgo medio” explica el Dr. Eduardo Albéniz, “al contrario de lo que ocurre en el cáncer de colon en que el programa de cribado está muy establecido, no hay consenso en las guías de las diferentes sociedades científicas en cuanto a las recomendaciones para realizar un diagnóstico precoz. Ante la falta de programas de cribado, el Dr. Albéniz destaca la importancia seguir a los pacientes con riesgo alto de forma personalizada.
 
“La combinación de seguimiento endoscópico y serológico podría ser una buena alternativa”, afirmó el Dr. Albéniz. Se trataría de realizar gastroscopias al menos en los pacientes de alto riesgo y de medir durante el seguimiento los niveles de pepsinógeno, que es un marcador de funcionalidad de la mucosa gástrica. Cuando éste disminuye, indica distintos grados de atrofia mucosa, la lesión precursora del cáncer gástrico, mostrando el momento oportuno para realizar nuevas gastroscopias con el fin de detectar posibles lesiones premalignas.
 
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