Con motivo de la celebración del seminario online 'Mitos y bulos en oncología radioterápica' que se celebrará el próximo 29 de noviembre, Médicos y Pacientes habla con Carmen Yélamos Agua, responsable de psicooncología de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), quien analiza en esta entrevista el efecto que pueden tener las pseudoterapias en el campo de la oncología radioterápica, las principales vías por las que se viralizan estos bulos y las acciones que pueden llevar a cabo los profesionales sanitarios para combatir la desinformación
– ¿Cómo pueden afectar los bulos en oncología radioterápica?
Indudablemente, cualquier bulo o información imprecisa, descontextualizada o directamente falsa, puede afectar a la persona que la reciba, mucho más cuando hablamos de personas afectadas por una grave enfermedad como el cáncer. En el caso de los pacientes con cáncer no debemos olvidar que se encuentran en una situación vulnerable por causa de la enfermedad o los tratamientos recibidos o que están recibiendo. La presencia de bulos o noticias falsas puede afectarles negativamente en su proceso de adaptación y afrontamiento de la enfermedad, pero también llevarles a tomar decisiones equivocadas que pongan en peligro su vida.
– ¿Puede poner algún ejemplo de algún bulo o mito existente en este campo?
Hay múltiples ejemplos, pero podemos citar desde la presencia de hierbas medicinales o productos de herboristería para curar el cáncer, o mejorar efectos secundarios, productos que en algunos casos pueden ser incluso perjudiciales cuando se consumen durante el tratamiento médico, interfiriendo con su funcionamiento y afectando a su eficacia.
Otros ejemplos son prácticas como el reiki, la hidroterapia o muchos otros métodos no contemplados en la cartera de servicios médicos del Sistema Nacional de Salud que afirman tratar e incluso curar el cáncer, que son abordajes que surgen desde las pseudoterapias y que no han mostrado evidencia científica. Pueden crear angustia, ansiedad e indefensión en los pacientes y en su entorno familiar más cercano.
A nivel psicológico, destacaría un bulo relacionado con el hecho de que el riesgo de desarrollar un cáncer depende de tener una actitud positiva o negativa. No existe evidencia científica convincente que relacione la “actitud” de una persona con su riesgo de padecer cáncer o morir por la enfermedad. Sin embargo, también quiero señalar que mantener una buena actitud ayuda a mejorar el sentimiento de bienestar, e indudablemente contribuye a afrontar mejor el proceso de enfermedad y los tratamientos.
– ¿Por qué cree que algunas personas pueden considerar las pseudoterapias en oncología radioterápica como una solución a sus problemas de salud?
Ante el diagnóstico de cáncer y los tratamientos oncológicos, en este caso la radioterapia, los pacientes viven una situación de temor e inseguridad ante lo desconocido de este tratamiento, incertidumbre y malestar emocional que puede llevarlos a aferrarse a opciones que afirman garantizar la curación o la mejora de su salud, a pesar de carecer de una evidencia científica que las respalde.
La falta de información fiable y contrastada a la que se enfrentan los pacientes oncológicos en las fases de prediagnóstico, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad es un factor que puede influir a la hora de someterse a estas pseudoterapias y pseudociencias.
– ¿Cómo pueden los profesionales sanitarios ayudar en la lucha contra estas terapias que no están basadas en la evidencia científica?
Los profesionales sanitarios, junto con las sociedades científicas, asociaciones de pacientes, los medios de comunicación, etc. debemos hacer presión y trasladar a la esfera pública el peligro asociado a estas pseudociencias y pseudoterapias. Por otra parte, es importante estar presentes en aquellos espacios y ámbitos donde las pseudoterapias y pseudociencias están difundiendo su mensaje, como sucede en páginas web y, sobre todo, en redes sociales.
Indudablemente nuestro papel debe estar al lado del paciente, informándole en todo momento de las terapias que permiten no solo curar sino mejorar su calidad de vida durante el proceso de tratamiento. Sin duda, la información y comunicación abierta con el paciente y su familiar es el mejor recurso para luchar con estas pseudoterapias.
– ¿Qué vías considera más efectivas para la propagación de estos bulos?
Las principales vías por las que se propagan estos bulos se centran en internet y las redes sociales. Nuestra recomendación es que aquellos enfermos de cáncer o familiares que tengan dudas, que reciban esta información por alguna de las vías comentadas u otras como el boca a boca consulten siempre primero con su médico oncólogo o especialista.
Por otra parte, pueden contar siempre con la ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer con un equipo de profesionales que podrán orientarles a través del teléfono gratuito Infocáncer (900 100 036) así como con las fuentes procedentes del Ministerio de Sanidad (www.CoNprueba.es), del Observatorio de las Pseudoterapias de la Organización Médica Colegial y la Organización Mundial de la Salud y bases de datos médicas como PubMed.
– ¿Cómo se entera de la existencia de estos bulos?
Una de las vías de llegada de esta información a la Asociación es a través de nuestro teléfono Infocáncer. El número de consultas sobre terapias alternativas registradas en nuestro teléfono se ha mantenido estable durante este año, pero sigue siendo una vía de entrada de información en este sentido.
Otra de las vías de entrada son las consultas con nuestros profesionales de atención sanitaria, psicología, trabajo social, etc. Las consultas que nos realizan las personas que llaman o escriben suelen ser sobre productos específicos y su relación con el cáncer, sobre la posible utilización de productos, alimentos o técnicas para combatir los efectos secundarios de los tratamientos o el dolor (escorpión azul, acupuntura, cardo mariano, flores de Bach, meditación con efecto curativo, infusiones, cannabis, marihuana, vitamina C con bicarbonato, lejía…).
También nos llaman familiares preocupados porque el paciente visita a algún curandero, “médico holístico”, “médico de oncología integrativa”, o porque ha decidido probar algún producto que ha visto en Internet y quieren saber si esto puede ser peligroso o perjudicial.
– ¿Cree que es necesaria alguna acción o regulación por parte de las administraciones?
Las Autoridades Sanitarias han hecho un importante esfuerzo, sobre todo en los últimos años, en realizar y ofrecer una revisión seria sobre las llamadas terapias alternativas y las pseudoterapias y en alertar a la población sobre los peligros de algunas de ellas. En los últimos años, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social publicó un documento donde se recogen los resultados de la evaluación de algunas prácticas. Según esta revisión, realizada en colaboración del Instituto de Salud Carlos III, se tomó como punto de partida 139 técnicas de las cuales 73 fueron calificadas como pseudoterapias por no presentar evidencia científica robusta que asegure su eficacia. Las otras 66 restantes aún se encuentran en fase de estudio y evaluación. Pero todavía queda mucho por hacer.
Hoy, desde la Asociación Española Contra el Cáncer desaconsejamos su uso. Nuestra recomendación es siempre animar al paciente y/o familiar a consultar con el especialista en oncología todas aquellas cuestiones sobre las que necesiten más información o tengan dudas mientras que desde las Administraciones se termina el proceso de evaluación final sobre su eficacia y seguridad para el usuario.
– ¿Cómo valora la existencia del observatorio contra las pseudociencias y pseudoterapias del Consejo General de Médicos?
Para la Asociación Española Contra el Cáncer es muy importante que las organizaciones científicas como el Consejo General de Médicos pongan en marcha iniciativas como el Observatorio contra las pseudoterapias y pseudociencias para reducir y eliminar estas prácticas. Todas las iniciativas que contribuyan a alertar sobre la importancia de la información basada en la evidencia científica y los riesgos de otro tipo de noticias sin base científica ayudan a reducir este problema que supone un riesgo importante para los pacientes con cáncer.
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