viernes, abril 19, 2024

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Dra. Montserrat Esquerda: «Me parece iluso pretender que una ley sobre eutanasia pueda mejorar cómo se muere en la sociedad actual»

La Dra. Montserrat Esquerda es una de las pocas mujeres que preside una Comisión Deontológica de los 52 Colegios de Médicos. La presidenta de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Lleida señala en esta entrevista que "persisten las dificultades estructurales, los prejuicios y los puntos ciegos", que propician que las mujeres están escasamente presentes en cargos de liderazgo o de representación. Sobre la eutanasia  considera que "hace falta mucho debate alrededor del final de vida" y no se puede limitar solo al 'sí' o al 'no' de esta práctica

Alrededor del 33% de los representantes de las comisiones deontológicas son mujeres ¿por qué cree que es baja esta presencia, a pesar de que la profesión se reparte prácticamente al 50% entre hombre y mujeres?

Las dificultades de acceso de las mujeres al ámbito de la Deontología forman seguramente parte de las dificultades estructurales en nuestra sociedad para el acceso de la mujer a ámbitos de responsabilidad o liderazgo.

Estas dificultades aparecen en múltiples ámbitos, no tan solo en la profesión médica. En la Universidad en general, un 53 % de los estudiantes son mujeres, un 52% de las tesis leídas son de mujeres, pero solo un 45 % de los profesores asociados, un 40% de titulares o un 19 % de catedráticos son mujeres.

Un reciente artículo en New York Times (https://www.nytimes.com/2018/02/05/upshot/even-in-family-friendly-scandinavia-mothers-are-paid-less.html) nos recordaba como el nacimiento del primer hijo afecta claramente al sueldo en las mujeres, pero en cambio no en los hombres, y ello en países nórdicos.

En ámbito médico, un estudio de JAMA “Work-Family Conflict and the Sex Difference in Depression Among Training Physicians” (https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/article-abstract/2659558)  muestra el elevado impacto de la profesión en relación a sintomatología depresiva y psicopatológica, y cómo este impacto es mayor en mujeres. Este estudio identifica como el factor más potencialmente modificable, el conflicto entre trabajo y carga familiar. 

La carga familiar y de la crianza no es un factor exclusivamente médico, por supuesto, pero hay que tener en cuenta que tiene un mayor impacto en una profesión con elevada exigencias, tanto físicas como emocionales, tanto en horas de trabajo,  como en formación continuada o ámbito de investigación. A mayor exigencia profesional, la sobrecarga representa un factor agravante mayor.

El número de mujeres que llegan a la presidencia de las comisiones de deontología baja considerablemente del porcentaje anterior. ¿Qué opina sobre esta situación?

Tal como hemos comentado las mujeres están escasamente presentes en cargos de liderazgo o de representación, y ello puede ser aún más complejo en ámbitos como el colegial que se realiza desde el servicio a la profesión y durante el tiempo libre.

¿Qué pasos han de darse para que aumente?

Las causas son múltiples, complejas y persisten en el tiempo. No podemos pensar que el solo hecho de la feminización de la profesión, por sí solo, revierta esta situación.

Un reciente New England Journal hablaba de la necesidad de “reconocer los puntos ciegos” para poder paliar los sesgos de género (https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp1802228)

Por ello sería fundamental poder identificar estos “puntos ciegos” y a partir de ellos desarrollar medidas que permitan reconocer las diferencias de género en el desarrollo de las carreras profesionales.

¿Qué valoración hace del proceso de feminización que vive la profesión?

No es tan solo el fenómeno de feminización sino que hay otros fenómenos añadidos, relacionados también con cambios generacionales que hacen que cualquier profesión deba actualizarse y re-actualizarse continuamente, a fin de que pueda seguir dando respuesta al objetivo que tiene.

¿Considera que la sociedad, en general, sigue siendo machista?

Existen como he comentado dificultades estructurales en relación al género, parte de las cuales se ha modificado sustancialmente en las últimas décadas, pero parte de las cuales persiste.

Hay que entender que el cambio de percepción social en relación a la mujer se ha realizado en un periodo muy corto de tiempo. 

En la gala de Nochevieja de este año “Cachitos” se incluyó una canción, “El pantalón”, del año 1965. Al escuchar esta canción, mis hijos (17 y 14 años, chico y chica respectivamente) se mostraron incapaces de entender el sentido de la misma. Fue necesaria una conversación, básicamente con sus abuelas en las que les explicaron la “revolución” que supuso para ellas poder vestir pantalones…Esta revolución, que no es tan solo en prendas de vestir, sino en toda la eclosión de la mujer en la vida pública, y hay que tener en cuenta que se ha producido en escasos 50 años.

Persisten pues dificultades estructurales, persisten prejuicios, y por supuesto persisten puntos ciegos. 

¿Qué opina de las cuotas?

Sí pero no, no pero sí. 

Las cuotas solo pueden ser medidas de soporte mientras se implementen medidas “reales” que faciliten las dificultades asociadas a las diferencias de género.  Las cuotas permiten por otra parte visibilizar la presencia de la mujer, efecto que puede ser muy positivo para  las mujeres más jóvenes, pero sin cambios más profundos son meramente estéticas.

¿Qué le parece el borrador de la actualización del Código de Deontología?

El borrador corresponde a un trabajo arduo realizado por los compañeros de la Comisión central, en el que se intenta re-actualizar, como comentábamos antes, muchos aspectos de la profesión. 

Alguno de los temas que aborda siguen generando controversia, como la eutanasia. ¿Cuál es su postura al respecto?

En nuestro país no se muere bien, o no se muere todo lo bien que la legislación actual lo permite. Igual como el tema de género, arrastramos prejuicios de muy diversa índole al final de la vida. Las dificultades van desde médicos que aprendemos a tratar y curar, y no se nos enseña a acompañar o paliar, a familias que cuesta aceptar un final y piden más tratamientos, a concepciones muy mal entendidas de los que supone un proceso de sedación o de adecuación del esfuerzo terapéutico, y todo ello el tabú como una espada de Damocles. Los Cuidados Paliativos han representado una inflexión en el abordaje al final de la vida, pero este no es un tema solo de “especialistas de la muerte”. El abordaje paliativo debería ser una competencia transversal a todas las especialidades médicas.

Pretender que una ley sobre eutanasia pueda mejorar de forma generalizada  cómo se muere en la sociedad actual, me parece iluso. Hace falta mucho debate alrededor del final de vida, y el problema es que limitamos el debate (si existe) solo en eutanasia sí o no.

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