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Dra. Manuela González: “El deporte de alta competición no es salud, es una exigencia máxima física y mental y, en un momento determinado, produce patologías”

Con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio a partir del próximo 23 de julio, Médicos y Pacientes ha entrevistado a la doctora Manuela González Santander, especialista en Medicina del Deporte y jefa de servicios médicos del Comité Olímpico Español, que describe todo el entorno médico que acompaña a los deportistas de alta competición durante la preparación y la competición en eventos como unos Juegos Olímpicos. 

La Dra. González aborda a lo largo de esta entrevista la importancia de elementos tan esenciales como la relación médico paciente con deportistas de alto rendimiento, la salud física y mental de estos profesionales, las problemáticas que ha supuesto la pandemia en este ámbito o las particularidades que presentan estos JJOO desde el punto de vista sanitario. 

 
¿Cuál es exactamente el trabajo de un/a médico cuando trabaja con deportistas de alto rendimiento? ¿Qué es lo más importante?
 
El deporte de alta competición es una actividad de alta exigencia, el médico lo que hace es valorar vigilar y manejar esa alta exigencia que requiere el deportista, pero no deja de ser su médico de cabecera. Al fin y al cabo, para el deportista de alta competición, el deporte es su trabajo, nosotros realmente lo que hacemos es gestionar esa actividad máxima desde la prevención, desde el diagnóstico y, por supuesto, desde el tratamiento que quede de las patologías que puedan surgir. Cuanto más haces el seguimiento, cuanto antes empiezas con ese seguimiento, y cuanto más frecuente sea ese seguimiento, más cerca estarás de mantener la salud en todos sus ámbitos: el físico y el psíquico; y todo lo que rodea a ese deportista en una mejor situación. 
 
¿Cómo se acompaña a un/a deportista para que llegue en su mejor estado de forma a una competición muy importante?
 
Es diferente cuando tú eres el médico o la persona que está a pie de pista con ese deportista respecto a, por ejemplo, los servicios médicos que tenemos nosotros aquí. Nosotros somos centro de referencia y tenemos a todos los deportistas que están entrenando aquí en el complejo deportivo, pero no estamos en el día a día de ese deportista. Existe pues una diferencia clara en la en la gestión del día; cuando tú estás como médico de ese deportista, conoces perfectamente sus horarios, sus niveles de entrenamiento o su programación, y gestionas con los con los entrenadores, con los preparadores físicos y con todo el equipo que rodea al deporte de alta competición.
 
En los centros de Medicina del deporte lo que hacemos es un seguimiento más a distancia, y tenemos una relación muy directa con esos grupos específicos de cada uno de los deportes, y a partir de ahí los asesoramos o intentamos valorar y diagnosticar aquellas problemáticas que puedan estar surgiendo y que el profesional médico que está a pie de pista con el deportista conoce de primera mano.
 
Los deportistas de alta competición llevan sus cuerpos al límite, ¿hasta qué punto pueden hacerlo y cuándo deben saber parar?
 
Para el deportista de alta competición su fin es alcanzar su máxima prestación en una actividad deportiva, entonces, es muy difícil decirles que en un momento determinado tienen que parar cuando tienen una competición cerca. Es una cuestión de conocimiento, una cuestión de relación médico-paciente. La última experiencia de este tipo la he tenido hace quince días con una deportista que tenía que salir 48 horas después a una competición importante y tenía una lesión que había aparecido tres o cuatro días antes; lo habían intentado solapar porque tenía la competición la semana siguiente y dos días antes de la competición tuvimos que decir “no puedes irte a competir porque esto es excesivamente grave”. Es muy difícil llegar a esas circunstancias, es muy complicado, porque has parado completamente el fin que tiene esa deportista para llegar a su máximo, tienes que hacerlo a base de intentar prevenirlo al máximo. 
 
Se dice que el deporte es salud, y efectivamente lo es en los términos generales de población y en los niveles de intensidad media que puede realizar la mayoría de la población general; pero el deporte de alta competición no es salud, el deporte de alta competición es una exigencia máxima física y mental y, en un momento determinado, produce patologías, entonces hay que saberlas diagnosticar y cuando sea necesario, evidentemente, parar”.
 
En el mundo del deporte es muy habitual trabajar con equipos multidisciplinares: entrenadores, preparadores físicos, nutricionistas, fisioterapeutas, …, y, obviamente, médicos, ¿cómo se gestiona para que en estos equipos trabajen todos en la misma dirección y totalmente coordinados?
 
Esa es la gran ventaja del deporte de alta competición, que tú tengas la seguridad y el apoyo o de todo ese grupo multidisciplinar te permite abarcar muchísimo más en cualquiera de las áreas en las que pueda tener un problema ese o esa deportista. Es una cuestión de relación, si estás en el equipo las reuniones son habituales y el contacto con los deportistas es diario. En nuestro caso, que estamos en un segundo nivel de referencia, sabes que existe ese grupo en el entorno de ese o esa deportista, es una cuestión de comunicación exclusivamente y, en función del área en la que estás viendo el déficit o la problemática, lo pones en conocimiento y lo trabajas como grupo. 
 
¿Cómo se organizan los equipos sanitarios que acompañan a los y las deportistas en la preparación y durante unos JJOO?
 
En el ámbito del Comité Olímpico Español, el trabajo tiene dos partes: toda la fase de preparación que no implica estrictamente, y lo que es la competición de los Juegos Olímpicos. Una parte está en manos de las propias federaciones y de sus servicios médicos; mientras la otra, está en centros de Medicina como el que tenemos aquí de la Agencia Española de la Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD). Durante los cuatro años de una Olimpiada, el trabajo del día a día lo hacen esos dos estamentos, que son los fundamentales realmente en el seguimiento del deportista. 
 
Los centros de Medicina lo que hacemos es, fundamentalmente, dar apoyo durante todo el periodo a lo largo de la preparación cuándo se va a plantear una competición bajo el amparo del Comité Olímpico Español como pueden ser los Juegos Olímpicos, y se estructura un equipo médico que lo que hace es coordinar toda esa asistencia. Nos encargamos de preparar todas las necesidades a nivel de medicación, a nivel de instalaciones, a nivel de fisioterapia, a nivel de todas las necesidades que puedan requerirse desde el punto de vista sanitario, …; y, hay una serie de equipos o de federaciones que, por el número de deportistas que llevan, no pueden llevar sus propios servicios médicos y necesitan el apoyo externo, de modo que estructuramos ese apoyo externo desde el propio Comité Olímpico, que es un valor imprescindible para el buen desarrollo de la de la competición. 
 
La pandemia ha afectado a la sociedad en muchos niveles, ¿cómo ha afectado a vuestro trabajo en concreto?
 
Para el deporte este año y medio que llevamos ha sido de realmente devastador en el sentido de que todo se quedó parado, fue entrar el 14 de marzo en una situación de estar haciendo toda una preparación olímpica, con todas las programaciones, con todas las competiciones, con todos los viajes, con todo lo habitual, …, a, de repente, no puedo hacer, no puedo entrenar, no puedo salir, no puedo viajar, no puedo competir, no puedo … De hecho, todavía están sin poderse reanudar en muchos de los casos, porque la complejidad de la pandemia implica contagios, previsión de posibles complicaciones de salud, etc. 
 
Ha significado dificultades de reincorporación a los ya que cuando estuvimos programando los reinicios llevábamos más de un mes y medio completamente metidos en casa. Había gente que se las pudo ingeniar para intentar hacer, pero para un deportista de alta competición, estar parado más de diez días era completamente impensable. 
 
No todo el mundo se ha adaptado bien durante la reincorporación, y quien ha pasado el COVID-19, aunque sea de una manera leve, en muchos casos ha dejado secuelas: tenemos problemas a nivel cardiológico, a nivel musculoesquelético o a nivel metabólico, y no tenemos claros los recursos ni los tratamientos, porque todo es desconocido.
 
Además, el reinicio de la actividad deportiva en cuanto a competición ha sido muchísimo más difícil. La limitación de contactos cuando tú estás acostumbrado a llegar a un a un evento deportivo y eres el contrario del otro equipo, pero al mismo tiempo eres el amigo del rival: no hables con él, no hagas esto, no salgas, no, no, no, … Realmente, eso es lo que nos vamos a encontrar en Japón, va a ser una experiencia única, pero realmente muy difícil.
 
En un estudio del CGCOM y de la SEMED se concluye que no existen, de momento, causas objetivables que impidan la realización de deporte aficionado o de iniciación con mascarilla quirúrgica, pero ¿qué ocurre en el entrenamiento a altas intensidades?
 
Lo que expresan los deportistas que te pones a entrenar y el primer minuto a lo mejor lo aguantas, pero cuando llevas media hora entrenando es muy difícil mantener el mismo nivel de actividad que puedes tener sin la sin la mascarilla. Eso ha obligado a limitar las interacciones, a mantener las distancias (de ahí vinieron los problemas con los deportes con mayor contacto físico como pueden ser lucha o judo), a incorporar todas aquellas pruebas para intentar asegurarnos de que las dos personas que van a estar haciendo esa actividad próxima no tienen una situación de posible contagio. Estas pruebas que han ido surgiendo nos han favorecido porque al principio no teníamos capacidad de saber si la persona podía ser portadora del virus.
 
¿Qué importancia tiene la relación médico paciente en el trabajo con deportistas de élite?
 
Es confianza, sí tú te has trabajado esa confianza a lo largo de todo el año, es algo que inmediatamente va a salir en el en la en el momento en que hay una situación difícil. Es decir, si yo voy a una competición y no conozco a ninguno de los deportistas, es mucho más complicado que los deportistas tengan esa confianza de decirme a mí como médico: “mira, parece que me encuentro un poco raro” o “me he hecho un poco de daño”, porque no sabes cómo te va a responder en una situación así. Si tienen la confianza de saber cómo trabajas a nivel del mundo de la alta competición, se facilitan mucho las cosas, porque son momentos de mucha exigencia y el o la deportista necesita saber que si se encuentra mal puede contar con alguien en la que confía.
 
Cuando hablamos de deportistas siempre se piensa en su estafo de forma, ¿cómo se trabaja la salud mental?
 
El equipo multidisciplinar incluye la psicología deportiva y cada vez, más. Es verdad que hay determinadas circunstancias que necesitan de una persona especializada para manejar esos esos parámetros.
 
Como cualquier elemento de la salud se puede prevenir, pero tienes que estar muy atento a determinados signos. La salud mental no es tan fácilmente objetivable como una anemia o como una lesión muscular que haces una analítica o una ecografía. Aquí, básicamente es el entorno, el conocimiento, el dudar de esa bajada de rendimiento que en un momento determinado se puede producir, el esquivar una lesión o el focalizarte en una lesión que, desde el punto de vista médico, no es tan importante y, sin embargo, claramente que está limitando la progresión, … Tienes que estar atento a esos signos y síntomas que te pueden hacer pensar que hay algo más que lo estrictamente físico y, a partir de ahí, encaminarlo hacia el entendimiento de que el psicólogo no deja de ser un elemento más del equipo multidisciplinar.
 
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