viernes, marzo 29, 2024

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Dra. Luisa Lázaro: «Es sumamente necesario un plan de prevención del suicidio a nivel nacional que detecte precozmente el riesgo suicida»

Con motivo de la creación en España de la especialidad de Psiquiatría infaltil y de la adolescencia, Médicos y Pacientes ha entrevistado a la Dra. Luisa Lázaro, destaca la importancia para los futuros especialistas de adquirir competencias para realizar un aprendizaje en la adquisición de una comunicación clínica fluida con familias e instituciones relacionadas con el menor.

La Dra. Lázaro, presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (AEPNyA) y jefe de servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Clínic Universitari de Barcelona, aborda en esta entrevista las principales necesidades de formación en esta especialidad, así como la importancia del trabajo conjunto con los ámbitos en los que se desenvuelve el menor. 

 
¿Qué supone el reconocimiento de esta especialidad? ¿Qué implicaciones tiene sobre los pacientes? 
 
Supone poner punto y final a un largo proceso de solicitud de creación de una especialidad necesaria para abordar la salud mental en la infancia y la adolescencia. Diferentes Juntas Directivas de la Asociación han trabajado durante muchos años para lograrlo. Y ahora, por fin, los profesionales que así lo deseen podrán acceder a una formación específica y completa en este campo. 
 
La creación de la especialidad de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, facilitará que los menores con patología y sus familias sean atendidos por profesionales bien formados, que puedan establecer un diagnóstico precoz y una intervención terapéutica eficaz. Esto ayudará a disminuir la disfunción que la enfermedad puede originar, y a mejorar la trayectoria evolutiva de la misma. Si se trata adecuadamente al menor enfermo, se podrán minimizar las consecuencias negativas de la patología en el desarrollo educativo del niño/a y adolescente, y estos podrán alcanzar una vida adulta satisfactoria.
 
Por otra parte, se aconsejará adecuadamente a familiares y cuidadores, intentando tanto disminuir su sufrimiento como ayudar a mejorar la dinámica familiar, tan importante para una buena evolución del paciente.
 
Y además, sería de desear que la creación de la especialidad obligue a los responsables políticos a implantar unos dispositivos asistenciales de diagnóstico y tratamiento de calidad y homogéneos en todo el territorio nacional.
 
¿Cuáles son las principales necesidades en el plan formativo de los MIR que iniciarán esta especialidad?
 
Inicialmente lo que habrá que hacer será una Comisión Nacional de la Especialidad que determine el programa formativo, el cual ya estaba muy avanzado cuando se trabajó la troncalidad. Esta comisión, junto con la Comisión Nacional de la Especialidad de Psiquiatría, han de trabajar conjuntamente en sus programas de formación ya que los psiquiatras realizaran en su formación al menos un año de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, y viceversa.
 
Las competencias del programa de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia tendrán que incluir las habilidades diagnósticas y clínicas en lactantes, preescolares, escolares y adolescentes, hasta el inicio de la edad adulta y el conocimiento de las intervenciones terapéuticas en todas estas etapas evolutivas.
 
Y, además, se ha de realizar un aprendizaje en la adquisición de una comunicación clínica fluida con familias e instituciones relacionadas con el menor, y el conocimiento del trabajo en red, así como la transición a ámbitos asistenciales de la edad adulta. Por otra parte, para la realización del plan formativo, habrá que acreditar las unidades docentes de esta especialidad.
 
¿Qué le recomendaría a un joven médico que desea hacer esta especialidad?
 
En primer lugar, realizar una formación completa que abarque todas las etapas del desarrollo, desde la perinatalidad hasta el inicio de la edad adulta y todos los trastornos que se pueden presentar a estas edades, tanto los más específicos, como los trastornos del neurodesarrollo, como el resto de trastornos psiquiátricos que suelen iniciarse en la infancia y a lo largo de la adolescencia.
 
También exigir a sus tutores y psiquiatras encargados de su formación, un alto nivel formativo, y realizar rotaciones por todos los recursos asistenciales posibles, hospitalarios (hospitalización total y hospital de día) y comunitarios, y por diferentes unidades específicas (unidades de trastornos del espectro autista, unidades de trastornos de la conducta alimentaria, unidades de primeros episodios psicóticos, etc). Y si el centro donde se forman no dispone de ellos, solicitar rotaciones en otros en los que si las haya.
 
Por otra parte, se han de formar además de en psicofarmacología, en psicoterapia, para poder realizar un tratamiento más global de la enfermedad. Y tener presente que una parte del abordaje terapéutico que va a realizar lo va a hacer con las familias de esos menores. No hay que olvidar que el estado emocional de los niños/as y adolescentes va a depender mucho del estado emocional de los padres.
 
Y finalmente, también estar dispuesto a realizar diferentes intervenciones en ámbitos en los que ese menor se desenvuelve: ámbito educativo, ámbito de protección social, ámbito de justicia, etc. 
 
La pandemia ha puesto, más si cabe, la salud mental en el foco de las principales necesidades de cuidados para la población, ¿cuáles piensa que deberían ser los primeros pasos?
 
Ciertamente la pandemia ha provocado una disminución del bienestar emocional de los ciudadanos. Nos ha obligado a convivir con la incertidumbre, lo que provoca ansiedad, irritabilidad y otras emociones negativas. La incertidumbre no solamente se da en adultos, también los menores se ven afectados. Pero además de este malestar ha habido un aumento de algunas patologías y conductas, como los trastornos de la conducta alimentaria o las conductas autolíticas, que requieren un abordaje estrecho.
 
Y, por otra parte, los menores con patología mental previa son mucho más vulnerables y requieren una atención continuada. Todo ello nos ha hecho reconocer la debilidad de los recursos sanitarios en salud mental, por lo que la inversión en ellos, y especialmente a estas edades, ha de ser en estos momentos prioritaria.
 
El suicidio es la primera causa de muerte en jóvenes, ¿cuáles son las causas de ello? ¿Qué se puede/debe hacer para mejorar esta situación?
 
En el suicidio influyen muchos factores de riesgo, así como la interacción entre ellos, pero es difícil precisar el peso relativo de cada factor en el riesgo de suicidio. En esta conducta, es frecuente la percepción de un intenso malestar emocional que en un momento dado se presenta como insoportable y que lleva al joven a la idea de quitarse la vida. Esto, unido a sentimientos de desesperanza, y, en algunos casos, a conductas impulsivas, puede acabar en la conducta suicida.
 
Sin duda, un porcentaje altísimo de los jóvenes que realizan un suicidio padecen un trastorno psiquiátrico en el momento de su realización, a lo que se pueden añadir otros factores ambientales como maltrato en etapas tempranas u otros acontecimientos traumáticos. Sin duda que ante una tentativa autolítica hay que realizar un abordaje terapéutico agudo y a corto plazo. Y lo que es sumamente necesario es un plan de prevención del suicidio a nivel nacional que detecte precozmente el riesgo suicida, y en el que se ha de considerar a la adolescencia de forma específica para realizar intervenciones comunitarias y sanitarias de prevención. 
 
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