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Dr. Juan Martínez: «¿Qué pasó con la gripe?»

De la pandemia gripal de 2009 aprendimos muchas cosas. Se reforzó el diagnóstico hospitalario, se comenzaron a tratar los casos graves con antivirales, también irrumpió una corriente crítica contra las vacunas. Ahora, la nueva gripe (A/H7N9) nos brinda un nuevo escenario que arranca con una situación similar a la de 2005, como expone en este artículo el Dr. Juan Martínez

Madrid, 10 de abril 2013 (medicosypacientes.com)

«¿Qué paso con la gripe?»
Dr. Juan Martínez

Ha llovido bastante desde 2009. De hecho ¡este año ha llovido muchísimo!, pero esa es otra historia… 2009 fue el año de la pandemia gripal, como recuerdan, y desde entonces han pasado muchas cosas. Entre otras, que cada año ha retornado la gripe, estacionalizada ya, como siempre por invierno.

Según informa el Shangay Daily se acaban de producir casos humanos mortales de gripe aviar, esta vez por un nuevo serotipo de baja patogenicidad en las aves. Se trata de la influenza A/H7N9. Y la noticia ha pasado sin pena ni gloria por los rotativos, justo lo contrario que en 2009. El viernes 5 de abril se confirmaban ya 5 muertes y 11 casos. Comenzaban los sacrificios masivos de aves de corral y el virus se ha aislado también en especies salvajes (una paloma).

La verdad es que mientras esas personas fallecían, otros cientos lo hacían a su vez de hambre, o de sed o de tétanos, en vaya usted a saber dónde, pero lo uno nada tiene que ver con lo otro. Está claro que para la epidemiología y la salud pública del mundo este es un signo de alerta que debe recordarnos que la gripe nunca desaparecerá. De hecho la gripe, en la mayor parte de los casos de forma muy benigna, es la única enfermedad aguda capaz de afectar a casi toda la Humanidad al mismo tiempo.

De la pandemia gripal aprendimos muchas cosas. Se reforzó el diagnóstico hospitalario, generalizándose la PCR. Se comenzaron a tratar los casos graves con antivirales. Se normalizó en EE UU la vacunación antigripal universal. De ella surgieron nuevas amenazas, por ejemplo la del negacionismo o descreimiento masivo y los grupos antivacuna. También irrumpió una corriente crítica de mucho valor: no vale todo lo que se nos cuente, aunque se trate de las autoridades sanitarias, necesitamos pruebas, datos, para poder creer.

La situación actual con la nueva gripe (A/H7N9) es muy semejante a la que se produjo hacia 2005 cuando la variante H5N1 provocó nuevos casos humanos: una zoonosis con susceptibilidad individual humana baja, pero alta letalidad. Implica vigilancia extrema de las cabañas ganaderas; se transmitirá inevitablemente al resto del mundo a través de importaciones ilegales de animales vivos o por el vuelo de aves salvajes; obliga a prever la necesidad de una vacuna, y por el momento nada más. Quizá como recomendación a viajeros, que eviten mercados con aves vivas en China (y pronto en todo el SE asiático).

El salto definitivo hacia una forma transmisible persona-persona (una nueva pandemia) es imprevisible, requiere de varias mutaciones o recombinaciones y no hay ninguna razón para pensar que vaya a ser inminente. Ahora eso sí, se producirá inevitablemente, de nuevo, durante el siglo XXI, desde esta o cualquier otra forma aviar o porcina del virus de la gripe.

Pero, ante futuras pandemias, que espero ya no ver yo, pongamos por caso a finales del siglo, una apreciación, en relación a los datos y las pruebas necesarias: cuando va a llegar un tsunami, más vale correr, aunque luego resulte que aquello fue una ola de surf, una simple leve ondulación.

La película por último, es diferente según quien te la cuente. Una vez, por aquel tiempo, en una cadena de televisión, alguien espetó «la nueva gripe ni mata ni ha matado a nadie». Entonces, el jefe de cuidados intensivos de un conocido hospital bramó «eso no me lo diga a mí, que acabo de ver morir a una joven embarazada de gripe, nada más que por gripe, y no pudimos hacer nada por ella». Un responsable de salud pública, a nuestro lado, seguía callado «no puedo hablar por mi cargo», me decía. Y yo veía que era el mundo al revés. Vencían los ignorantes y descreídos, callaban los responsables de la salud.

Personalmente, yo fui bastante osado, porque desde mi ignorancia, hasta escribí un librito (Gripe A: pandemia gripal 2009. Madrid, Norma-Capitel) para resumir lo poco que leí en aquellos días. Y la gripe cedió y como le oí a un desconsiderado «no vi muchos entierros pasar por las calles». Afortunadamente.

 

 

 


 

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