El doctor J. Antonio Otero, presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, opina en este artículo, publicado recientemente en el Diario El Mundo (Castilla y León) que ha llegado la hora de todos, en el sentido de que ante situaciones tan críticas como la que nos ha venido, «sin haberlo querido ni provocado, no salimos si cada uno no pone lo mejor de si mismo», refiriéndose en concreto al ámbito sanitario
«La hora de todos»
Dr. J. Antonio Otero
Publicado en el Diario El Mundo (Castilla-León)
(«Estoy muy inquieto viendo tanta sandez.» 1931, Carta de G. Marañón a J. Ortega y Gasset)
En mi opinión, una sociedad vertebrada es aquella en la que cada uno, en singular y en sentido colectivo, sabe lo que tiene que hacer y lo hace intentando hacerlo de la mejor manera y cada vez mejor, para beneficio de todos y también de uno mismo; y esto ha de ser aplicable a cualquier sector u ocupación.
Da la impresión de que todos los que estamos en el sector de la Sanidad podemos hacer algo más, y en esto también incluyo a los pacientes, pero siempre decimos que antes alguien debe hacer sus obligaciones como condición necesaria para que los demás nos pongamos en marcha.
Y no nos falta algo de razón, a la vista de los grandes números que, de forma sucinta pero en absoluto demagógica, voy a exponer: El Sistema Nacional de Salud cuesta cada año algo menos de 70.000?, mientras que muchos expertos consideran que el fraude fiscal ronda los 100.000?, por tanto se deberá hacer algo en ese aspecto. Así como el dinero que, por decisión política se dedicó al rescate bancario; este dinero es mucho más que el dinero dedicado a mantener el llamado Estado del Bienestar: Sanidad, Educación y Protección Social. A esto hemos de añadir los sueldos y retribuciones cobrados por hacer poco, según nos han demostrado, en Consejos de Administración de bancos, cajas u otras empresas. Y a nosotros, los comunes se nos pone cara de tontos al ver la poca vergüenza de los beneficiados que todavía son considerados honorables.
Alguien debería ocuparse de esto, pero mientras tanto, si no queremos llegar a un punto en el que no sea posible el arreglo algo deberemos de ir haciendo cada uno.
Exigimos que las estructuras políticas se adecúen a lo que realmente se precisa, prescindiendo de aquellos puestos o personas que no aportan más valor que el de pagar favores políticos. Exigimos también, que las personas que ocupan puestos directivos en centros sanitarios asuman de manera clara y decidida su responsabilidad, proponiendo y favoreciendo nuevas formas de organización, siendo sensibles a las demandas de los profesionales y facilitando que estos puedan desarrollar todas sus capacidades. Al mismo tiempo que detectan y corrigen aquellas situaciones en que las cosas no se hacen de forma correcta, no dando, por ejemplo, curso a cartas de despido redactadas en otros lugares, mal modelo para los que se quedan y mala paga para los que se van.
Pero, sobre todo, cada uno de nosotros ha de hacer lo que sabe que tiene que hacer y además, como siempre, de la mejor manera posible. No podemos conformarnos con ver impasibles las cosas que no funcionan o que lo hacen pero de manera inadecuada, comunicando y exigiendo a los responsables su corrección. También, de esta manera, cumplimos con nuestra parte del contrato y nuestra deontología.
No hacer lo que cada uno tiene que hacer es trampa para todos. Y de situaciones tan críticas como la que nos ha venido, sin haberlo querido ni provocado, no salimos si cada uno no pone lo mejor de si mismo. No hacerlo, esperando que otros lo hagan, es perder un tiempo que puede resultar decisivo.
Esperemos no tener que darle la razón a D. José Ortega y Gasset, como casi siempre, cuando decía «quizás no nos hemos enterado de que esta nuestra España no tiene solución y seguimos creyendo en nuestra ignorancia».
J. Antonio Otero Rodríguez. Médico
