Alrededor de un seis por ciento de menores se han sentido víctimas del «ciberacoso» en España, según datos expuestos por el experto en Medicina Legal Santiago Delgado que participó en la segunda de las sesiones del «Curso de Experto en Ciberseguridad y Privacidad», celebrado en la sede de la OMC en Madrid
Madrid, 30 de enero 2013 (medicosypacientes.com)
Cerca de un seis por ciento de menores se ha sentido víctima del ciberacoso en España, según datos extraídos de estudios realizados y expuestos por el experto en Medicina Legal Santiago Delgado, participante en la segunda de las sesiones del «Curso de Experto en Ciberseguridad y Privacidad», celebrado en la sede de la OMC en Madrid. La intervención de Delgado giró en torno a cómo la Medicina puede ayudar en la investigación cibercriminal.
Uno de los apartados sobre los que centró su intervención fue el de una nueva forma de delito que va en aumento como es el «ciberacoso», entendido éste como «la agresión intencional por parte de un individuo o grupo, usando formas electrónicas de contacto, repetidas veces sobre una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma».
Tomando como referencia el estudio sobre hábitos de seguridad en el uso de las TIC por niños y adolescentes, del Observatorio de la Seguridad de la Información (Inteco), el doctor Delgado recordó que 7 de cada 10 usuarios de redes sociales son menores de 35 años, y de éstos, un 36, 5 por ciento corresponden a edades comprendidas entre los 15 y los 24 años.
Otro de los datos significativos expuestos por este experto durante su conferencia «Aproximación a los perfiles criminológicos en internet», apuntan a que casi un cuatro por ciento de escolares a menudo se ha sentido acosado, mientras un 2,4 reconoce haber acosado a otros compañeros.
El también director del Tratado de Medicina Legal y Ciencias Forenses, explicó que hay una serie de conductas que identifican claramente el ciberacoso: las acciones del perpetrador intentan herir a la víctima; la víctima debe percibir estas acciones como lesivas; las acciones deben mostrarse en patrones repetitivos; y la existencia de un desequilibrio de poder entre el perpetrador y la víctima.
Respecto al perfil del acosador, destacó la acentuada tendencia a abusar de su fuerza y una mayor identificación con el modelo social basado en el dominio y la sumisión; la dificultad para ponerse en el lugar de los demás y falta de empatía; problemas para cumplir normas y malas relaciones con figuras de autoridad; la escasa capacidad de autocrítica, autoestima superior al promedio y ausencia de sentimiento de culpabilidad por el acoso; suele utilizar el acoso como una forma destructiva de obtener protagonismo y compensar exclusiones o fracasos anteriores.
La víctima de este tipo de agresión suele reunir, por su parte, una serie de características entre las que el doctor Delgado señaló: sumisión, inseguridad, escasas habilidades sociales, debilidad física menos destrezas de comunicación y solución de problemas, menor autoestima, y dificultades en el reconocimiento de emociones.
El anonimato juega un papel clave en el problema del ciberacoso, como apuntó este experto, «un individuo puede hacer cosas a través de internet que, probablemente, no se atrevería a realizar en el mundo físico, pese a que las actividades on-line siguen siendo reconocibles y, a través de ellas, queda reflejado el comportamiento de este tipo de personas».
El doctor Delgado insistió a lo largo de su intervención en la importancia que cobra para evitar este tipo de situaciones la prevención, que debe fomentarse en todos los entornos en los que se mueve el menor, fundamentalmente, la escuela y la familia. «Al igual que sucede con las medidas preventivas establecidas para frenar el consumo de alcohol y tabaco, tenemos que dar un paso más en la era de las TIC, fomentar la educación entre los más jóvenes y enseñarles los mejores hábitos en relación con el ciberespacio».
Y es que, como concluyó, el ordenador, desde el punto de vista médico, se torna como «un archivo conductual que pueden ayudar a médicos a perfilar de manera clave una investigación sobre agresores, a través de las huellas o rastros que quedan alojados en la red».
